Herdin miro a Hanson con asombro.
– ?Tengo que volver a explicarlo todo?
– Sera lo mejor -dijo Hanson.
– Es una historia larga -empezo Herdin con indecision.
– ?Como te llamas? -pregunto Kurt Wallander-. Creo que es mejor que empecemos por ahi.
– Lars Herdin. Tengo una granja de veinte hectareas al lado de Hagestad. Intento ganarme la vida con reses de matadero. Pero me da para lo justo.
– Tengo sus datos de nacimiento -intervino Hanson, y Kurt Wallander imaginaba que tendria prisa por volver a sus programas de carreras.
– Si lo he entendido bien, has venido aqui porque consideras que tienes informacion relacionada con el asesinato del matrimonio Lovgren -dijo Kurt Wallander, y deseo haberse expresado con mas sencillez.
– Claro que era por el dinero -dijo Lars Herdin.
– ?Que dinero?
– ?Todo el dinero que tenian!
– ?Puedes expresarte con mas claridad?
– El dinero aleman.
Kurt Wallander miro a Hanson, el cual se encogio de hombros discretamente. Kurt Wallander lo interpreto como si hubiera que tener paciencia.
– Deberemos entrar en mas detalles -dijo-. ?No crees que podrias explicarte con mas detenimiento?
– Lovgren y su padre ganaron dinero durante la guerra -explico Lars Herdin-. Criaban a escondidas animales de matadero en unos pastos que hay alla arriba en Smaland. Y compraron caballos viejos y jubilados. Luego los vendieron en el mercado negro a Alemania. Ganaron grandes sumas de dinero con la carne. Nunca los descubrieron. Y Lovgren era avaro y astuto. Invertia el dinero y se multiplico con los anos.
– ?Te refieres al padre de Lovgren?
– Ese murio justo despues de la guerra. Quiero decir Lovgren.
– ?O sea que los Lovgren eran adinerados?
– No la familia. Solo Lovgren. Ella no sabia nada del dinero.
– ?Ocultaba lo del dinero a su mujer?
Lars Herdin asintio con la cabeza.
– A nadie le han tomado tanto el pelo como a mi hermana -dijo.
Kurt Wallander levanto las cejas asombrado.
– Maria Lovgren era mi hermana. La mataron porque el habia escondido una fortuna.
Kurt Wallander notaba su amargura poco disimulada. «Quiza si que fue por odio», penso.
– ?Y este dinero lo guardaban en casa?
– Solo a veces -contesto Lars Herdin.
– ?A veces?
– Cuando sacaba sus grandes sumas de dinero.
– ?Podrias intentar explicarte con mas detalle?
De repente fue como si algo explotara dentro del hombre del traje gastado.
– Johannes Lovgren era una bestia -dijo-. Es mejor ahora que ya no esta. Pero que Maria tuviera que morir, eso no se lo perdonare nunca…
El arrebato de Lars Herdin llego tan de repente que ni Hanson ni Kurt Wallander tuvieron tiempo de reaccionar. Lars Herdin tomo un cenicero de cristal grueso de la mesa que tenia a su lado y lo lanzo con toda su fuerza contra la pared, justo al lado de la cabeza de Kurt Wallander. Trozos de cristal volaron y Kurt Wallander sintio que una esquirla de cristal le habia dado en el labio superior.
Despues del estallido la calma era abrumadora.
Hanson se levanto de la silla y parecia preparado para echarse encima de Lars Herdin. Pero Kurt Wallander alzo la mano para pararle y Hanson se sento otra vez.
– Pido disculpas -dijo Lars Herdin-. Si hay una escoba y un recogedor quitare los cristales. Lo pagare.
– De esto se haran cargo las senoras de la limpieza -dijo Kurt Wallander-. Es mejor que sigamos hablando tu y yo.
Lars Herdin parecia totalmente tranquilo de nuevo.
– Johannes Lovgren era una bestia -repitio otra vez-. Hacia ver que era como los demas. Pero solo pensaba en el dinero que el y su padre habian conseguido con enganos durante la guerra. Podia quejarse de lo caro que estaba todo y de que los campesinos eran tan pobres. Pero tenia su dinero que crecia y crecia.
– ?Y ese dinero lo tenia en el banco?
Lars Herdin se encogio de hombros.
– En el banco, en acciones, bonos, que se yo.
– ?Por que a veces guardaba el dinero en casa?
– Johannes Lovgren tenia una amante -dijo Lars Herdin-. Una mujer en Kristianstad con la que tuvo un hijo en los anos cincuenta. Eso tampoco lo sabia Maria. Ni lo de la mujer ni lo del nino. El dinero que le daba a ella cada ano era mas que lo que Maria habria gastado en toda su vida.
– ?De cuanto dinero se trataba?
– Veinticinco, treinta mil coronas. Dos o tres veces al ano. Sacaba el dinero en efectivo. Luego buscaba una excusa adecuada y se iba a Kristianstad.
Kurt Wallander se quedo pensando en lo que acababa de oir.
Intento decidir que cuestiones eran las mas importantes. Tardarian horas en desenredar todos los detalles.
– ?Que dijeron en el banco? -pregunto a Hanson.
– Si no tienes todos los documentos en regla, el banco no suele decir nada -explico Hanson-. No me dejaron ver sus saldos. Pero a una cosa si me contestaron. Si habia estado en el banco ultimamente.
– ?Y que?
Hanson afirmo con la cabeza.
– El jueves pasado. Tres dias antes de que alguien lo sacrificara.
– ?Seguro?
– Una de las cajeras conocia su aspecto.
– ?Y habia sacado una gran suma de dinero?
– No quisieron contestar de inmediato. Pero la cajera asintio con la cabeza cuando el director del banco nos dio la espalda.
– Tendremos que hablar con la fiscal cuando hayamos puesto este testimonio por escrito -dijo Kurt Wallander-. Para poder entrar en sus saldos y tener una vision global de la situacion.
– Dinero ensangrentado -dijo Lars Herdin.
Kurt Wallander se preguntaba si volveria a tirar algo cerca de donde el estaba.
– Quedan muchas preguntas -dijo-. Pero en este momento hay una mas importante que todas las demas. ?Como sabes tu todo esto? Eso que afirmas que Johannes Lovgren mantenia oculto a su propia mujer. ?Como lo sabes?
Lars Herdin no contesto a la pregunta. Bajo la vista en silencio al suelo.
Kurt Wallander miro a Hanson, que negaba con la cabeza.
– Tendras que contestar a la pregunta -dijo Kurt Wallander.
– No tengo por que contestarla -arguyo Lars Herdin-. Yo no los mate. ?Mataria a mi propia hermana?
Kurt Wallander intento acercarse a la pregunta desde otro angulo.
– ?Cuanta gente sabe lo que acabas de contar? -pregunto.
Lars Herdin no contesto.
– Lo que digas se quedara entre estas paredes -continuo Kurt Wallander.
Lars Herdin miraba al suelo.
Instintivamente, Kurt Wallander sintio que debia esperar.
– Ve a buscarnos un poquito de cafe -dijo a Hanson-. A ver si hay algo de bolleria dulce tambien.
Hanson desaparecio por la puerta.
Lars Herdin continuaba con la vista fija en el suelo y Kurt Wallander esperaba.