un policia llamase a un contacto suyo de la Television Sueca y contase lo que se habia dicho en una reunion interna del grupo de investigacion. Tampoco podrian probarse irregularidades en caso de que la Television Sueca hubiera pagado a su informador secreto. Kurt Wallander se pregunto por un momento como contabilizaba la Television Sueca una partida de gastos de ese tipo.

Luego penso que Bjork, probablemente, no estaria interesado en cuestionar la lealtad interna cuando se encontraban en medio de la investigacion de un homicidio.

A la segunda copa de whisky habia vuelto a meditar sobre el autor o autores del soplo. Aparte de si mismo, solo podria descartar a Rydberg con seguridad. Pero ?por que es taba tan seguro de Rydberg? ?Podia conocerlo a el mas a fondo que a los demas?

La tormenta habia provocado un corte de luz y en aquel momento estaba solo en la oscuridad.

Los pensamientos relacionados con la pareja muerta, con Lars Herdin y con el extrano nudo corredizo se mezclaban con aquellos asociados a Sten Widen, Mona, Linda y su viejo padre. Desde dentro de la oscuridad le hacia senas lo absurdo e inutil de la vida. Una cara ironica que se reia de sus vanos esfuerzos por dominar su vida…

Se desperto cuando volvio la luz. Vio en el reloj que habia dormido mas de una hora. El disco daba vueltas en el plato del tocadiscos. Vacio la copa y fue a acostarse a la cama.

«Tengo que hablar con Mona», penso. «Tengo que hablar con ella sobre todo lo que ha pasado. Y tengo que hablar con mi hija. Tengo que visitar a mi padre para ver lo que puedo hacer por el. En medio de todo esto tambien deberia atrapar a un asesino…»

Debio de dormirse otra vez. Creia que estaba en su despacho cuando sono el telefono. Medio dormido, fue dando traspies hasta la cocina y cogio el auricular. ?Quien lo llamaba a las cuatro y cuarto de la madrugada?

Antes de contestar, penso por un instante que desearia que fuese Mona la que llamaba.

Primero le parecio que el hombre que hablaba le recordaba a Sten Widen.

– Solo teneis tres dias para reparar el error -amenazo el hombre.

– ?Quien es usted? -pregunto Kurt Wallander.

– No importa quien sea -contesto el hombre-. Soy uno de los diez mil salvadores.

– Me niego a hablar con alguien sin saber quien es -dijo Kurt Wallander, que ya estaba completamente despierto.

– No cuelgue -dijo el hombre-. Ahora teneis tres dias para reparar el hecho de que habeis guardado las espaldas a unos delincuentes extranjeros. Tres dias, pero ni uno mas.

– No se de que me hablas -replico Kurt Wallander y sintio un malestar al oir la voz desconocida.

– Tres dias para atrapar a los asesinos y mostrarlos -dijo el hombre-. Si no, nos encargaremos nosotros.

– ?Encargarse de que? ?Quienes?

– Tres dias. Ni uno mas. Despues empezara a arder.

La comunicacion se corto.

Kurt Wallander encendio la lampara de la cocina y se sento a la mesa. Escribio la conversacion en un viejo bloc que Mona solia usar para las listas de la compra. En la parte de arriba del bloc ponia «Pan». Lo que habia escrito debajo no se podia leer.

No era la primera amenaza anonima que Kurt Wallander recibia en sus muchos anos como policia. Un hombre que consideraba que lo habian condenado injustamente lo habia acosado con cartas insinuantes y llamadas nocturnas unos anos antes. Entonces fue Mona la que se canso y le exigio que reaccionase. Kurt Wallander envio a Svedberg para que convenciera al hombre de que le caeria una condena larga si la persecucion no cesaba. En otra ocasion alguien le rajo los neumaticos del coche.

Pero el mensaje de aquel hombre era diferente.

Algo arderia, decia. Kurt Wallander comprendio que podria ser cualquier cosa, desde los campos de refugiados hasta los restaurantes o pisos cuyos propietarios fueran extranjeros.

Tres dias. O tres dias y tres noches. Esto significaba el viernes o, a mas tardar, el sabado dia 13.

Se acosto de nuevo en la cama e intento dormir. El viento barria y azotaba las paredes.

?Como iba a poder dormir cuando en realidad solo estaba esperando a que el hombre volviera a llamar?

A las seis y media ya estaba de nuevo en la comisaria. Intercambio unas palabras con el guardia, que le dijo que la noche habia sido tranquila a pesar de la tormenta. Un camion habia volcado a la entrada de Ystad y unos andamios se habian caido en Skarby. Eso era todo.

Se fue por un cafe y entro en su despacho. Con una vieja maquina de afeitar se froto las mejillas hasta dejarlas limpias. Luego salio a buscar los periodicos de la manana. Cuanto mas los miraba, mas contrariado se sentia. A pesar de que la noche anterior habia hablado por telefono con varios periodistas hasta ultima hora, los desmentidos de que la policia se concentraba en investigar a unos ciudadanos extranjeros eran muy vagos e incompletos. Era como si los periodicos aceptaran la verdad con reticencias.

Decidio convocar otra conferencia de prensa esa misma tarde y presentar un informe sobre el estado de la investigacion. Ademas, denunciaria la amenaza anonima que habia recibido durante la noche.

Tomo una carpeta de una estanteria detras, de el. Alli guardaba informacion sobre las diversas viviendas de refugiados que habia en los alrededores. Aparte del gran campo de refugiados de Ystad habia unas cuantas unidades de menor tamano esparcidas por el distrito.

Pero ?que era lo que indicaba que seria justo un campo de refugiados en el distrito policial de Ystad? Nada. Ademas, la amenaza podria estar dirigida a un restaurante o a una vivienda. ?Cuantas pizzerias habia por ejemplo alrededor de Ystad? ?Quince? ?Mas?

Estaba completamente seguro de una cosa. La amenaza nocturna debia tomarla en serio. Durante el ultimo ano habian ocurrido demasiados actos vandalicos que confirmaban que en el pais habia fuerzas mas o menos organizadas que no dudaban en valerse de la violencia contra los ciudadanos extranjeros o los refugiados que pedian asilo politico.

Miro el reloj. Las ocho menos cuarto. Levanto el auricular y marco el numero de la casa de Rydberg. Despues de diez tonos colgo. Rydberg estaba de camino.

Martinson asomo la cabeza por la puerta.

– Hola -dijo-. ?Cuando tenemos la reunion hoy?

– A las diez -contesto Kurt Wallander.

– ?Que tiempo hace!

– Con tal que no nieve, no me importa el viento.

Mientras esperaba a Rydberg, busco la nota que le habia dado Sten Widen. Despues de la visita de Lars Herdin, comprendio que quiza no era extrano que alguien le hubiera dado de comer al caballo durante la noche. Si los asesinos se encontraban entre los conocidos o incluso entre los familiares de Johannes y Maria Lovgren, era normal que conocieran la existencia del caballo. ?Sabrian tambien que Johannes Lovgren solia ir a la cuadra por la noche?

Tenia una vaga idea de lo que Sten Widen podria aportar. ?No seria el miedo a perder el contacto con el definitivamente la principal razon para haberlo llamado?

Nadie contesto a pesar de que espero durante mas de un minuto. Colgo y decidio intentarlo un poco mas tarde. Tambien esperaba despachar otra llamada antes de que llegara Rydberg. Marco el numero y espero.

– Fiscalia -contesto una voz alegre de mujer.

– Soy Kurt Wallander. ?Tienes a Akeson por ahi?

– Esta en excedencia esta primavera. ?Lo habias olvidado?

Lo habia olvidado. Se le habia ido de la cabeza que el fiscal del distrito haria un curso de postgrado. A pesar de que habian cenado juntos a finales de noviembre.

– Te puedo poner con su sustituto si quieres -dijo la recepcionista.

– Si, por favor -contesto Kurt Wallander.

Para su asombro, era una mujer la que contesto.

– Anette Brolin.

– Quisiera hablar con el fiscal -dijo Kurt Wallander.

– Soy yo -contesto la mujer-. ?De que se trata?

Kurt Wallander se dio cuenta de que no se habia presentado. Dijo su nombre y continuo:

– Se trata del doble asesinato. Pense que ya era hora de presentar un informe a las autoridades fiscales.

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