Sintio que aun no tenia fuerzas para estar sobrio.

«Soy una mierda de policia», penso.

«Un policia de dudosa reputacion.»

La camarera volvio a llenarle la taza de cafe. Se imagino que se registraba en el hotel y que ella acudia. Detras de las cortinas cerradas olvidaria que existia, lo olvidaria todo a su alrededor, se hundiria en un paisaje que nada tenia que ver con la realidad.

Se acabo el cafe y tomo su portafolios. Todavia le quedaba un rato para estudiar el material de la investigacion. Llevado por una sensacion de angustia, salio a la recepcion y llamo a la comisaria de Ystad. Ebba contesto.

– ?Lo pasaste bien anoche? -pregunto.

– No podria haber ido mejor -contesto-. Y gracias otra vez por la ayuda con el traje.

– Cuando quieras.

– Estoy llamando desde el Hotel Svea de Simrishamn. Por si hay algo. Mas tarde me ire con Boman, el de la policia de Kristianstad. Pero ya te llamare.

– Todo esta tranquilo. No ha pasado nada en los campos de refugiados.

Acabo la conversacion y entro en el retrete a lavarse la cara. Evito mirarse en el espejo. Con las yemas de los dedos noto el chichon en la frente. Le dolia. Pero ya casi no le escocia el brazo.

Solo cuando se estiraba notaba el dolor del muslo.

Al volver al comedor pidio el desayuno. Mientras comia, ojeo todos sus papeles.

Goran Boman era puntual. A las nueve en punto entro en el comedor.

– ?Vaya tiempo! -dijo.

– Al menos es mejor que una tormenta de nieve -contesto Kurt Wallander.

Mientras Goran Boman tomaba cafe comentaron lo que harian durante el dia.

– Parece que tenemos suerte -dijo Goran Boman-. A la mujer de Gladsax y a las dos de Kristianstad podremos encontrarlas sin problemas.

Empezaron con la mujer de Gladsax.

– Se llama Anita Hessler -explico Goran Boman-. Cincuenta y ocho anos. Se volvio a casar hace un par de anos con un agente inmobiliario.

– ?Hessler es su nombre de soltera? -pregunto Kurt Wallander.

– Ahora se llama Johanson. Su marido se llama Klas Johanson. Viven en una urbanizacion en las afueras del pueblo. La hemos investigado un poco. Por lo que parece, es ama de casa.

Miro sus papeles.

– El nueve de marzo de 1951 tuvo un hijo en la maternidad de Kristianstad. A las 4.13, para ser exactos. Por lo que veo es su unico hijo. Pero Klas Johanson tiene cuatro hijos de un matrimonio anterior. Ademas, es seis anos mas joven que ella.

– Su hijo tiene, por lo tanto, treinta y nueve anos -dijo Kurt Wallander.

– Le pusieron el nombre de Stefan -dijo Goran Boman-. Vive en ?hus y trabaja como funcionario de hacienda en Kristianstad. Economia estable. Casa adosada, esposa, dos hijos.

– ?Los funcionarios de hacienda suelen cometer homicidios? -pregunto Kurt Wallander.

– No muy a menudo -contesto Goran Boman.

Se fueron a Gladsax. El aguanieve se habia convertido en una llovizna. Justo antes de la entrada del pueblo, Goran Boman giro a la izquierda.

La urbanizacion destacaba mucho entre las blancas casas bajas del pueblo. Kurt Wallander penso que parecia un barrio elegante de las afueras de cualquier gran ciudad.

La casa estaba al final de una fila de viviendas. Una imponente antena parabolica descansaba sobre una base de cemento cerca de la casa. El jardin se veia bien cuidado. Se quedaron unos minutos mirando la construccion de ladrillos rojos. Habia un Nissan blanco aparcado en la rampa del garaje.

– El marido no estara en casa -dijo Goran Boman-. Tiene su despacho en Simrishamn. Se ve que se ha especializado en vender casas a gente adinerada de Alemania Occidental.

– ?Eso esta permitido? -pregunto Kurt Wallander con asombro.

Goran Boman se encogio de hombros.

– Testaferros -dijo-. Los alemanes del oeste pagan bien y los permisos de compra estan en manos suecas. Hay personas en Escania que viven de hacerse responsables de propiedades ilegales.

De repente se movio la cortina. Fue tan leve que solo un ojo bien entrenado de policia podia notarlo.

– Hay alguien en casa -dijo Kurt Wallander-. ?Hacemos una visita?

La mujer que abrio era excepcionalmente atractiva. Vestia un traje de deporte amplio, pero irradiaba personalidad. Kurt Wallander penso enseguida que no parecia sueca.

Tambien penso que la presentacion podria ser tan importante como todas las preguntas juntas.

?Como reaccionaria al decirle que eran policias?

Lo unico que pudo ver fue que alzo ligeramente las cejas. Luego sonrio ensenando una perfecta linea de dientes blancos. Kurt Wallander se pregunto si Goran Boman estaba en lo cierto. ?Tenia cincuenta y ocho anos? Si no lo supiera, le habria puesto unos cuarenta y cinco.

– Que sorpresa -dijo-. Pasen.

Entraron en un salon decorado con gusto. Las paredes estaban cubiertas de librerias repletas. Uno de los televisores mas exclusivos de Bang amp; Olufsen descansaba en un rincon. En un acuario nadaban peces atigrados. A Wallander le costaba relacionar aquel salon con Johannes Lovgren. No habia nada que permitiera sospechar que habian estado relacionados.

– ?Puedo invitarles a tomar algo? -pregunto la mujer.

Contestaron negativamente y se sentaron.

– Hemos venido a hacerle unas preguntas rutinarias -empezo Wallander-. Yo me llamo Kurt Wallander y este es Goran Boman, de la policia de Kristianstad.

– Que interesante recibir una visita de la policia -dijo la mujer, que continuaba sonriendo-. Aqui en Gladsax nunca pasa nada inesperado.

– Solo queremos preguntarle si usted conoce a un tal Johannes Lovgren -dijo Kurt Wallander.

Ella lo miro con sorpresa.

– ?Johannes Lovgren? No. ?Quien es?

– ?Esta usted segura?

– ?Claro que estoy segura!

– Fue asesinado junto con su esposa en un pueblo que se llama Lenarp hace unos dias. ?No lo ha visto en los periodicos?

Su asombro parecia genuino.

– Ahora no entiendo nada -dijo-. Recuerdo haber visto algo en los periodicos. Pero ?que tiene que ver conmigo?

«No», penso Kurt Wallander mirando a Goran Boman, que parecia de la misma opinion. «?Que tiene que ver ella con Johannes Lovgren?»

– En 1951 usted tuvo un hijo en Kristianstad -dijo Goran Boman-. En todos los documentos usted ha dado la informacion de padre desconocido. ?No sera por casualidad un hombre llamado Johannes Lovgren ese padre desconocido?

Los miro un buen rato antes de contestar.

– No entiendo por que lo preguntan -contesto-. Y tampoco entiendo la relacion que existe con el granjero asesinado. Pero si les es de alguna ayuda, les dire que el padre de Stefan se llamaba Rune Stierna. Estaba casado con otra. Yo sabia donde me metia, y elegi darle las gracias por el nino manteniendo su identidad en secreto. Murio hace doce anos. Y Stefan tuvo una buena relacion con su padre durante toda su juventud.

– Comprendo que las preguntas puedan parecer extranas -dijo Kurt Wallander-. Pero a veces tenemos que hacerlas.

Preguntaron unas cuantas cosas mas al tiempo que tomaban nota. Despues acabaron.

– Espero que nos disculpe por haberla molestado -se excuso Kurt Wallander al levantarse de la silla.

– ?Cree usted que digo la verdad? -pregunto de pronto.

– Si -contesto Kurt Wallander-. Creemos que dice la verdad. Pero si no lo ha hecho, tarde o temprano lo

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