– No vi a nadie mas. Pero no creo que estuviera solo.
– ?Por que no lo crees?
– Era como si estuviera esperando a alguien.
– ?Ese hombre llevaba un arma?
La mujer medito de nuevo.
– Puede que tuviera un paquete marron a los pies -dijo-. Aunque quizas era solo lodo.
– ?Que ocurrio despues de que vieras al hombre?
– Segui hacia casa lo mas rapidamente que pude.
– ?Por que tenias tanta prisa?
– No es bueno cruzarse con hombres desconocidos en el bosque.
Kurt Wallander asintio con la cabeza.
– ?Viste algun coche?
– No. Ningun coche.
– ?Puedes describir al hombre con mas detalle?
Penso mucho rato antes de contestar. El nino dormia en los brazos del interprete.
– Parecia fuerte -dijo-. Creo que tenia las manos grandes.
– ?Que color de pelo tenia? El poco que le quedaba.
– Color sueco.
– ?Color rubio?
– Si. Y era calvo asi.
Dibujo una media luna en el aire.
Despues la dejaron volver al campo. Wallander fue a buscar una taza de cafe. Svedberg pregunto si queria una pizza. El dijo que si.
A las nueve menos cuarto de la noche se reunieron los policias en el comedor. Kurt Wallander los encontro a todos con buena cara, excepto a Naslund. Estaba resfriado y tenia fiebre, pero se nego tercamente a irse a casa.
Mientras compartian las pizzas y los bocadillos, Kurt Wallander intento hacer un resumen. Habia quitado un cuadro de una de las paredes y proyectaba la imagen de un mapa. Habia puesto una cruz en el lugar del crimen y habia dibujado las posiciones y movimientos de los dos testigos.
– No estamos totalmente en blanco -empezo-. Tenemos la hora y dos testigos fidedignos. Unos minutos antes de oir los disparos, el testigo femenino ve a un hombre vestido con un mono azul de pie en un campo al lado de la carretera. Encaja exactamente con el tiempo que debe de haber tardado el muerto en llegar hasta este punto. Luego sabemos que el asesino ha desaparecido en un Citroen y que se ha dirigido hacia el sudoeste.
La exposicion se interrumpio cuando Rydberg entro en el comedor. Los policias reunidos soltaron unas carcajadas. Rydberg estaba cubierto de lodo hasta el cuello. Se quito los zapatos sucios y mojados de una patada y acepto el bocadillo que le ofrecieron.
– Llegas justo a tiempo -dijo Kurt Wallander-. ?Que has encontrado?
– He buscado a cuatro patas en el lodo de aquel campo durante dos horas -contesto Rydberg-. La rumana pudo senalar con bastante exactitud el lugar donde aguardaba el hombre. Tenemos huellas de pisadas. De botas de goma. Y eso es lo que la testigo dijo que llevaba. Botas de goma normales de color verde. Luego encontre el corazon de una manzana.
Rydberg se saco una bolsa de plastico del bolsillo.
– Con un poco de suerte encontraremos huellas digitales -aseguro.
– ?Se pueden tomar las huellas digitales en el corazon de una manzana? -pregunto Wallander, sorprendido.
– Se pueden tomar las huellas digitales en cualquier cosa -dijo Rydberg-. Puede haber un pelo, un poco de saliva, fragmentos de la piel.
Coloco la bolsa de plastico encima de la mesa, con cuidado, como si fuera una figura de porcelana.
– Luego segui las pisadas -continuo-. Y si este hombre que come manzanas es el asesino, creo que ocurrio de este modo.
Rydberg saco su boligrafo del bloc de notas y se puso al lado de la imagen proyectada.
– El vio venir al somali por la carretera. Entonces tiro la manzana y salio a la carretera directamente delante de el. Me parecio ver que las botas arrastraron un poco de lodo hasta la carretera. Alli disparo dos veces a una distancia de unos cuatro metros. Luego se dio la vuelta y corrio unos cincuenta metros a lo largo de la carretera desde el lugar del crimen. La carretera hace un giro alli y ademas hay una pequena entrada, cosa que posibilita que un coche de la vuelta. En efecto, alli habia huellas de un coche. Aparte de eso, encontre dos colillas. -Saco otra bolsa de plastico del bolsillo-. Despues, el hombre se metio en el coche y se fue hacia el sur. Asi creo que ocurrio. Por lo demas, pienso enviar la factura de la tintoreria a la policia.
– Yo te servire de testigo -prometio Kurt Wallander-. Pero ahora vamos a pensar.
Rydberg levanto la mano como si estuviera en el colegio.
– He tenido un par de ideas -dijo-. Primero estoy seguro de que eran dos. Uno que esperaba y otro que disparo.
– ?Por que crees eso?
– La persona que elige comer una manzana en una situacion importante no suele ser un fumador. Creo que habia una persona esperando en el coche. Un fumador. Y un asesino comiendo una manzana.
– Parece razonable.
– Ademas, me da la sensacion de que estaba muy bien planeado. No hace falta averiguar mucho para saber que los refugiados de Hageholm utilizan esta carretera para pasear. La mayoria de las veces van en grupo, supongo. Pero de vez en cuando alguien va solo. Y si entonces te vistes como un granjero, nadie lo encontrara sospechoso. Asimismo, el lugar estaba bien elegido, si pensamos en que el coche podia esperar en el camino de al lado sin que lo vieran. Por tanto creo que esta barbaridad fue una ejecucion a sangre fria. Lo unico que no sabian los asesinos era quien vendria solo por la carretera. Y tampoco les importo.
El comedor se quedo en silencio. El analisis de Rydberg habia sido tan claro que nadie tenia nada que objetar. El caracter despiadado del crimen era patente.
Fue Svedberg quien al final rompio el silencio.
– Ha llegado un mensajero con una casete del periodico
Alguien fue a buscar un radiocasete.
Kurt Wallander reconocio la voz de inmediato. Era el mismo hombre que le habia llamado dos veces amenazandole.
– Enviaremos esta cinta a Estocolmo -dijo Kurt Wallander-. A lo mejor obtienen algo analizandola.
– Creo que deberiamos averiguar que clase de manzana comio -opino Rydberg-. Con un poco de suerte podremos encontrar la tienda donde la compro.
Mas tarde empezaron a hablar del motivo.
– Xenofobia -expuso Kurt Wallander-. Pueden ser tantas cosas. Pero supongo que tendremos que indagar en estos movimientos que hay de nuevos suecos. Obviamente hemos entrado en una fase nueva y mas peligrosa. Ya no pintan frases propagandisticas por las calles. Ahora se tiran bombas incendiarias y se mata. Pero en absoluto creo que sean las mismas personas las que han hecho esto y las que incendiaron las barracas aqui en Ystad. Todavia opino que fue una chiquillada o un acto temerario de unos borrachos que se habian enfadado con tanto refugiado. Este asesinato es otra cosa. O bien son personas que trabajan solas. O bien pertenecen de alguna manera a un movimiento. Y es ahi donde vamos a sacudirlos. Saldremos a pedir a la gente que nos ayude. Pedire recursos a Estocolmo para catalogar estos movimientos de nuevos suecos. Este asesinato pertenece a la categoria de emergencia nacional. Eso significa que dispondremos de todos los recursos que hagan falta. Ademas, alguien tiene que haber visto ese Citroen.
– Hay un club de propietarios de coches Citroen -dijo Naslund con voz ronca-. Podemos comparar su registro con el de las matriculas de coches. Los que son socios de ese club conoceran todo Citroen que se mueva en este pais.
Se repartieron el trabajo. Eran casi las diez y media cuando acabaron la reunion. Nadie pensaba en irse a casa. Kurt Wallander improviso una conferencia de prensa en la recepcion de la comisaria. Insistio de nuevo en