libre.

Naslund llamo a las cinco y Kurt Wallander pudo oir que estaba bebido. Pregunto si habia pasado algo, y si podia ir a una fiesta en Skillinge. Wallander le dio permiso.

Llamo al hospital dos veces para preguntar por el estado de su padre. Le dijeron que estaba cansado y ausente.

Poco despues de la conversacion con Naslund, llamo a Sten Widen. Una voz que Wallander reconocio contesto:

– Soy quien te ayudo con la puerta del granero -dijo-. El que tu adivinaste que era policia. Quisiera hablar con Sten si esta por ahi.

– Esta en Dinamarca comprando caballos -contesto la chica, que se llamaba Louise.

– ?Cuando vuelve?

– Quiza manana.

– ?Puedes decirle que me llame?

– Lo hare.

La conversacion se acabo. Kurt Wallander tuvo la sensacion de que Sten Widen en absoluto se encontraba en Dinamarca. Tal vez estaba al lado de la chica escuchando.

Tal vez estuvieran en aquella cama deshecha cuando llamo.

Rydberg no se ponia en contacto con el.

Dejo su informe a uno de los policias, que prometio darselo a Bjork en cuanto bajara del avion en Sturup aquella misma noche.

Luego repaso las facturas que habia olvidado pagar a final de mes. Relleno un monton de giros postales y los puso junto con un cheque en el sobre marron. Comprendio que aquel mes no podria comprarse ni el video ni el equipo de musica.

Mas tarde contesto una encuesta sobre si tenia la intencion de participar en una salida a la opera del Det Kongelige en Copenhague a finales de febrero. Contesto que si. Woyzeck era una de las operas que nunca habia visto en escena.

A las ocho leyo el informe de Svedberg sobre el accidente de Bjaresjo. Comprendio enseguida que no habia razon para formular una denuncia. La mujer salio a la calzada delante de un coche que iba a poca velocidad. El granjero que lo llevaba era de conducta irreprochable. Diferentes testigos eran unanimes. Hizo una anotacion para dar el informe a Anette Brolin despues de la autopsia de la mujer.

A las ocho y media, dos hombres empezaron una pelea en un bloque de pisos a las afueras de Ystad. Peters y Noren rapidamente lograron separar a los pendencieros. Eran dos hermanos conocidos por la policia. Se peleaban unas tres veces al ano.

Un galgo fue registrado como desaparecido en Marsvinsholm. Como lo habian visto correr hacia el oeste, envio la denuncia a los companeros en Skurup.

A las diez dejo la comisaria. Hacia frio y el viento llegaba a rafagas. El cielo estrellado estaba limpido. Aun no nevaba. Se fue a casa, se abrigo con ropa interior de invierno y se puso un gorro de lana. Distraidamente rego las marchitas plantas de la ventana de la cocina. Luego se fue a Malmo.

Noren estaba de guardia durante la noche. Kurt Wallander prometio llamarlo varias veces. Pero Noren probablemente estaria ocupado con Bjork, que regresaria y se enteraria de que sus vacaciones habian llegado a su fin.

Kurt Wallander se paro en un motel en Svedala. Dudo un rato antes de decidirse a cenar tan solo una ensalada. No estaba seguro de que fuera la ocasion apropiada para cambiar sus costumbres alimenticias. Mas bien sabia que correria el riesgo de dormirse si comia demasiado ante una noche en vela.

Tomo varias tazas de cafe bien cargado despues de comer. Una senora mayor se acerco a venderle la revista Atalaya. Compro un ejemplar pensando que seria una lectura suficientemente aburrida para durarle toda la noche.

Poco despues de las once, entro de nuevo en la E 14 y continuo los ultimos kilometros hasta Malmo. De repente empezo a dudar del sentido de la mision que le habia asignado a Rydberg y que el mismo habia asumido. ?Cuanto credito tenia derecho a dar a su intuicion? ?No deberian bastar las objeciones de Hanson y Rydberg para desistir de aquella vigilancia nocturna?

Se sentia inseguro, indeciso.

Y la ensalada no era suficiente comida para el.

Eran las once y media pasadas cuando entro en la calle que cruzaba la de la casa adosada amarilla donde vivia Rune Bergman. Al salir se bajo el gorro para taparse las orejas en aquella noche fria. Las casas a su alrededor estaban a oscuras. En la distancia se oia el chirrido de las ruedas de un coche. Se mantuvo en la sombra y entro en la calle que se llamaba Rosenallen.

Casi enseguida descubrio a Rydberg, que estaba al lado de un castano alto. El tronco era tan grueso que daba sombra a todo el hombre. Wallander lo descubrio solo gracias a que era el unico escondrijo posible desde donde se podia controlar toda la casa amarilla.

Kurt Wallander se deslizo en la sombra del gran tronco. Rydberg tenia frio. Se frotaba las manos y golpeaba el suelo con los pies.

– ?Ha pasado algo? -pregunto Kurt Wallander.

– No mucho en doce horas -contesto Rydberg-. A las cuatro se fue a una tienda a comprar. Dos horas mas tarde salio a cerrar la verja, que se habia abierto por el viento. Pero esta alerta. Me pregunto si, a fin de cuentas, no tendras razon.

Rydberg senalo una casa junto a la de Rune Bergman.

– Esta vacia -dijo-. Desde dentro del jardin se domina la calle y la puerta de atras. Por si se le ocurriera salir por alli. Hay un banco donde sentarse. Si llevas ropa de abrigo.

Kurt Wallander habia visto una cabina de telefonos camino de la casa de Bergman. Le dijo a Rydberg que llamara a Noren. Si no habia pasado nada importante podia irse en su coche a casa.

– Vendre sobre las siete. No te mueras de frio.

Desaparecio sin hacer ruido. Kurt Wallander estuvo un rato observando la casa amarilla. Habia luz en dos ventanas, una en el piso inferior y una en el superior. Las cortinas estaban corridas. Miro el reloj. Tres minutos pasada la medianoche. Rydberg no habia vuelto. Por tanto, todo estaba tranquilo en la comisaria de Ystad.

Cruzo la calle deprisa y abrio la verja del jardin de la casa vacia. Anduvo a tientas en la oscuridad hasta encontrar el banco que Rydberg habia mencionado. Desde alli podia verlo todo bien. Para mantener el calor, empezo a caminar, cinco pasos en una direccion, cinco pasos en la otra.

Cuando volvio a mirar el reloj era la una menos diez. La noche seria larga. Ya tenia frio. Intento dejar pasar el tiempo observando las estrellas del cielo. Si le dolia la nuca, volvia a caminar de arriba abajo.

A la una y media se apago la luz del piso de abajo. A Kurt Wallander le parecio oir una radio desde el piso de arriba.

«Rune Bergman tiene costumbres nocturnas», penso.

«Tal vez las tienen los que reciben la jubilacion anticipada.»

A las dos menos cinco paso un coche por la calle. Poco despues otro mas. Luego se hizo el silencio de nuevo.

La luz permanecia encendida en el piso de arriba. Kurt Wallander tenia frio.

A las tres menos cinco minutos se apago la luz. Kurt Wallander intento oir la radio. Pero todo estaba en silencio. Se abrazaba a golpes para conservar el calor.

Canturreaba mentalmente un vals de Strauss.

El sonido fue tan sordo que apenas lo oyo.

El clic de una cerradura. Eso fue todo. Kurt Wallander se interrumpio en uno de sus gestos para mantener el calor y escucho.

Luego percibio la sombra.

El hombre debia moverse de forma muy silenciosa. Pero Kurt Wallander vislumbro a Rune Bergman cuando desaparecio sin prisa en el jardin trasero. Kurt Wallander espero unos segundos. Luego salto la cerca con cuidado. Era dificil orientarse en la oscuridad, pero vio un pasaje estrecho entre el anejo y el jardin simetrico al de la casa de Bergman. Se movia rapidamente. Demasiado rapido para alguien que no veia casi nada.

Luego salio a la calle paralela a Rosenallen.

Вы читаете Asesinos sin rostro
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату