describiendo un circulo en el sentido de las agujas del reloj-. Nos encontramos en lo que se conoce como Big Laurel. Bryson City esta hacia el noroeste, el Parque Nacional de las Great Smoky Mountains se extiende mas alla de Bryson. La reserva india de los cherokee esta en el norte y el Nantahala Game Land y el National Forest se extienden hacia el sur.

Trague saliva para aliviar la presion en los oidos.

– ?A que altura estamos?

– A un poco mas de mil doscientos metros.

– Sheriff, no es mi intencion decirle como debe hacer su trabajo, pero hay un par de sujetos a los que quiza le gustaria mantener apartados de…

– El tio de la compania de seguros y el abogado listillo. Puede que Lucy Crowe viva en las montanas, pero ha hecho algunos viajes.

No tenia ninguna duda con respecto a eso. Tambien estaba segura de que nadie se pasaba de la raya con Lucy Crowe.

– Probablemente sea una buena idea mantener a la prensa fuera de esto.

– Probablemente.

– Tiene razon en cuanto al forense, sheriff. Llegara en cualquier momento. Pero el plan de emergencia disenado por Carolina del Norte requiere la actuacion del DMORT cuando se produce una catastrofe de esta magnitud.

En ese momento oi un estallido apagado, seguido de ordenes impartidas a gritos. Crowe se quito el sombrero y se paso la manga de la chaqueta por la frente.

– ?Cuantos fuegos siguen ardiendo?

– Cuatro. Los estamos sofocando pero resulta complicado. En esta epoca del ano la montana esta muy seca. -Golpeo ligeramente el sombrero contra un muslo casi tan musculoso como sus hombros.

– Estoy segura de que su equipo esta haciendo todo lo que puede. Han acordonado el area y estan combatiendo los incendios. Si no hay supervivientes, no se puede hacer nada mas.

– La verdad es que no estan entrenados para este tipo de cosas.

Por encima del hombro de Crowe vi que un hombre mayor con una chaqueta de los Voluntarios Cherokee del Departamento de Policia removia unos desechos con un palo. Decidi actuar con discrecion.

– Estoy segura de que le ha advertido a su gente de que la escena de un accidente debe tratarse como si fuese la escena de un crimen. No deben tocar nada.

Repitio su gesto caracteristico asintiendo con la cabeza.

– Probablemente se sienten frustrados, quieren ser utiles pero no saben que hacer. Pero recordarselo nunca hace dano.

Hice una senal en direccion al tio que hurgaba entre los desechos.

Crowe maldijo en voz baja, luego se dirigio hacia el voluntario con unas zancadas propias de una velocista olimpica. El hombre se alejo y un momento despues la sheriff volvio a reunirse conmigo.

– Esto nunca es facil -dije-. Cuando llegue el NTSB asumira la responsabilidad de toda la operacion.

– Si.

En ese momento el telefono movil de Crowe comenzo a sonar. Espere mientras hablaba.

– Noticias de otra agencia -dijo, enganchando el telefono al cinturon-. Charles Hanover, presidente de TransSouth Air.

Aunque nunca habia volado en ella, habia oido hablar de esa linea aerea, una pequena compania de transporte regional que conectaba una docena de ciudades en ambas Carolinas, Georgia y Tennessee con Washington, D. C.

– ?Es uno de sus aviones?

– El vuelo 228 salio con retraso de Atlanta con destino a Washington, D. C, tuvo que esperar en la pista unos cuarenta minutos, despego a las doce cuarenta y cinco de la noche. El avion volaba a unos dos mil metros de altura cuando desaparecio de la pantalla del radar a la 1.07. Mi oficina recibio la llamada del 911 a las dos.

– ?Cuantas personas iban a bordo?

– El avion era un Fokker-100, transportaba ochenta y dos pasajeros y una tripulacion de seis miembros. Pero eso no es lo peor.

Sus siguientes palabras vaticinaban el horror de los proximos dias.

Capitulo 2

– ?Los equipos de futbol de la Universidad de Georgia? -pregunte.

Crowe asintio.

– Hanover dijo que viajaban los chicos y las chicas para disputar una serie de partidos en alguna parte cerca de Washington.

– ?Dios santo!

Las imagenes comenzaron a estallar como luces de magnesio. Una pierna amputada. Dientes con aparatos de ortodoncia. Una mujer joven atrapada entre las ramas de un arbol.

Una subita punzada de panico.

Mi hija. Katy estudiaba en Virginia, pero a menudo visitaba a su mejor amiga en Athens, sede de la UGA, la Universidad de Georgia. Lija disfrutaba de una beca deportiva. ?Era de futbol?

Oh, Dios. Mi mente discurria a toda velocidad. ?Habia mencionado Katy un viaje? ?Cuando eran las vacaciones del semestre? Resisti la tentacion de coger el movil.

– ?Cuantos estudiantes?

– Cuarenta y dos pasajeros hicieron las reservas a traves de la universidad. Hanover pensaba que la mayoria de ellos eran estudiantes. Ademas de los jugadores habia preparadores, entrenadores, novias, novios y algunos aficionados que viajaban con el equipo. -Se paso la mano por la boca-. Lo habitual.

Lo habitual. Se me partia el corazon ante la perdida de tantas vidas jovenes. Luego tuve otro pensamiento.

– Esto se convertira en una pesadilla cuando vengan los medios de informacion.

– Fue lo primero que dijo Hanover. -La voz de Crowe no podia ocultar el sarcasmo.

– Cuando el NTSB se haga cargo de la situacion tambien tratara con la prensa.

Y con las familias, no anadi. Ellos tambien estarian aqui, gimiendo y apretujandose en busca de consuelo, algunos mirando con ojos aterrados, otros exigiendo respuestas inmediatas, la ira enmascarando su insoportable dolor.

En ese momento se oyo el inconfundible sonido de las helices de un helicoptero y vimos un aparato que se acercaba rozando las copas de los arboles. Alcance a divisar una figura familiar sentada junto al piloto, y otra silueta en el asiento trasero. El helicoptero describio un par de circulos y luego se dirigio en la direccion opuesta a la que se suponia que estaba la carretera.

– ?Adonde van?

– Que me cuelguen si lo se. En esta zona no andamos sobrados de pistas de aterrizaje. -Crowe bajo la vista y volvio a ponerse el sombrero, ocultando un mechon de pelo rojo con un gesto de la mano-. ?Cafe?

Media hora mas tarde el forense jefe de Carolina del Norte llego al lugar del accidente desde el oeste, seguido del vicegobernador del estado. El primero llevaba el uniforme basico compuesto de botas y vestimenta caqui, el segundo vestia un traje. Los observe mientras se abrian paso a traves de los restos del accidente, el patologo miraba a su alrededor, evaluando mentalmente la situacion, el politico con la cabeza gacha, sin mirar ni a derecha ni a izquierda, mantenia una postura rigida, como si cualquier contacto con aquello que le rodeaba pudiese convertirle en participante mas que en un simple observador. En un momento determinado se detuvieron y el forense hablo con uno de los ayudantes del sheriff. El hombre senalo en nuestra direccion y la pareja se

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