– ?Que me dice de los otros?

Sabia cual seria su respuesta incluso cuando estaba formulando la pregunta.

– Con los otros sera mas complicado. Han pasado mas de cincuenta anos en los casos de Adams y Farrell y mas de cuarenta en el caso de Tramper.

Saco otras tres carpetas del sobre de cuero y las dejo sobre mi escritorio.

– Aqui esta todo lo que he conseguido encontrar. -Se levanto-. Le hare saber lo que averigue con ese dentista.

Cuando se marcho pase algunos minutos examinando las carpetas que me habia dejado. La que correspondia a Tucker Adams solo contenia los recortes de prensa que ya habia leido.

El archivo de Edna Farrell era un poco mejor e incluia notas manuscritas tomadas en la epoca de su desaparicion. Habia una declaracion hecha por Sandra Jane Farrell en la que ofrecia un relato de los ultimos dias de Edna y una detallada descripcion fisica de su madre. Cuando era joven Edna se habia caido de un caballo y Sandra describia el rostro de su madre como «asimetrico».

Cogi una foto en blanco y negro con los bordes ondulados. Aunque la imagen era borrosa, la simetria facial resultaba evidente.

– Bien hecho, Edna.

Habia fotografias de Charlie Wayne Tramper, y tanto su desaparicion como su muerte habian salido en numerosos articulos de los periodicos. Aparte de eso, en cuanto a informacion escrita el material era escaso.

Los dias siguientes fueron como el primero que habia pasado en el Departamento de Bomberos de Alarka, viviendo con los muertos desde el alba hasta el anochecer. Hora tras hora clasificaba y ordenaba huesos, determinaba sexo y raza, calculaba edad y altura. Buscaba indicios de antiguas lesiones, enfermedades pasadas, peculiaridades congenitas o movimientos repetitivos. Para cada esqueleto elabore un perfil lo mas completo posible trabajando a partir de restos que carecian de tejidos vivos.

En cierto sentido era como procesar un accidente, donde los nombres se conocen gracias a la lista de pasajeros. Basandome en el diario de Veckhoff estaba convencida de que tenia una poblacion restringida porque las fechas introducidas en las listas coincidian exactamente con las fechas en las que habian desaparecido todos aquellos ancianos del condado de Swain y condados vecinos: 1943, Tucker Adams; 1949, Edna Farrell; 1959, Charlie Wayne Tramper; 1986, Albert Odell.

Con la conviccion de que ellos habian sido los primeros, comenzamos con las cuatro sepulturas encontradas en el tunel. Mientras Stan y Maggie limpiaban, clasificaban, numeraban, fotografiaban y sacaban placas de rayos X, yo estudiaba los huesos.

Encontre primero a Edna Farrell. El esqueleto numero cuatro correspondia a una mujer mayor cuyos pomulo y maxilar inferior derechos estaban notablemente desviados de la linea media a causa de unas fracturas que se soldaron sin una intervencion medica adecuada.

El esqueleto numero cinco estaba incompleto, faltaban partes de la caja toracica, brazos y pantorrillas. El dano causado por los animales era muy grande. Los rasgos de las pelvis me indicaron que el individuo era masculino y mayor. Un craneo redondo, pomulos marcados y los dientes delanteros excavados sugerian antepasados americanos nativos. El analisis estadistico situaba el craneo sin duda en el campo mongoloide. ?Charlie Wayne Tramper?

El numero seis, el mas deteriorado de los esqueletos, era el de un hombre caucasico mayor que carecia de dientes en el momento de la muerte. Salvo por una altura estimada de mas de un metro ochenta, sus huesos no presentaban marcas especificas. ?Tucker Adams?

El esqueleto numero tres correspondia a un hombre mayor con fracturas soldadas en nariz, maxilares, tercera, cuarta y quinta costillas y perone derecho. Un craneo alargado y estrecho, puente nasal tipo cabana Quonset [19], borde nasal uniforme y proyeccion anterior de la parte inferior del rostro indicaban que el hombre era negro. Eso mismo confirmo el programa Fordisc 2.0. Sospechaba que se trataba de la victima de 1979.

A continuacion examine los esqueletos que habiamos encontrado en el nicho junto a los de Mitchell y Adair.

El esqueleto numero dos correspondia a un hombre blanco mayor. Los cambios provocados por la artritis en los huesos del hombro y el brazo derechos sugerian una repetida extension de la mano por encima de la cabeza. ?Recoleccion de manzanas? Basandome en el estado de conservacion supuse que este individuo habia fallecido en una fecha mas reciente que aquellos enterrados en las sepulturas del tunel. ?El cultivador de manzanas, Albert Odell?

El esqueleto numero uno pertenecia a una mujer blanca mayor con una artritis avanzada y solo siete piezas dentales. ?Mary Francis Rafferty, la mujer que vivia en Dillsboro y cuya hija habia encontrado la casa de su madre desierta en 1972?

El sabado, a ultima hora de la tarde, estaba segura de que habia conseguido emparejar los huesos con sus nombres apropiados. Lucy Crowe ayudo encontrando los informes dentales de Odell, el reverendo Luke Bowman recordando la altura de Tucker Adams. Un metro ochenta y cinco.

Y yo tenia una idea bastante buena sobre la forma en que habian muerto todos ellos.

El hioides es un hueso pequeno, en forma de herradura, que se encuentra engastado en el tejido blando del cuello, detras y abajo del maxilar inferior. En las personas mayores, cuyos huesos son a menudo fragiles y quebradizos, el hioides se fractura cuando se comprimen sus alas. El origen mas comun de esta fuerza compresora es la estrangulacion.

Tommy Albright me llamo cuando me estaba preparando para marcharme.

– ?Has encontrado mas fracturas del hioides?

– Cinco de seis.

– Mitchell tambien. Pero debio defenderse como un jabato. Cuando no pudieron estrangularle, le aplastaron la cabeza.

– ?Adair?

– No. Pero hay evidencias de hemorragia petequial.

Las petequias son diminutos coagulos de sangre que aparecen como puntos en los ojos y la garganta, y son claros indicadores de asfixia.

– ?Quien demonios querria estrangular a unos viejos?

No conteste. Habia visto otras lesiones en los esqueletos. Lesiones que me resultaban desconcertantes. Lesiones de las que no hablaria hasta no disponer de mas datos.

Cuando Tommy colgo, me acerque al esqueleto de la sepultura cuatro, cogi los femures y los lleve a la lente de aumento.

Si. Alli estaba. Era real.

Recogi los femures de todos los esqueletos y lleve los huesos al microscopio de diseccion.

Unas muescas diminutas rodeaban cada tallo proximal derecho y recorria toda la extension de cada linea aspera, el borde rugoso donde se insertan los musculos en la parte posterior del hueso. Otros cortes marcaban el hueso horizontalmente, por encima y debajo de las superficies de articulacion. Aunque el numero de marcas variaba, su distribucion era la misma de una victima a otra.

Maniobre con el microscopio hasta conseguir la maxima ampliacion posible del material que estaba examinando.

Cuando volvi a enfocar los huesos comprobe que las finas ranuras cristalizaban en grietas de bordes afilados, en forma de V en el corte transversal.

Marcas de cortes. ?Pero como era posible? Habia visto muchos casos de marcas de cortes en los huesos, pero solo en casos de desmembramiento. Excepto en Charlie Wayne Tramper y Jeremiah Mitchell, esos individuos habian sido enterrados completos.

?Entonces por que? ?Y por que solo los femorales derechos? ?Eran solo los femorales derechos?

Estaba a punto de iniciar un nuevo examen de cada uno de los huesos cuando Andrew Ryan irrumpio en la sala.

Maggie, Stan y yo levantamos la vista, sorprendidos.

– ?Os habeis enterado de las ultimas noticias?

Los tres sacudimos la cabeza.

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