las ropas en desorden. Unas hacian mohines, otras se mostraban incitantes y algunas fingian expresiones de extasis orgasmicos, aunque ninguna resultaba muy convincente. El conjunto era de gusto eclectico: no demostraba preferencias en cuanto a tipos femeninos, razas ni color de cabellos. Adverti que todos habian sido pulcramente recortados, colocados de modo equidistante y concienzudamente enganchados.

Un grupo de articulos periodisticos ocupaba la parte izquierda del mapa. Aunque algunos eran de lengua inglesa, la mayoria procedian de la prensa francesa. Los ingleses siempre iban acompanados de fotos. Me aproxime y lei algunas frases acerca de la violacion de un camposanto en una iglesia de Drummondville. Pase a un articulo en frances que trataba de un secuestro perpetrado en Senneville. A continuacion repare en un anuncio de Videodrome, que se proclamaba el distribuidor mas importante de peliculas pornograficas de Canada. Habia un recorte de Allo Police en un bar de nudistas en el que aparecia una tal «Babette» vestida con un liguero cruzado de cuero y cubierta de cadenas. En otro se mencionaba un allanamiento de morada en St. Paul-du-Nord en que el ladron habia fabricado un muneco con el camison de su victima y lo habia acuchillado repetidamente en su propio lecho. A continuacion distingui algo que de nuevo me helo la sangre en las venas.

Entre su coleccion, Saint Jacques habia recortado y enganchado cuidadosamente tres articulos, uno junto a otro, cada uno de los cuales describia un asesino en serie y que, a diferencia de los otros, parecian tratarse de fotocopias. En la primera se describia a Leopold Dion, «el monstruo de Pont Rouge», al que, en la primavera de 1963, la policia habia descubierto en su casa con los cadaveres de cuatro hombres jovenes, todos ellos estrangulados.

En el segundo se exponian las hazanas de Wayne Clifford Boden, que estrangulo y violo a mujeres en Montreal y Calgary desde comienzos de 1969. Cuando lo arrestaron en 1971, contaba con cuatro victimas en su historial. Al margen alguien habia escrito: «Bill, l'etrangleur», el estrangulador.

El tercer articulo describia la carrera de William Dean Christenson, alias Bill l'eventreur, el destapador de Montreal. Habia asesinado, decapitado y descuartizado a dos mujeres a comienzos de los ochenta.

– Fijense en esto -dije, sin dirigirme a nadie en particular.

Aunque el ambiente era sofocante, me sentia helada. Charbonneau vino tras de mi.

– ?Oh, pequenas, pequenas! -exclamo mientras examinaba el despliegue de fotos de la derecha del mapa-. Amor a toda escala.

– Se trata de esto -puntualice senalando los articulos.

Claudel se acerco a nosotros y ambos los examinaron en silencio. Olian a sudor, a ropas pasadas por la lavanderia y a locion de afeitado. En el exterior oi a una mujer que llamaba a una tal Sophie y por un instante me pregunte si se trataria de un animal domestico o de una criatura.

– ?Por todos los diablos! -exclamo Charbonneau al comprender el tema de los recortes.

– Eso no significa que sea Charlie Manson -se burlo Claudel.

– No. A buen seguro que trabaja en su tesina de fin de curso.

Por primera vez crei detectar una nota de fastidio en la voz de Charbonneau.

– Quizas el tipo tenga ilusiones de grandeza -prosiguio Claudel-. Tal vez haya visto a los hermanos Menendez y se haya aficionado a ellos; quiza se crea un Quijote y desee luchar contra el mal; acaso practique su frances y le parezca mas interesante esto que Tin Tin. ?Como diablos voy a saberlo? Pero ello no lo convierte en Jack el Destripador. -Miro hacia la puerta-. ?Donde diablos esta la gente de investigacion?

Pense que era un hijo de perra, pero me mordi la lengua.

Charbonneau y yo centramos nuestra atencion en la superficie de la mesa. Un monton de periodicos se apoyaban contra la pared. El hombre utilizo su boligrafo para hojearlos, de modo que levantaba los bordes y luego los dejaba caer unos sobre otros. El monton contenia tan solo ofertas de empleo, la mayoria de La Presse y la Gazette.

– Tal vez ese gusano buscara empleo -intervino Claudel con sarcasmo-. Acaso pensaba usar a Boden como referencia.

– ?Que es eso que esta debajo? -dije.

Habia visto un destello amarillo al levantarse brevemente el ultimo ejemplar.

Charbonneau empujo el monton con el boligrafo, lo levanto y lo tiro hacia la pared, dejando a la vista un bloc amarillo. Por un instante me pregunte si a los detectives les exigian entrenarse en la manipulacion de boligrafos, vista la habilidad con que habia hojeado los periodicos sobre la mesa y rescatado el bloc que se encontraba debajo.

Se trataba de un bloc amarillo reglado, de los que suelen utilizar los abogados. Adverti que la primera pagina estaba casi llena de anotaciones a mano. Charbonneau dio un ultimo empujon a los periodicos con el dorso de la mano y expuso el bloc totalmente a la vista.

El impacto recibido por los recortes de los asesinatos en serie palidecio ante el sobresalto que me produjeron aquellas anotaciones. El temor que habia retenido en mi fuero interno surgio de su madriguera y me aferro con sus dientes.

Isabelle Gagnon, Margaret Adkins. Aquellos nombres saltaron a la vista. Formaban parte de una lista de siete que se extendian en el borde del bloc y junto a cada uno de ellos, de arriba abajo de la pagina, habia una serie de columnas separadas por lineas verticales. Parecia una tosca hoja de calculo electronico que contuviera los datos personales de cada uno de los individuos relacionados. No se diferenciaba de mis propias hojas de calculo, salvo que no reconoci los cinco nombres restantes.

En la primera columna figuraban las direcciones; en la segunda, los numeros telefonicos. La siguiente contenia breves anotaciones acerca de su residencia. Vent.apart.; entr.ext.; piso, prim.pita.; vent.casa/pat. En la de al lado figuraban una serie de letras a continuacion de algunos nombres; otras estaban en blanco. Busque el apartado correspondiente a Adkins. Ma. Hi. La combinacion parecia familiar. Cerre los ojos y busque una clave verbal. Apartado de parentescos.

– Es la gente con quien conviven -dije-. Fijense en Adkins: marido, hijo.

– Si, junto a Gagnon aparece «Hn» y «No»: hermano y novio -confirmo Charbonneau.

– ?Vaya cerdo! -intervino Claudel-. ?Y que significara «Do»?

Se referia a la ultima columna. Saint Jacques habia anadido aquellas letras detras de algunos nombres; otros aparecian sin ellas.

No conociamos la respuesta.

Charbonneau paso la primera pagina y leimos en silencio la siguiente serie de anotaciones. La pagina estaba dividida por la mitad y se hallaba consignado un nombre en lo alto y otro hacia el centro. Debajo de cada uno habia nuevas columnas. La de la izquierda estaba encabezada con: «Fecha», en las dos siguientes constaba «Dentro» y «Fuera» respectivamente. Los espacios vacios estaban rellenos de fechas y horas.

– ?Por Cristo! ?Las acechaba continuamente! Las escogia y rastreaba como una presa -estallo Charbonneau.

Claudel no hizo comentario alguno.

– Este hijo de perra cazaba mujeres -repitio Charbonneau como si al repetir la frase resultase mas convincente. O menos.

– Debe de tratarse de un proyecto de investigacion -dije con voz queda-. Y aun no lo ha abandonado.

– ?Que quiere decir? -inquirio Claudel.

– Adkins y Gagnon estan muertas: las fechas son recientes. ?Quienes son las otras?

– ?Mierda!

– ?Donde diablos estaran los de investigacion? -exclamo Claudel.

Y desaparecio por el pasillo, desde donde le oi lanzar invectivas contra los patrulleros.

Volvi a concentrarme en la pared, intentando apartar la lista de mi mente. Tenia mucho calor, estaba agotada y dolorida y no me satisfacia comprender que probablemente no me habia equivocado y que a partir de aquel momento trabajariamos juntos. Que incluso Claudel lo comprenderia.

Mire el mapa en busca de algo que distrajera mi atencion. Era de gran tamano y mostraba con colorido detalle la isla, el rio y el revoltijo de comunidades que comprendian el CUM y las zonas circundantes. Los municipios en color rosa estaban entrecruzados por callejuelas blancas y unidos por carreteras principales en rojo y grandes autopistas en azul y, punteados en verde, se veian los parques, los campos de golf y los cementerios; los organismos oficiales aparecian en color anaranjado, los centros comerciales en lavanda, y las zonas industriales en gris.

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