Ryan saco un paquete de DuMaurier del bolsillo y me miro con aire interrogante.

– Desde luego -dije.

Odiaba el humo en el apartamento, pero probablemente el tampoco estuviera a gusto alli. La vida consiste en concesiones mutuas. Pense en buscar mi unico cenicero, pero no me moleste. El fumaba y yo bebia sin hablar, apoyada contra el mostrador, sumidos ambos en nuestros pensamientos. Se oia el zumbido del refrigerador.

– ?Sabe? No ha sido realmente el craneo lo que me ha asustado. Estoy acostumbrada a ello. Ha sido hallarlo fuera de contexto.

– Desde luego.

– Parecera un cliche, lo se, pero me siento como violada. Igual que si una criatura extrana invadiese mi espacio personal, hurgara por el y se marchara cuando dejara de interesarle.

Asi la taza con fuerza, sintiendome vulnerable y odiando tal situacion. Y tambien me sentia necia. Sin duda que el habia oido versiones parecidas en multiples ocasiones. De ser asi, no hizo alusion a ello.

– ?Cree que se trata de Saint Jacques?

Me miro y sacudio la ceniza en el fregadero. Se recosto contra el mostrador y dio una fuerte calada. Sus piernas llegaban casi hasta el refrigerador.

– No lo se. ?Diablos!, si ni siquiera podemos identificar a quien perseguimos. Saint Jacques probablemente es un alias. Quienquiera que utilizase aquel agujero sin duda no vivia realmente alli. Resulta que la patrona solo lo vio dos veces. Hemos vigilado la casa una semana y nadie ha entrado ni salido de ella.

Hum. Calada, humo, volutas.

– El tenia mi fotografia en su coleccion. La habia recortado y marcado.

– Si.

– Sea sincero conmigo.

– Yo diria que si -repuso tras una larga pausa-. Es muy improbable una coincidencia.

Lo sabia, pero no deseaba oirselo decir. Aun mas, no queria pensar en lo que ello significaba. Senale el craneo.

– ?Corresponde al cadaver que encontramos en Saint Lambert?

– Lo ignoro, eso es de su competencia.

Dio una ultima calada, echo agua en la colilla y miro en torno algun lugar donde tirarla. Yo abri un armario que contenia una bolsa de basura. Al levantarse apoye una mano en su antebrazo.

– ?Me cree loca, Ryan? ?Cree que esa idea del asesino en serie solo es fruto de mi imaginacion?

Se irguio y fijo sus ojos en mi.

– No lo se. Sencillamente, lo ignoro. Acaso usted no se equivoque. Son cuatro las victimas femeninas en un periodo de dos anos que han sido descuartizadas o mutiladas, ambas cosas. Y tal vez haya una quinta. Quizas existan algunas similitudes en la mutilacion, en la insercion de objetos, pero eso es todo. Hasta el momento no existe otro vinculo. Quizas esten relacionadas o no. Tal vez haya un camion cargado de sadicos que operan independientemente o sea Saint Jacques el causante de todas esas muertes. Acaso le agrade coleccionar historias sobre hazanas ajenas o se trate de una sola persona, pero de alguien distinto. Quizas en estos momentos imagina su proxima excursion. Ese bastardo pudo limitarse a plantar un craneo en su patio: lo ignoro. Pero me consta que esta noche un psicopata dejo un craneo en sus petunias. Vera, no quiero que vuelva a exponerse. Quiero que me prometa que ira con cuidado, que no habra mas expediciones.

De nuevo el paternalismo.

– Era perejil.

– ?Como?

Se habia expresado con gran brusquedad para impedir otras observaciones frivolas.

– ?Que desea exactamente que haga? -pregunte.

– Por el momento basta de salidas secretas. -Senalo con un dedo la bolsa-. Y digame de quien se trata.

A continuacion consulto el reloj y anadio:

– ?Por Cristo! ?Son las tres y cuarto! ?Se siente bien?

– Si. Gracias por haber venido.

– De acuerdo.

Comprobo de nuevo el telefono y el sistema de seguridad y recogio la bolsa de plastico. Lo acompane hasta la puerta. Mientras lo veia alejarse no deje de advertir que sus ojos no eran el unico rasgo que los tejanos destacaban a la perfeccion. «?Por Dios, Brennan! ?Tienes demasiado te encima… o demasiado poco de lo otro!»

A las cuatro veintisiete exactamente comenzo de nuevo la pesadilla. Al principio crei que estaba sonando, revisando los acontecimientos vividos. Pero en realidad no habia llegado a dormirme. Estaba tendida, esforzandome por relajarme y daba rienda suelta a mis pensamientos, que se fragmentaban y reunian como las formas en un caleidoscopio. Pero el sonido que percibia de nuevo era autentico y actual. Reconocia que era y lo que significaba. El pitido de la alarma de seguridad me hizo comprender que se habia abierto una puerta o ventana. El intruso habia regresado y entrado en la casa.

Mi corazon precipito sus latidos y volvi a sentir un terror, primero asfixiante y paralizador, y luego una descarga de adrenalina que me dejo consciente pero insegura. ?Que hacer? ?Huir o luchar? Me aferre al borde de la manta y mi mente vago en multiples direcciones. ?Como habria conseguido esquivar las patrullas policiales? ?En que habitacion estaba? ?El cuchillo se encontraba en el cajon de la cocina! Yacia inmovil, rigida, ponderando las opciones. Ryan habia comprobado los telefonos pero yo deseaba dormir tranquila y habia desconectado el de la habitacion. ?Podria encontrar el cordon, localizar el pequeno enchufe triangular y llamar antes de verme dominada? ?Donde habia dicho Ryan que estaban aparcados los coches de policia? Si abria la ventana de la habitacion y gritaba, ?me oirian los agentes y reaccionarian a tiempo?

Me esforce por percibir el menor ruido entre la oscuridad que me rodeaba. De pronto distingui un suave chasquido ?tal vez en el vestibulo? Contuve la respiracion y me mordi el labio. Un chirrido en el suelo de marmol y cerca de la entrada. ?Se trataria de Birdie? No, aquel sonido correspondia a alguien de mas tamano. Volvi a percibirlo: un suave roce como producido en la pared, no en el suelo. Demasiado alto para un gato.

Una imagen de Africa surgio en mi mente. Una excursion nocturna en Amboseli. Un leopardo paralizado ante las luces de los faros del jeep, agazapado, con los musculos en tension, las fauces aspirando aire, que silencioso se aproximaba a una gacela desprevenida. ?Dominaria de igual modo mi asaltador la situacion entre las sombras y buscaria un camino hasta mi habitacion? ?Me privaria de vias de escape? ?Que hacia en aquellos momentos? ?Por que habria regresado? ?Que debia hacer yo? ?Tenia que hacer algo! ?No podia permanecer tendida y esperar! ?Debia actuar de algun modo!

?El telefono! ?Intentaria hacer funcionar el telefono! Habia patrullas de policia en la calle a las que llegaria el mensaje. ?Lograria alcanzarlos sin descubrirme? ?Valia realmente la pena? Separe las ropas del lecho con lentitud y gire la espalda. El crujido de las sabanas sono estrepitoso en mis oidos.

Algo rozo de nuevo la pared, en esta ocasion mas intenso y mas proximo. Como si el intruso se sintiera mas seguro de si, menos inclinado a mostrarse prudente.

Con todos los musculos y tendones en tension avance hacia la parte izquierda del lecho. La absoluta oscuridad de la habitacion me dificultaba poder situarme. ?Por que habria bajado la persiana? ?Por que habria desconectado el telefono para descansar un poco mas? ?Que absoluta necia habia sido! Debia encontrar el cordon y el enchufe y marcar el 911 a oscuras. Hice inventario mental de los objetos que habia en la mesita de noche, imaginando el trayecto que debia seguir con la mano. Luego tendria que deslizarme hasta el suelo para buscar la conexion telefonica.

En la parte izquierda del lecho me apoye en los codos. Trate de distinguir algo de cuanto me rodeaba pero me fue imposible captar ni siquiera los contornos, con la excepcion de la puerta que se hallaba tenuemente iluminada por algun electrodomestico de dial luminoso. No se recortaba ninguna figura en ella.

Mas animada me dispuse a apoyar la pierna izquierda en el suelo. En aquel momento una sombra cruzo por la puerta dejandome paralizada en un terror catatonico.

Pense que aquel era el fin. Moriria sola en mi propio lecho sin que los cuatro policias que montaban guardia en el exterior se enterasen siquiera. Recorde a las otras mujeres, sus huesos, sus rostros, sus cuerpos destrozados. El desatacasdor, la estatua. «?No! -grito una voz en mi interior-. ?Yo no, por favor!» ?Cuantas veces

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