La biblioteca juridica Jenkins Memorial solo es frecuentada por dos clases de abogados: los parias que no pueden permitirse una biblioteca propia y los privilegiados que la usan para consultar libros sobre casos de otros estados. Esa manana, en la Jenkins habia abogados de los dos grupos, y todos, sin distincion, miraban con suspicacia entre los bustos de marmol. Los evite y cruce la gran alfombra hasta los estantes metalicos del fondo, donde encontre un lugar solitario y vacio. Me instale alli, me quite los zapatos, que me estaban matando, y empece a leer.

El expediente era un lio de hojas amarillas garabateadas con una letra grande e infantil. Al parecer, Celeste solo habia mantenido unas pocas entrevistas con Eileen y sus notas estaban llenas de oraciones incompletas: «Grad. Esc. sec», «Animad.», «Alcohol.», «Padre ejercito». Por todas partes, incluso en medio de las notas, se podia leer:

manzanas 35

naranjas 30

pan 100

galletas pequenas 150

huevos batidos 150??? (verificar)

tostadas, margarina 80

filete grande (pero solo la mitad)?????

Los calculos de calorias de Celeste eran mucho mas meticulosos que la documentacion juridica. Tarde dos horas en reconstruir la entrevista con Eileen, la cual, de cualquier modo, no me aporto ninguna pista. El resto de las notas eran numeros telefonicos de Los Angeles o Nueva York, con nombres como William Morris escritos a un lado. Evidentemente, no se trataba de testigos, sino de agentes literarios y cinematograficos. Eran los intentos de Celeste de vender la historia de la corta y miserable vida de Eileen Jennings. Puse el expediente a un lado y saque lo que esperaba que fuera una mina de oro.

Las cintas grabadas. Cuatro casetes de plastico que supuse que eran de Eileen. No tenian ni numero ni titulo. Les di vueltas en mi mano. Habia corrido un gran riesgo al llevarmelas, y necesitaba saber lo que contenian.

Recogi la cartera y los documentos de la mesa y anduve hasta encontrar la cabina para escuchar grabaciones. Tenia un grueso cristal en la puerta y un aparato encajado en la mesa. Me sente, me coloque los auriculares y puse una de las cintas.

Eileen se reia de algo que habia dicho Celeste. Solo el sonido ya me enfurecio. Esa voz chillona, descarada, coqueta. Y peligrosa, calculadora; Eileen habia matado a un hombre y me habia puesto la soga al cuello como presunta culpable. Subi el volumen. La entrevista consistia en una serie de preguntas y respuestas:

P: Habiente de sus relaciones, de las relaciones que han marcado su vida.

R: Solo las cosas calientes, ?verdad? (Risitas)

P: Verdad.

R: Bueno, Bill, por supuesto, no fue el primero.

P: Se refiere a Kleeb. ?Quien fue el primero?

R: Un chico de mi pueblo. Cuando yo tenia… ?catorce?

P: Era muy joven.

R: No, no para mi. Estaba preparada.

P: ?Quien fue?

R: Otro chico del pueblo. Me gustaban los granjeros, supongo.

P: ?Por que piensa que es asi?

R: Buenos musculos. Tatuajes. Nada de sesos. (Risitas) Incluso llegue a casarme.

P: Oh, no lo sabia.

R: Nadie lo sabe.

P: ?Cuando sucedio?

Trate de concentrarme, pero no me resultaba nada facil. Intentaba escuchar a esa tipeja petulante, pero no habia dormido en toda la noche. Y no habia tomado cafe. Trabajaba en pesimas condiciones criminales: ni alicates ni cafeina.

R: A los dieciocho. El tenia veinte. Un viejo.

P: ?Veinte? Un autentico Matusalen.

R: ?Un que?

P: Olvidelo. Prosiga con su boda. Es una buena informacion para el personaje.

R: ?Cree realmente que sera la pelicula de la semana?

P: No estaria aqui de no ser asi. Por tanto, prosiga, acuerdo? Quiero enviarle las cintas al agente lo antes posible

R: ?Me hara una copia?

P: (Suspirando) Le hare una. Ahora cuenteme la historia, por favor.

R: Bueno, mi marido era (ininteligible)

P: ?Era que?

R: Era un… canalla. Solia pegarme cuando bebia.

P: ?De verdad?

R: Pues si. Un mierda.

P: ?Alguna vez tuvo que ir al hospital?

R: No.

P: (Desilusionado) ?Con que frecuencia le pegaba?

R: Una vez por semana, o dos veces, durante mucho tiempo.

P: Entonces, se divorcio. Se canso y luego se divorcio, ?verdad?

R: No, simplemente un buen dia lo deje. Los abogados no me prestaron ninguna ayuda. Luego recibi las citaciones, una tras otra, pero el siempre volvia. Y me pegaba. No habia nada que pudieran hacer los jueces. La mitad de las veces la policia ni siquiera venia.

Me empezaba a doler la cabeza. Me frote los ojos para permanecer despierta. No me conmovia la sordidez de la historia. Era una victima: por tanto, victimizaba a los demas. Pero yo no aceptaba excusas para un asesinato. Tenia sobre sus espaldas un muerto inocente y posiblemente tambien a Bill.

Me movi en la silla y mi mirada se detuvo en un dibujo de Daumier en la pared. Un abogado que metia mano en el bolsillo de su cliente, o todo lo contrario, pero el cristal reflejaba algo mas. Una silueta. Un hombre entre las estanterias de la biblioteca, de traje oscuro, agachado y leyendo un libro. No le podia ver la cabeza ni el rostro, pero su espalda me resultaba familiar. Agache la cabeza para evitar que me reconociera.

P: Por tanto, ?nunca se divorcio?

R: No.

P: Entonces, ?aun esta casada con el?

R: No, me entere de que habia muerto. De un tiro.

P: (Impresionado) No me diga. ?En un bar? ?O por una banda o algo asi?

R: No, no. Un accidente de caza. Siempre se emborrachaba cuando salia a cazar. Lo mismo que sus amigos. Todos unos mierdas.

De caza. Recorde la cabana en el bosque, el cadaver frio de Bill. ?Existia una conexion? Mientras le daba vueltas, la figura encogida doblo una pagina del libro. ?Quien era? ?Me espiaba? ?Me seguia? Me cubri la cara con una mano como si me doliera la cabeza, lo cual era verdad.

P: De acuerdo, prosigamos.

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