escuchando?

– Olvidalo. Tu ya tienes bastantes problemas.

Pero Grady ya se ponia los auriculares sobre su rubia cabellera. Se le agrandaron los ojos en cuanto apreto el boton de play.

A insistencia mia, los dos actuamos como si nos conocieramos cuando entramos en el ascensor. Yo queria mantener las distancias por todo tipo de razones, pero Grady se negaba.

– -?Bennie? Y tu, ?que? ?Que sientes por mi?

– -Me buscan por asesinato y me estoy acostumbrando a usar gafas oscuras. Lo discutiremos cuando ninguna de estas dos cosas sea verdad. -Y quiza entonces yo sabria la respuesta.

Empezo a mirar como cambiaban los numeros de los pisos.

– Entonces, ?vas a volver a ese agujero en el sotano?

– Tarde o temprano.

– ?Estas segura de que no puedo ir a verte?

– Demasiado arriesgado.

– ?Tienes dinero suficiente?

– Ahora si, gracias a tu continuo auxilio y encubrimiento. -Me habia dado cuarenta dolares, que era todo lo que llevaba encima.

– -?Estas a salvo en ese escondite?

– -Mas a salvo que en este ascensor contigo.

Sonrio.

– -?Como volvere a encontrarte?

– -De momento no lo haras. Es demasiado peligroso --dije con naturalidad. Yo era la jefa, ?verdad?--. Despues de que se arreglen las cosas, podemos intentarlo. Me refiero a nosotros.

– Si, senora.

– Muy bien, me ha gustado.

– Te gusta demasiado.

Llegamos a la planta baja. Se abrieron las puertas del ascensor y una horda de trajes convencionales se abalanzo hacia el ascensor. Avance inquieta a traves del gentio.

– -No podemos salir juntos --susurre a Grady cuando nos acercamos al fondo del vestibulo. Una pared de cristal y una puerta giratoria nos separaban de la calle Chestnut.

– Saldre primero -dijo observando la calle con la misma ansiedad que yo-. De este modo, vere si hay moros en la costa.

– No, dejame salir primero, luego sal tu. Deja pasar unos diez minutos.

– Nadie puede reconocerte, Bennie. Yo casi no pude. Dejame salir primero y te hare senas si hay peligro.

– No. Ahora, adios. Cuidate. -Lo deje junto a la puerta, que giro para permitir el paso a una multitud de abogados que se afanaban por entrar en el edificio. Regresaban a la biblioteca Jenkins despues del almuerzo con sus prosperas barrigas ahitas de bistec, doble racion. Al demonio con el colesterol; habia que vivir al limite.

Me ajuste las gafas oscuras y estaba a punto de avanzar contracorriente cuando vi a una anciana que se caia al suelo por un empujon.

– ?Oh, ay! -exclamo cuando la cogi por los brazos. La multitud pasaba a nuestro lado, indiferente. Yo era la fugitiva; mi mision era huir, pero ?que podia hacer? Tenia que ayudar a la vieja.

– Mi espalda, mi espalda -dijo gimoteando-. Ayudeme, por favor. Me duele mucho.

– Esta bien, no se aflija -dije, y la acerque al muro del edificio, apartandola de la marea constante de transeuntes. Era tan fragil como mi madre, unos huesos quebradizos en un fino saco de piel.

– -Mi espalda. Necesito echarme, por favor. --Tenia el rostro contorsionado por el dolor, de modo que me puse de cuclillas al lado del muro de granito y le coloque la cabeza sobre mi muslo. Su uniforme rojo decia mantenimiento en un letrero sobre su pecho, pero no tenia ninguna chapa con su nombre. En un mundo de etiquetas, la gente que nos hace la limpieza continua siendo anonima.

– ?Como se llama? -le pregunte.

– Eloise -me contesto con dificultad-. Me duele la espalda-. Tenia la frente humeda hasta la raiz del pelo, y se aferraba con una mano a la manga de mi chaqueta. Como no podia hacer nada mejor, me arrodille y la abrace.

De pronto, se oyo un alboroto del otro lado del gentio. Primero fueron ruidos; luego, gritos. La multitud prorrumpio en charlas nerviosas y se acerco peligrosamente a la anciana.

– -?Eh! --exclame, y di un golpe en la pierna al primero que se puso a nuestro lado.

Resonaron de pronto las sirenas policiales a no menos de diez metros de donde nos encontrabamos. El corazon empezo a palpitarme con fuerza. Se oyeron frenazos a mi lado. Los neumaticos rechinaron. Dieron ordenes a gritos. ?Me buscaban a mi? No podia ver mas que pantalones oscuros y una nube de medias negras de nailon. ?Que estaba pasando?

La multitud se alejo un poco. Abrace a Eloise para protegernos a ambas. Entre los tobillos y los zapatos pude ver el relampago blanco de un coche patrulla que circulaba, luego otro mas. Policias de uniforme salian de los coches. Y el ultimo que salio fue el teniente Azzic con la corbata al viento.

Dios santo. Me dio un ataque de panico. Mi instinto me decia que corriera. Lo senti en mis pies, en cada musculo de mis piernas. La adrenalina se lanzaba por mi sistema sanguineo instando al cuerpo a que huyera. Vete, corre.

– -Me duele --gemia Eloise--. Me duele mucho la espalda.

?Y Eloise? Trate de pensar. No podia dejarla alli, sobre el pavimento. La pisarian. Y si me levantaba y huia, ella sin duda me delataria. No, quedate aqui. La multitud me ocultaba de los policias y me agache aun mas para que no me pudieran ver la cara.

Entonces me di cuenta. No me buscaban a mi. Se trataba de Grady y no habia nada que yo pudiera hacer.

A continuacion, un ejercito de policias salio del edificio. En medio de ellos, mas alto que la mayoria, estaba Grady. Tenia las manos esposadas a la espalda y los policias lo llevaban por los codos. Ante esa vision, senti un ramalazo de dolor. Uno de los policias acarreaba sus cosas. Lo metieron en el asiento trasero de un coche y Azzic se sento delante.

– Circulen, senores -dijo uno de los policias dispersando a la gente-. No hay nada que ver, nada que ver.

Eloise me miro a los ojos.

– -Agacha la cabeza, carino. Estan a punto de irse.

35

Unos minutos despues, ya tenia de pie a mi complice y avanzaba sobre mis tacones de aguja por la calle Chestnut tratando de confundirme entre la multitud del mediodia. Miraba en todas direcciones tras mis gafas de sol. Solo el transporte publico y la policia tenian permiso para circular por esa calle, lo que me facilitaba vigilar a la policia. No podia creer lo rapido que habian aparecido en la biblioteca. Algun policia de paisano debia de haber estado siguiendo a Grady. Quiza me estuvieran siguiendo a mi ahora mismo. Me puse tensa. Seguia avanzando entre el gentio; la cabeza me daba vueltas.

De modo que Grady habia sido arrestado, sin duda como complice de los hechos. Azzic le habria seguido la pista a traves del bananamovil y no le importaba si no podia sostener los cargos en su contra, lo unico que queria era aumentar la presion sobre mi. De paso, arruinaba la carrera a un excelente abogado. Me estaban cercando.

Camine con la mayor naturalidad posible luchando contra el panico que me oprimia el pecho y la garganta. Pense en las cintas de Eileen. ?Cuanto faltaba para que Celeste descubriese su ausencia? El expediente habia estado sobre su escritorio. Tenia que ser el asunto mas importante para el. ?Cuanto pasaria antes de que denunciase la desaparicion a la policia? No me quedaba mucho tiempo. El guardia recordaria mi disfraz, no tendria ningun problema. ?Alicates? ?Por favor!

– Eh, nena -dijo una voz junto a mi brazo-. ?Como te va? --Era un hombre bajo con tatuajes que se

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