banco con una carta de recomendacion y una lista de las personalidades locales a quienes mi padre podia abordar. Era su forma de ser. Caia bien a todos. Hasta que los hacia perder dinero. Y nosotros tambien perdiamos siempre lo poco que teniamos. En ese sentido mi padre era muy riguroso. Tambien invertia su dinero. Era muy honrado.
– Parece como si todavia lo echaras de menos.
– Lo echo de menos -afirmo ella con orgullo-. Me puso Faith porque decia que, con la fe de su lado, ?como podria fracasar? -Cerro los ojos y las lagrimas le resbalaron por las mejillas.
Lee tomo una servilleta y se la deslizo en la mano. Faith se seco los ojos.
– Lo siento -dijo-. Es la primera vez que hablo de esto con alguien.
– No te preocupes, Faith. Se escuchar.
– Conocer a Danny fue como reencontrarme con mi padre -dijo aclarandose la garganta y con los ojos bien abiertos-. Su forma de ser es muy parecida. Tiene el valor del irlandes y la facilidad de palabra necesaria para lograr que todo el mundo lo reciba. Se las sabe todas. Nunca se amedrenta ante nadie. Me ha ensenado muchisimo. Y no solo acerca del cabildeo, sino de la vida.
Su infancia tampoco fue facil. Tenemos muchas cosas en comun. Lee sonrio.
– Asi que de los chanchullos con tu padre pasaste a cabildear en Washington, ?no?
– Algunos opinarian que la descripcion de mi trabajo no ha cambiado -dijo Faith, sonriendo.
– Y otros que de tal palo tal astilla. Faith mordio el bollo.
– Ya que estamos haciendo confesiones, ?que me dices de tu familia?
Lee se recosto.
– Cuatro de cada. Soy el sexto.
– ?Dios santo! Ocho ninos. Tu madre debe de ser una santa.
– Hemos hecho sufrir tanto a nuestros padres que tardarian diez vidas en recuperarse.
– Asi que todavia viven.
– Y bien sanos. Ahora estamos bastante unidos, si bien de pequenos pasamos temporadas dificiles. Cuando las cosas se ponen feas, nos apoyamos mutuamente. Basta con una llamada telefonica para obtener ayuda. Bueno, en circunstancias normales es asi, aunque esta vez no.
– Debe de ser agradable. Muy agradable. -Faith aparto la mirada.
Lee la observo con atencion y leyo sus pensamientos de inmediato.
– Las familias tambien tienen problemas, Faith. Divorcios, enfermedades graves, depresiones, epocas duras; hemos vivido de todo. A veces desearia ser hijo unico.
– No, no es verdad -repuso Faith en tono autoritario-. Tal vez lo pienses, pero, creeme, no te gustaria.
– Si.
Faith parecia confundida.
– Si ?que?
– Te creo.
– Para ser un investigador privado paranoico, haces amigos bastante deprisa. Por lo que sabes, yo podria ser una asesina en serie -dijo Faith lentamente.
– Si de verdad fueras mala, los del FBI te habrian detenido. Faith bajo la taza de cafe y se inclino hacia Lee.
– Te agradezco el comentario. Pero que quede bien claro: nunca le he causado dano fisico a nadie, y todavia no me considero una delincuente, aunque supongo que si el FBI quisiera encarcelarme, podria hacerlo. Que quede claro -repitio-. ?Todavia quieres subir al avion conmigo?
– Sin duda. Me has despertado la curiosidad.
Ella suspiro, se recosto y se volvio hacia el pasillo de la terminal.
– No mires ahora, pero se acerca una pareja que tiene toda la pinta de ser del FBI.
– ?En serio?
– A mi ni se me ocurriria bromear sobre algo asi.
Faith se inclino y fingio que rebuscaba en la bolsa. Tras unos instantes de nerviosismo, se incorporo mientras la pareja pasaba a su lado, sin mirarlos siquiera.
– Lee, dependiendo de lo que hayan averiguado, puede que busquen a un hombre y a una mujer. ?Por que no te quedas aqui mientras voy a comprar los billetes? Me reunire contigo en los arcos detectores.
Lee vacilo por unos instantes.
– Dejame que lo piense.
– Creia que te fiabas de mi.
– Y me fio. -En aquel momento, imagino que el padre de Faith estaba frente a el, pidiendole dinero. Y lo peor es que se vio a si mismo llevandose la mano al bolsillo para sacar la cartera.
– Pero incluso la confianza tiene limites, ?verdad? Te dire que vamos a hacer: tu te quedas con las bolsas, yo solo necesito el bolso. De todos modos, si estas preocupado, desde aqui se ve perfectamente el arco detector. Si intento escapar, me tienes en el punto de mira. Ademas, estoy segura de que corres mucho mas rapido que yo. -Se levanto-. Y sabes que no puedo llamar al FBI, ?no?
Faith le sostuvo la mirada, como desafiandolo a rebatir su logica.
– De acuerdo.
– Cual es tu nuevo nombre? Me hara falta para el billete.
– Charles Wright.
Faith le guino el ojo.
– Chuck para los amigos, ?no?
Lee le dirigio una sonrisa forzada y ella dio media vuelta y desaparecio entre la multitud.
En cuanto Faith se hubo marchado, Lee se arrepintio. Le habia dejado la bolsa, de acuerdo, pero solo habia varias prendas en el interior, ?las que el le habia prestado! Se habia llevado el bolso consigo, que contenia todo cuanto necesitaba: los documentos falsos y el dinero. Si, desde alli veia la puerta de seguridad, pero ?y si salia por la puerta principal? ?Y si estaba saliendo por esa puerta en ese preciso instante? Sin ella, Lee estaria solo, excepto por un grupo de personas peligrosas que sabian donde vivia. Personas que, con gran placer, le romperian los huesos uno por uno hasta que les contara lo que sabia, o sea, nada. No les haria ninguna gracia. Siguiente paso: el entierro de rigor en un vertedero. Aquello fue la gota que colmo el vaso. Lee se puso en pie de un salto, asio las bolsas y se dispuso a encontrar a Faith, fuera como fuese.
Alguien llamo a la puerta de Reynolds. Connie asomo la cabeza. Reynolds hablaba por telefono, pero le indico por senas que entrara.
Connie llevaba dos tazas de cafe. Dejo una delante de ella, junto con un poco de crema de leche, azucar y una cucharilla de plastico. Reynolds le dio las gracias con una sonrisa. Connie se sento y sorbio el cafe mientras ella terminaba de hablar por telefono.
Reynolds colgo el auricular y comenzo a prepararse el cafe a su gusto.
– No sabes cuanto me gustaria que fueran buenas noticias, Connie.
Reynolds se percato de que el tambien se habia ido a casa, duchado y cambiado de ropa. Supuso que tras vagar por el bosque a oscuras el traje se le habria quedado hecho un trapo. Todavia tenia el cabello humedo, por lo que parecia mas cano de lo normal. Reynolds siempre olvidaba que el ya contaba