esta manana, me falta poco para hacer las maletas y marcharme para siempre. Y hace veinte anos que vivo aqui.
– ?Que tejemanejes? -inquirio Reynolds con brusquedad. La mujer la miro con hastio.
– ?A quien han venido a ver?
– A Lee Adams -contesto Reynolds.
– Me lo imaginaba. Pues no esta.
– ?Sabe donde lo podriamos encontrar, senora…?
– Carter. Angie Carter. Y no, no tengo la menor idea de adonde ha ido. Se ha ido esta manana y no lo he vuelto a ver.
– ?Que es lo que ha ocurrido esta manana? -inquirio Connie-. Ha sido esta manana, ?no?
Carter asintio.
– Era muy temprano. Me estaba tomando el cafe cuando Lee me llamo y ene pidio que cuidara de Max porque pensaba marcharse. -Los agentes la miraron con curiosidad-. Max es el pastor aleman de Lee. -Le temblaron los labios-. Pobre animal.
– Que le ha pasado al perro? -pregunto Reynolds.
– Le han pegado. Se pondra bien, pero le han hecho dano. Connie se acerco a la mujer.
– ?Quien le ha hecho dano?
– Senora Carter, ?por que no nos deja entrar para que nos sentemos? -sugirio Reynolds.
En el apartamento habia muebles viejos y comodos, pequenas estanterias con chucherias curiosas colocadas de cualquier manera; en el ambiente se respiraba un aroma a cebolla y col rizada.
– Quiza lo mejor sera que usted comience por el principio y nosotros le haremos preguntas sobre la marcha -dijo Reynolds una vez que se sentaron.
Carter les explico que habia accedido a cuidar del perro de Lee.
– Lo hago a menudo, Lee esta fuera muchas veces. Es investigador privado, ?saben?
– Lo sabemos. ?No dijo adonde iria? ?Nada de nada? -inquirio Connie.
– Nunca me lo dice. Lee se tomaba al pie de la letra lo de ser un investigador «privado».
– ?Tiene un despacho en algun otro lugar?
– No, usa de despacho un cuarto que tiene libre. Tambien vigila el edificio. Instalo la camara en el exterior, las cerraduras resistentes de las puertas y cosas asi. Nunca ha aceptado un centavo a cambio. Si alguno de los inquilinos tiene problemas, y casi todos son tan mayores como yo, acude a Lee y el se hace cargo.
Reynolds sonrio afectuosamente.
– Parece un buen tipo. Continue.
– Bueno, acababa de quedarme con Max cuando llego el mensajero de UPS. Lo vi por la ventana. Entonces Lee me llamo y me dijo que soltara a Max.
– ?La telefoneo desde el edificio? -interrumpio Reynolds.
– No lo se. Se oian interferencias; tal vez llamara desde un movil. Pero lo cierto es que no lo vi salir del edificio. Supongo que habra salido por detras, por la escalera de incendios.
– ?Como se le oia?
La senora Carter se froto las manos mientras pensaba.
– Bueno, creo que estaba un tanto nervioso. Me sorprendio que me pidiera que soltara a Max; acababa de dejarmelo. Me dijo que tenia que ponerle una inyeccion o algo asi. No me parecia que tuviese mucho sentido, pero hice lo que me pedia y luego se armo una buena.
– ?Vio al hombre de UPS?
La senora Carter resoplo.
– No era de UPS. Quiero decir, llevaba el uniforme y todo, pero no era nuestro mensajero habitual.
– Tal vez fuera un sustituto.
– No es muy normal que un repartidor de UPS lleve pistola, ?no?
– ?Asi que vio una pistola?
Carter asintio.
– Se la vi cuando bajaba corriendo por las escaleras. La llevaba en una mano y la otra le sangraba. Pero me estoy adelantando un poco. Antes de eso, oi a Max ladrar como un poseso. Luego escuche una refriega con toda claridad: pisadas fuertes, gritos de hombre y las unas de Max en el parque. Despues oi un ruido sordo y luego al pobre de Max aullando. Entonces alguien comenzo a aporrear la puerta de Lee. Poco despues escuche que varias personas subian por la escalera de incendios. Mire por la ventana de la cocina y vi a un monton de hombres subir por la escalera de incendios. Parecia una serie de television. Fui hasta la puerta de entrada y eche un vistazo por la mirilla. Entonces vi al hombre de UPS salir por la puerta principal. Supongo que dio la vuelta y se reunio con los otros. No lo se.
Connie se inclino hacia adelante.
– ?Iban uniformados los otros hombres?
La senora Carter parecio extranarse.
– Bueno, supongo que ustedes deberian saberlo mejor que nadie.
Reynolds la miro, confundida.
– ?A que se refiere?
Sin embargo, la senora Carter se apresuro a proseguir la narracion.
– Cuando derribaron la puerta trasera, la alarma se disparo. La policia llego de inmediato.
– ?Que sucedio cuando llego la policia?
– Los hombres todavia estaban aqui. Al menos, algunos de ellos.
– ?La policia los arresto?
– Por supuesto que no. La policia se llevo a Max y dejo que continuaran registrando el lugar.
– ?Sabe por que motivo la policia les permitio quedarse? -Por el mismo motivo que les he dejado pasar a ustedes. Reynolds, perpleja, miro a Connie y luego a Carter. -Quiere decir que…
– Quiero decir -la corto Carter, molesta- que eran del FBI.
– ?Que estarnos haciendo aqui exactamente, Lee? -pregunto Faith.
Habian tomado otros dos taxis despues del del aeropuerto. El ultimo los habia dejado en lo que parecia el centro de un lugar perdido y tenian la impresion de haber recorrido a pie kilometros de callejuelas.
Lee la miro.
– Regla numero uno cuando se huye de la justicia: dar por sentado que la poli encontrara al taxista o taxistas que te llevaron. Por tanto, nunca hay que dejar que un taxi te deje en tu verdadero destino. -Senalo hacia adelante-. Casi hemos llegado. Mientras caminaban, Lee se llevo la mano a los ojos y se quito las lentillas, con lo que recuperaron su color azul natural. Deposito las lentes de contacto en un estuche especial que llevaba en la bolsa-. Estas cosas me destrozan los ojos.
Faith miro al frente pero no vio mas que edificios abandonados, aceras