exactamente el carne falso?

– En otro album de fotos. No era uno de los de la familia, por supuesto. Esos los guardo yo, los he ojeado miles de veces. Estos albumes contenian fotos de Ken y de sus amigos de caza y pesca. Iban de excursion cada ano. Ken era buen fotografo. No sabia que guardara sus fotos en estos albumes. La verdad es que no me interesaban en absoluto, ?sabes? -Miro con anoranza la pared del fondo-. A veces parecia que Ken era mas feliz con sus amigos cazando patos o jugando a las cartas que en casa. -Inspiro con rapidez, se cubrio la boca con la mano y bajo la vista.

Reynolds se dio cuenta de que Anne no habia tenido intencion de compartir esa informacion tan personal con ella, practicamente una desconocida. Asi pues, permanecio en silencio. Sabia por experiencia que era mejor dejar que Anne Newman se serenara por si sola. Transcurrido un minuto, la mujer empezo a hablar de nuevo.

– Nunca lo habria encontrado, supongo, de no ser por… lo que le ocurrio a Ken…,ya sabes. Supongo que en cierto modo estas cosas de la vida tienen su gracia.

0 resultan terriblemente crueles.

– Anne, tengo que examinar esto. Voy a llevarmelo todo y no quiero que hables con nadie. Ni con los amigos, ni la familia… -Se callo e intento elegir las palabras con el maximo cuidado-. Ni con nadie mas del FBI. No hasta que investigue un poco.

Anne Newman se volvio hacia ella, asustada.

– ?En que crees que estaba implicado Ken, Brooke?

– Todavia no lo se. No es bueno que nos precipitemos en este asunto. Quiza la caja de seguridad este vacia. Tal vez Ken la contratara hace mucho tiempo y se olvidara de ella.

– ?Y el carne falso?

Reynolds se paso la lengua por los labios secos.

– Ken trabajo de agente secreto en algunas ocasiones. Quiza se trate de un recuerdo de aquella epoca -contesto Reynolds.

Sabia que era mentira y supuso que Anne Newman tambien lo sabia. La fecha de expedicion que constaba en el carne era reciente. Ademas, quienes trabajaban de agentes secretos para el FBI no solian llevarse a casa la documentacion en la que aparecia su identidad secreta una vez terminada su mision. Su obligacion era descubrir a que respondia todo aquello.

– Anne, ni una palabra a nadie. Mas que nada por tu bien. Anne Newman agarro a Reynolds del brazo cuando esta se puso en pie.

– Brooke, tengo tres hijos. Si Ken estaba involucrado en algo…

– Me encargare de que vigilen la casa las veinticuatro horas del dia. Si ves algo que te parezca siquiera un poco sospechoso, me llamas. -Le entrego una tarjeta con sus numeros de telefono directos-. De dia o de noche.

– No sabia a quien mas acudir. Ken te tenia en mucha consideracion, de verdad.

– Era un agente excelente y tenia una carrera muy prometedora.

Sin embargo, si se descubria que Ken habia sido un traidor, el FBI acabaria con su recuerdo, su reputacion y todo lo relacionado con su vida profesional. Eso, por supuesto, tambien afectaria su vida privada y por tanto a la mujer que Reynolds tenia ante si y a sus hijos. Pero la vida era asi. Reynolds no habia inventado las regias, no siempre estaba de acuerdo con ellas pero las cumplia.

No obstante, ella misma se encargaria de abrir esa caja de seguridad. Si encontraba algo sospechoso en su interior no se lo diria a nadie. Seguiria indagando el motivo por el que Newman empleaba un alias, pero lo haria en sus ratos libres. No estaba dispuesta a destruir su recuerdo sin una razon de peso. Se lo debia a Ken.

Dejo a Anne Newman sentada en el sofa, con el album de fotos abierto sobre el regazo. Lo ironico del asunto era que si Newman habia sido el autor de la filtracion en el caso Lockhart, probablemente fuera el culpable de su muerte prematura. Ahora que Reynolds lo pensaba, era muy posible que quienquiera que lo hubiera contratado pretendiese eliminar al topo y al objetivo principal de una sola estocada. Solo el canon de una pistola, al desviar la bala, habia evitado que Faith Lockhart acabara en la mesa de autopsias junto a Ken Newman. ?0 quiza tambien la ayuda de Lee Adams?

Quienquiera que hubiera orquestado la operacion sabia con certeza lo que se traia entre manos. Esto perjudicaba a Reynolds.

En contra de la creencia popular extraida de las novelas y las peliculas, la mayoria de los delincuentes no era tan habil como para burlar con tanta facilidad a la policia a cada paso. Por lo general los asesinos, violadores, ladrones, atracadores, traficantes de drogas y otros delincuentes carecian de estudios o estaban asustados; solian ser gamberros drogados o borrachos aterrorizados de su propia sombra en cuanto se alejaban de la botella o la jeringuilla, aunque se convirtiesen en autenticos demonios cuando iban colocados. Dejaban numerosas pistas tras de si y, si no los pillaban, se entregaban o sus «amigos» los delataban. Se les procesaba y acababan en la carcel o, en escasas ocasiones, los ejecutaban. De ningun modo se les podia considerar «profesionales».

Reynolds sabia que en este caso la situacion era bien distinta. Los aficionados no sabian como sobornar a los agentes veteranos del FBI. No contrataban a asesinos a sueldo para merodear por los bosques en espera de su presa. No se hacian pasar por agentes del FBI con unas credenciales tan autenticas que ahuyentaban a la policia. Le pasaron por la cabeza teorias siniestras sobre conspiraciones que la hicieron estremecerse. Por mucho tiempo que uno llevara en la profesion, el temor nunca desaparecia. Estar vivo significaba tener miedo. No tener miedo significaba que uno estaba muerto.

Al salir de la casa, Reynolds paso bajo un detector de humo parpadeante situado en la entrada. Habia otros tres dispositivos como aquel en la casa, contando el del estudio de Ken Newman. Aunque estaban conectados a la instalacion electrica general y desempenaban la funcion para la que se habian disenado, llevaban incorporadas unas camaras de vigilancia provistas de lentes diminutas. Dos de las tomas de corriente de la pared de cada nivel habian sido «modificadas» del mismo modo. Las modificaciones se habian realizado hacia dos semanas cuando los Newman se habian ido de vacaciones durante tres dias, lo cual no era nada habitual. Este sistema de vigilancia se basaba en una tecnologia muy empleada por el FBI. Y por la CIA.

Robert Thornhill estaba al acecho y ahora centraria su atencion en Brooke Reynolds.

Cuando subio al coche, Reynolds comprendio con toda claridad que quiza se encontrase en un punto critico de su carrera. Con seguridad necesitaria el maximo de ingenio y fuerza interior para sobrevivir a aquella situacion. Sin embargo, lo unico que queria hacer en ese preciso instante era llegar a casa y contar a sus queridos hijos el cuento de los tres cerditos, despacio y con todo lujo de detalles.

31

Resulto que el viento soplaba con fuerza en la playa y que la temperatura habia descendido de una manera drastica. Faith se abotono la camisa pero, a pesar del frio, se quito las sandalias y las sostuvo en la mano.

– Me gusta sentir la arena -explico a Lee. La marea estaba baja por lo que tenian a su disposicion una playa ancha para pasear. En el cielo habia algunas nubes dispersas, brillaba una luna casi llena y las estrellas les lanzaban sus destellos. A lo lejos, en el agua, vieron el parpadeo de lo que probablemente fuera la luz de un barco o una boya. Salvo por el ulular del viento, reinaba un silencio absoluto. No habia coches, ni televisores a todo volumen, ni aviones, ni otras personas.

– La verdad es que aqui fuera se esta bien -dijo finalmente Lee mientras contemplaba a un cangrejo que caminaba de lado hacia su diminuta morada. Un tubo de PVC sobresalia de la arena. Lee sabia que los pescadores introducian las canas en el tubo vacio cuando pescaban desde la orilla.

– He pensado en trasladarme aqui de forma permanente -comento Faith. Se

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