– ?Y si no aceptaban el trato, tal como hicieron?
– Entonces Danny y yo habriamos desaparecido. No se como, pero de alguna manera. -Fijo los ojos en el-. No voy a regresar. Por muchas razones. No quiero morir ahora que estoy en la cima.
– ?Y puedes decirme donde diablos encajo yo en todo esto?
– Este lugar no esta tan mal, ?no? -comento Faith con timidez.
– ?Estas loca? No podemos quedarnos aqui para siempre.
– Pues entonces sera mejor que pensemos en otro sitio adonde huir.
– ?Y mi casa? ?Y mi vida? Yo si tengo una familia. ?Pretendes que lo deje todo atras?
– Quienquiera que desee verme muerta dara por supuesto que tu sabes todo lo que yo hago. No estarias a salvo.
– Me corresponde a mi tomar esa decision, no a ti.
– Lo siento, Lee. Nunca pense que otra persona se veria involucrada en esto. Especialmente alguien como tu.
– Tiene que haber otra solucion.
Ella se dirigio hacia las escaleras.
– Estoy muy, pero que muy cansada. ?Y de que mas podemos hablar?
– Maldita sea, no puedo marcharme asi como asi y empezar de cero.
Faith habia subido medio tramo de escaleras. Se paro, se volvio y bajo la vista hacia el.
– ?Crees que la situacion nos parecera mejor manana? -le pregunto.
– No -respondio Lee con sinceridad.
– Esa es la razon por la que no tenemos nada mas de que hablar. Buenas noches.
– ?Por que tengo la sensacion de que tomaste la decision de no volver hace mucho tiempo? Incluso me atreveria a decir que fue en el momento en que me conociste…
– Lee…
– Me embaucas para que vaya contigo, montas ese numerito estupido en el aeropuerto y ahora yo tambien estoy atrapado. Muchas gracias, senora.
– ?Yo no lo planee asi! Te equivocas.
– ?De verdad esperas que me lo crea?
– ?Que quieres que diga?
Lee alzo los ojos hacia ella.
– Ya se que mi vida no es gran cosa pero me gusta, Faith.
– Lo siento. -Faith desaparecio escaleras arriba.
Lee asio un paquete de seis Red Dog del frigorifico y al salir cerro la puerta lateral de un portazo. Se detuvo junto a la Honda, preguntandose si no debia montar en la monumental moto y correr hasta agotar la gasolina, el dinero o la cordura. Acto seguido se le ocurrio otra posibilidad. Podria acudir a los federales por su cuenta, entregar a Faith y decir que no sabia nada del asunto. Porque no sabia nada. El no habia hecho nada malo. Y no debia nada a esa mujer. De hecho, ella no habia sido sino una fuente de misterio, terror y experiencias que a punto habian estado de costarle la vida. Entregarla deberia resultarle facil. Entonces, ?por que demonios se resistia a hacerlo?
Salio por la verja trasera y recorrio el camino que discurria mas alla de las dunas. Lee tenia la intencion de sentarse en la arena, contemplar el mar y beber cerveza hasta que, una de dos, o su cerebro dejara de funcionar o se le ocurriera un plan brillante que los salvara a los dos. O por lo menos a el. Por algun motivo, se volvio para observar la casa por unos instantes. En el dormitorio de Faith habia luz. Las persianas estaban bajadas pero no cerradas.
Lee se puso tenso cuando Faith entro en su campo de vision. No cerro las persianas. Cruzo la habitacion, desaparecio en el bano durante un rato y luego reaparecio. Cuando empezo a desvestirse, Lee echo un vistazo alrededor para cerciorarse de que nadie lo veia mientras la espiaba. Si alguien lo denunciaba por miron, la policia pondria la guinda a un dia espectacular en la encantadora vida de Lee Adams. No obstante, las otras casas estaban a oscuras, por lo que podia continuar practicando el voyeurismo sin problemas. Faith se quito primero la camisa y luego los pantalones. Fue despojandose de la ropa hasta que su cuerpo lleno toda la ventana. Ademas, no se puso un pijama ni una camiseta. Al parecer esta acaudalada cabildera convertida en una especie de Juana de Arco dormia en cueros. Lee vio con claridad todo aquello que la toalla habia insinuado. Quiza supiera que el se hallaba alli y estuviera ofreciendole un espectaculo privado. ?Por que? ?Como compensacion por destruir su vida? La luz del dormitorio se apago y Lee abrio una cerveza, se dio vuelta y se encamino a la playa. El espectaculo habia terminado.
Cuando llego a la arena ya habia apurado la primera cerveza. La marea empezaba a subir y no tuvo que ir demasiado lejos para que el agua le llegara por encima de los tobillos. Abrio otra cerveza y se adentro mas, hasta que le llego a las rodillas. El agua estaba helada pero se interno todavia mas, casi hasta la entrepierna; entonces se detuvo por una cuestion practica: una pistola mojada no resultaba de especial utilidad.
Regreso a la arena, tiro la cerveza, se quito las zapatillas llenas de agua y arranco a correr. Estaba cansado, pero parecia que las piernas se le movian por propia voluntad mientras el espiraba grandes bocanadas de vaho. Recorrio un kilometro y medio a una velocidad que le parecio inaudita. Acto seguido, se desplomo sobre la arena al tiempo que inspiraba el oxigeno del aire humedo. Paso de tener calor a sentir escalofrios. Penso en sus padres y en sus hermanos. Imagino a su hija Renee de pequena, cayendose de su gran caballo y llamando a papa a gritos hasta cansarse al ver que no aparecia. Era como si se le hubiera invertido el flujo sanguineo; retrocedia porque no sabia adonde ir. Le parecio que las paredes de su cuerpo cedian, incapaces de contener sus entranas.
Se levanto con las piernas temblorosas y corrio con paso vacilante hacia donde habia dejado la cerveza y las zapatillas. Se sento en la arena durante un rato, escucho los bramidos que le dedicaba el oceano y se bebio otras dos latas de Red Dog. Entrecerro los ojos para escrutar la oscuridad. Tenia gracia. Unas cuantas cervezas y veia con claridad el final de su vida en la linea del horizonte. Siempre se habia preguntado cuando ocurriria. Ahora lo sabia. A los cuarenta y un anos, tres meses y catorce dias, el Altisimo habia expedido su billete. Levanto la mirada hacia el cielo y saludo con la mano. «Muchas gracias, Dios.»
Se levanto y se dirigio a la casa pero, en vez de entrar, fue al patio cercado, dejo la pistola sobre la mesa, se desvistio y se zambullo en la piscina. Calculo que la temperatura del agua era de unos treinta grados. Los escalofrios le desaparecieron al momento y se sumergio hasta el fondo, lo toco, intento hacer el pino al tiempo que expulsaba agua con cloro por los orificios de la nariz y luego se quedo flotando boca arriba, contemplando el cielo moteado de nubes. Nado un poco mas, practico su crol y el estilo braza y a continuacion se acerco al borde a fin de beberse otra cerveza.
Salio de la piscina y medito sobre la ruina de su vida y sobre la mujer que la habia causado. Volvio a zambullirse, hizo varios largos mas y luego salio del agua definitivamente. Bajo los ojos, sorprendido. Aquello si que tenia gracia. Levanto la vista hacia la ventana a oscuras. ?Estaba dormida? ?Como se atrevia? ?Como demonios podia estar dormida despues de todo lo sucedido?
Lee decidio averiguarlo. Nadie podia destrozarle la vida y sumirse acto seguido en un placido sueno. Volvio a mirarse el cuerpo. ?Mierda! Echo un vistazo a su ropa mojada y llena de arena y se volvio de nuevo hacia la ventana. Apuro otra lata de cerveza con tragos rapidos, en aparente sincronia con su pulso acelerado. No necesitaria los trapos. Tambien dejaria la pistola ahi abajo. Si las cosas se ponian feas, no queria que empezara a llover plomo. Lanzo la ultima lata de Red Dog por encima de la verja, sin abrir, para que los pajaros la abrieran y se emborrachasen. ?Por que iba a divertirse solo el?