Lee regreso al interior de la casa e intento ver la television durante un rato, aunque estaba atento por si oia a Faith. Despues de repasar unos mil canales, llego a la conclusion de que no habia nada que valiera la pena y se puso a jugar al solitario. Le gustaba tanto perder que echo doce partidas mas, con el mismo resultado. Bajo a la sala de juegos y jugo un poco al billar. A la hora del almuerzo, preparo un sandwich de atun junto con un poco de sopa de carne y cebada y comio en la terraza que daba a la piscina. Observo que la misma avioneta volvia a aterrizar alrededor de la una. Descargo a los pasajeros y se elevo de nuevo. A Lee se le ocurrio llamar a la puerta del dormitorio de Faith para preguntarle si tenia hambre pero descarto la idea. Se dio un chapuzon en la piscina y luego se tumbo en el frio cemento para tomar el sol, que brillaba con intensidad. Se sentia culpable en todo momento por disfrutar de aquello.

Las horas transcurrieron, y cuando empezo a anochecer se planteo la posibilidad de preparar una buena cena. Esta vez iria a buscar a Faith y la instaria a que comiese. Se disponia a subir las escaleras cuando se abrio la puerta y aparecio ella.

Lo primero en lo que se fijo fue en su atuendo: un vestido blanco de algodon, largo hasta la rodilla y cenido, combinado con un sueter de algodon azul claro. Llevaba las piernas descubiertas y unas sandalias sencillas pero con mucho estilo. Iba bien peinada; un toque de maquillaje realzaba sus facciones, y los labios pintados de color rojo daban el toque final. Sostenia un pequeno bolso sin asas. El sueter le cubria los cardenales de las munecas. Lee penso que, probablemente, se lo habia puesto por eso. Se sintio aliviado al notar que ya no cojeaba.

– ?Piensas salir? -pregunto Lee.

– A cenar. Estoy muerta de hambre.

– Iba a preparar algo.

– Prefiero cenar fuera. Me esta entrando claustrofobia.

– ?Y adonde vas?

– Bueno, de hecho, pensaba que iriamos juntos.

Lee bajo la mirada hacia sus pantalones caquis descoloridos, las chanclas y el polo de manga corta.

– Voy un poco andrajoso comparado contigo.

– Vas bien. -Faith reparo en el arma enfundada-. De todos modos, yo dejaria la pistola.

Lee se fijo en el vestido.

– Faith, no se si iras muy comoda en la Honda con eso.

– El club de campo esta a menos de un kilometro calle arriba. Tiene un restaurante abierto al publico. Podriamos ir andando. Creo que hara una noche estupenda.

Lee asintio, convencido de que lo mejor era salir, por una infinidad de razones.

– Parece buena idea. Enseguida estoy.

Subio corriendo las escaleras y dejo la pistola en un cajon de la habitacion. Se lavo la cara, se humedecio un poco el cabello, tomo su chaqueta y se reunio con Faith, que estaba activando la alarma, en la puerta principal. Salieron de la casa y cruzaron el camino de acceso. Al llegar a la acera, que discurria paralela a la carretera principal, caminaron bajo un cielo cuyo color habia pasado del azul al rosa con la puesta de sol. Las farolas se habian encendido en las zonas comunes y los aspersores se habian pues-to en marcha. El sonido del agua a presion relajaba a Lee. Observo que las luces conferian un ambiente especial al paseo. El lugar parecia despedir un brillo casi etereo, como si se hallaran en el decorado perfectamente iluminado de una pelicula.

Lee alzo la vista a tiempo de ver un bimotor preparandose para el aterrizaje. Nego con la cabeza.

– Me he llevado un susto de muerte la primera vez que he visto ese aparato esta manana.

– Yo tambien me habria asustado, si no fuera porque vine aqui por primera vez en una de esas avionetas. Es el ultimo vuelo del dia. Ahora ya esta demasiado oscuro.

Llegaron al restaurante, decorado con un inconfundible estilo nautico: un gran timon en la entrada principal, cascos de escafandra colgados de las paredes, redes de pescar suspendidas del techo, paredes recubiertas de pino nudoso, pasamanos y barandillas de cuerda y un acuario enorme lleno de castillos, flora y un extrano surtido de peces. Los camareros eran jovenes, dinamicos e iban vestidos con el uniforme propio de la tripulacion de un crucero. La que los atendio era especialmente vivaracha. Les pregunto que deseaban beber. Lee opto por un te helado. Faith pidio vino con soda. Una vez que hubo tomado nota, la camarera procedio a recitarles los platos del dia con un agradable aunque un tanto tembloroso tono de contralto. Cuando se marcho, Faith y Lee intercambiaron una mirada y no pudieron evitar reirse.

Mientras esperaban las bebidas, Faith echo un vistazo a la sala.

Lee le clavo la mirada.

– ?Ves a alguien conocido?

– No. No salia mucho cuando venia aqui. Me daba miedo encontrarme con algun conocido.

– Tranquilizate. No te pareces a Faith Lockhart. -La examino de arriba abajo-. Y debia haberlo dicho antes pero estas… bueno, estas muy guapa esta noche. Quiero decir que muy bien. -De repente parecio avergonzado-. No es que no estes bien siempre. Me referia a que… -Al notar que se le trababa la lengua, Lee se callo, se recosto en el asiento y leyo detenidamente la carta.

Faith lo miro, sintiendose igual de incomoda que el, sin duda, pero con un atisbo de sonrisa en los labios.

– Gracias.

Pasaron alli dos agradables horas, hablando de temas intrascendentes, contandose cosas del pasado y conociendose mejor el uno al otro. Como era temporada baja y dia laborable, habia pocos clientes. Terminaron de cenar, tomaron un cafe y compartieron una porcion grande de pastel de coco. Pagaron en efectivo y dejaron una buena propina, que probablemente haria que su camarera se fuera cantando hasta su casa.

Faith y Lee regresaron caminando despacio, disfrutando del aire fresco de la noche y digiriendo la cena. Sin embargo, en vez de ir a la casa, Faith guio a Lee hasta la playa despues de dejar el bolso junto a la puerta trasera de la casa. Se quito las sandalias y prosiguieron su paseo por la arena. Habia oscurecido por completo, soplaba una brisa ligera y refrescante y tenian toda la playa para si.

Lee se volvio hacia ella.

– Salir ha sido buena idea -dijo-. Me lo he pasado muy bien.

– Puedes ser encantador cuando quieres.

Lee se mostro molesto por unos instantes hasta que se percato de que estaba bromeando.

– Supongo que salir juntos ha sido como empezar de nuevo.

– Eso tambien me ha pasado por la cabeza. -Faith se detuvo y se sento en la playa, hundiendo los pies en la arena. Lee se quedo de pie, contemplando el oceano-. ?Que hacemos ahora, Lee?

Se sento junto a ella, se quito los zapatos y doblo los dedos de los pies bajo la arena.

– Seria fantastico que pudieramos quedarnos aqui, pero creo que no es posible.

– ?Y adonde vamos? Ya no me quedan mas casas.

– He estado pensando sobre el tema. Tengo buenos amigos en San Diego. Son investigadores privados como yo. Conocen a todo el mundo. Si hablo con ellos, estoy seguro de que nos ayudaran a cruzar la frontera de Mexico.

A Faith no parecio entusiasmarle la idea.

– ?Mexico? ?Y una vez alli?

Lee se encogio de hombros.

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