– No lo se. Quiza podriamos conseguir pasaportes falsos y utilizarlos para ir a America del Sur.

– ?A America del Sur? ?Y que hacemos, tu trabajas en las plantaciones de coca y yo en un burdel?

– Mira, he estado alli. No solo hay drogas y prostitucion. Tendremos muchas opciones.

– ?Dos profugos de la justicia con sabe Dios quien mas pisandoles los talones? - Faith dirigio la vista a la arena y nego con la cabeza para dejar claras sus reservas al respecto.

– Si se te ocurre algo mejor, soy todo oidos -afirmo Lee.

– Tengo dinero. Mucho, en una cuenta numerada en Suiza.

Lee la miro con escepticismo.

– ?0 sea que eso existe de verdad?

– Por supuesto. Y todas esas conspiraciones a escala global de las que has oido hablar y las organizaciones secretas que controlan el pais, tambien. Pues, si, todo es verdad. -Faith sonrio y le lanzo un punado de arena.

– Bueno, si los federales registran tu casa o tu despacho, ?encontraran documentos relacionados con eso? Si saben los numeros de cuenta pueden rastrearla y localizar el dinero.

– La razon por la que la gente tiene cuentas numeradas en Suiza es por la confidencialidad absoluta. Si los banqueros suizos se dedicaran a dar informacion a todo aquel que la pidiese, su sistema entero se iria al traste.

– El FBI no es cualquiera.

– No te preocupes. No guardo ningun documento. Llevo toda la informacion de acceso conmigo.

Lee no parecia estar convencido.

– ?Y tienes que ir a Suiza para disponer del dinero? Porque eso seria mas bien imposible, ?sabes?

– Fui alli a abrir la cuenta. El banco nombro a un fiduciario, un empleado del banco, con poder notarial para gestionar la transaccion en persona. Es una operacion bastante compleja. Hay que mostrar los numeros de acceso, demostrar la identidad real, firmar y entonces comparan la firma con la que ellos tienen registrada.

– Y a partir de ahi, ?tu llamas al fiduciario y el hace lo que le digas?

– Correcto. Ya he realizado pequenas transacciones con anterioridad, para asegurarme de que funcionaba. Es la misma persona. Conoce mi voz. Le doy los numeros y los datos de la cuenta a la que quiero enviar el dinero. Y funciona.

– Ya sabes que no puedes transferirlo a la cuenta corriente de Faith Lockhart.

– No, pero tengo una cuenta aqui a nombre de SLC Corporation.

– ?Y consta tu firma como directiva? -pregunto Lee.

– Si, a nombre de Suzanne Blake.

– El problema radica en que los federales conocen ese nombre. Por lo del aeropuerto, ?recuerdas?

– ?Sabes cuantas Suzanne Blake hay en este pais? -repuso Faith.

Lee se encogio de hombros.

– Tienes razon.

– Asi que por lo menos dispondremos de dinero para vivir. No nos durara eternamente, pero algo es algo.

– Mas vale eso que nada.

Permanecieron en silencio durante unos minutos. Faith posaba los ojos alternativamente en el y en el mar.

Lee advirtio que lo escudrinaba.

– ?Que pasa? ?Tengo restos de pastel de coco en la barbilla?

– Lee, cuando llegue el dinero puedes quedarte con la mitad y marcharte. No hace falta que sigas conmigo.

– Faith, esto ya lo hemos hablado.

– No, no es cierto. Practicamente te ordene que vinieras conmigo. Se que volver sin mi te causaria problemas, pero por lo menos tendras dinero para ir a algun sitio. Mira, incluso puedo llamar al FBI. Les dire que tu no estas implicado. Que me ayudaste a ciegas. Y que yo te di esquinazo. Asi podras volver a casa.

– Gracias, Faith, pero vayamos por partes. No me marchare hasta que sepa que te encuentras a salvo.

– ?Estas seguro?

– Si, completamente. No me ire a menos que me lo pidas e, incluso en ese caso, te vigilare para asegurarme de que estas bien.

Faith alargo la mano y le tomo el brazo.

– Lee, nunca podre agradecerte todo lo que has hecho por mi.

– Considerame el hermano mayor que nunca tuviste.

Sin embargo, la mirada que intercambiaron destilaba algo mas que carino fraternal. Lee se volvio hacia la arena intentando mantener la cabeza fria. Faith volvio a dirigir la vista hacia el mar. Cuando Lee se volvio hacia ella de nuevo al cabo de un minuto, Faith sacudia la cabeza y sonreia.

– ?En que piensas? -pregunto Lee.

Faith se levanto.

– Estoy pensando que me gustaria bailar.

Lee la observo sorprendido.

– Bailar? ?Tan borracha estas?

– ?Cuantas noches nos quedan aqui? ?Dos? ?Tres? Luego quiza seamos fugitivos durante el resto de nuestras vidas. Vamos, Lee, es nuestra ultima oportunidad para divertirnos. -Se quito el sueter y lo dejo caer en la arena. El vestido blanco tenia unos tirantes muy finos. Se los bajo de los hombros, le dedico un guino que lo dejo mudo y extendio los brazos para que Lee la tomara de las manos-. Vamos, muchachote.

– Estas loca, de verdad. -No obstante, Lee le asio las manos y se puso en pie-. Te advierto, hace mucho tiempo que no bailo.

– Eres boxeador, ?no? Tu juego de piernas seguramente es mejor que el mio. Yo empiezo y luego tu me llevas.

Lee dio unos pocos pasos vacilantes y dejo caer las manos. -Esto es absurdo, Faith. ?Y si nos ve alguien? Nos tomaran por locos.

Ella lo miro con expresion testaruda.

– Me he pasado los ultimos quince anos de mi vida preocupandome de lo que los demas pensaban. Asi que ahora mismo me importa un bledo lo que piense el resto del mundo.

– Pero si ni siquiera tenemos musica.

– Tararea una cancion. Escucha el viento, ya saldra.

Sorprendentemente, asi fue. Al principio se balanceaban despacio, Lee se sentia torpe y Faith no estaba acostumbrada a llevar la batuta. Luego, a medida que se familiarizaban con los movimientos del otro, empezaron a describir circulos mas amplios en la arena. Al cabo de unos diez minutos, Lee tenia la mano derecha posada con soltura en la cadera de Faith, y ella le rodeaba la cintura con el brazo y tenian entrelazadas las manos libres a la altura del pecho.

Se envalentonaron y comenzaron a realizar algunos giros, vueltas y otros movimientos que recordaban al swing y a otros bailes de pareja de la epoca de las grandes orquestas. Les costaba, incluso en las zonas en las que la arena era mas compacta, pero se esforzaban al maximo. Cualquiera que los hubiera visto habria pensado que estaban ebrios o reviviendo su juventud y pasandoselo en grande. En cierto modo, ambas observaciones habrian sido acertadas.

Вы читаете A Cualquier Precio
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату