– Supervivencia, un concepto interesante. Tu te consideras un superviviente y aun asi vienes a mi y me lanzas todas esas acusaciones infundadas…

Buchanan se inclino hacia adelante y se encaro con Thornhill.

– He olvidado mas sobre el tema de la supervivencia de lo que tu has sabido jamas. No tengo legiones de personas armadas por ahi que obedezcan mis ordenes mientras yo estoy comodamente sentado tras los muros de Langley analizando el campo de batalla como una partida de ajedrez. En cuanto entraste en mi vida, tome medidas que acabaran contigo si me ocurre algo. ?Te has planteado alguna vez la posibilidad de que alguien sea la mitad de agil que tu? ?O es que todos tus exitos se te han subido de verdad a la cabeza?

Thornhill se limito a mirarlo, asi que Buchanan siguio hablando.

– Ahora bien, me considero una especie de socio tuyo, por odiosa que me parezca la idea. Y quiero saber si mataste al agente del FBI porque quiero saber exactamente que tengo que hacer para salir de esta pesadilla. Asimismo, deseo saber si mataste a Faith y a Adams. Y si no me lo dices, en cuanto salga de este coche, mi siguiente parada sera el FBI. Y si te consideras tan invencible como para intentar matarme en las narices de los agentes federales, adelante. Pero, si muero, tu tambien te hundiras. -Buchanan se recosto en el asiento y se permitio una sonrisa-. Conoces el cuento de la rana y el escorpion, ?no? El escorpion tiene que cruzar una charca y le asegura a la rana que no le clavara el aguijon si lo ayuda a cruzar. Y la rana sabe que si el escorpion le pica, este se ahogara, asi que accede a transportalo. A medio camino, el escorpion, contra todo pronostico, clava el aguijon a la rana. Mientras agoniza, la rana exclama: «?Por que lo has hecho? Tu tambien moriras.» Y el escorpion se limita a contestar: Es propio de mi naturaleza.» -Buchanan agito la mano a modo de saludo-. Hola, senor rana.

Los dos hombres se sostuvieron la mirada durante el siguiente kilometro y medio, hasta que Thornhill rompio el silencio.

– Habia que eliminar a Lockhart. El agente del FBI estaba con ella, asi que tambien tenia que morir.

– ?Y Faith se salvo?

– Con la ayuda de tu investigador privado. De no ser por tu metedura de pata, esta situacion nunca se habria producido.

– No se me habia ocurrido que te propusieses matar a alguien. ?Entonces no tienes idea de donde esta? -pregunto Buchanan.

– Es cuestion de tiempo. Tengo muchas redes echadas. Y mientras hay vida, hay esperanza.

– ?Que quieres decir con eso?

– Quiero decir que he terminado de hablar contigo.

Los siguientes quince minutos transcurrieron en completo silencio. El coche entro en el aparcamiento subterraneo del edificio de Buchanan. Un sedan gris esperaba en el nivel inferior, con el motor en marcha. Antes de apearse, Thornhill sujeto a Buchanan por el brazo.

– Dices tener la capacidad de destruirme si te ocurre algo. Bueno, ahora escucha mi parte. Si tu colega y su nuevo «amigo» desbaratan todo aquello por lo que he trabajado, todos vosotros sereis eliminados. En el acto. -Le solto el brazo-. Para que nos entendamos, senor escorpion -anadio Thornhill con desden.

Un minuto despues, el sedan gris salia del aparcamiento. Thornhill ya estaba al telefono.

– No hay que perder a Buchanan de vista ni un segundo. -Colgo y empezo a pensar en como enfrentarse a esa nueva situacion.

42

– Este es el ultimo lugar-senalo Connie cuando llegaron a la tienda de motocicletas en el sedan.

Salieron del coche y Reynolds miro en torno a si.

– ?Su hermano pequeno?

Connie asintio mientras comprobaban la lista.

– Scott Adams. Es el encargado.

– Bueno, esperemos que resulte de mas ayuda que los demas.

Habian hablado con todos los parientes de Lee en la zona. Nadie habia tenido noticias de el durante la ultima semana. 0 por lo menos eso habian dicho. Scott Adams quiza fuera su ultima posibilidad. Sin embargo, cuando entraron en la tienda, les comunicaron que habia salido de la ciudad para asistir a la boda de un amigo y que no regresaria hasta un par de dias despues.

Connie entrego su tarjeta al joven del mostrador.

– Dile que me llame en cuanto llegue.

Rick, el vendedor que habia estado coqueteando con Faith sin disimulo, examino la tarjeta.

– ?Esto tiene que ver con su hermano?

Connie y Reynolds lo observaron.

– ?Conoces a Lee Adams? -inquirio Reynolds.

– No puedo decir que lo conozca. No sabe como me llamo ni nada. Pero ha venido aqui varias veces. La ultima fue hace un par de dias.

Los dos agentes repasaron a Rick con la vista, calibrando su credibilidad.

– ? Iba solo? -pregunto Reynolds.

– No. Iba con una tia.

Reynolds extrajo una foto de Lockhart y se la enseno.

– Imaginatela con el pelo mas corto y negro, en vez de caoba. Rick asintio sin quitar ojo a la fotografia.

– Si, es ella. Y Lee tambien tenia el pelo distinto. Corto y rubio. Y tambien llevaba barba y bigote. Me fijo mucho en esas cosas. Reynolds y Connie se miraron el uno al otro, intentando disimular la emocion con todas sus fuerzas.

– ?Tienes idea de adonde pueden haber ido? -pregunto Connie.

– Es posible. Pero si se por que vinieron aqui.

– ?Ah, si? ?Por que?

– Necesitaban transporte. Se llevaron una moto. Una de las Gold Wing grandes.

– ?Una Gold Wing? -repitio Reynolds.

– Si. -Rick rebusco entre una pila de folletos en color que habia sobre el mostrador y dio vuelta a uno para que Reynolds lo viera.

– Esta de aqui. La Honda Gold Wing SE. Para recorrer largas distancias, es la mejor. De verdad.

– Y dices que Adams se llevo una. ?Sabes el color y el numero de matricula?

– Puedo consultar la matricula. El color es el mismo que el del folleto. Era de muestra, pero Scotty dejo que se la llevara.

– Has dicho que tal vez supieras adonde habian ido -intervino Reynolds.

– ?Que quieren de Lee?

– Queremos hablar con el. Y con la mujer que lo acompana -respondio ella amablemente.

– ?Han hecho algo malo?

– No lo sabremos hasta que hablemos con ellos -contesto Connie. Dio un paso

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