– Bueno, Lockhart esta forrada. Basta con echar un vistazo a su casa de McLean. Yo en su lugar tendria otra casa a un nombre falso por si me acabara la suerte.

– Pero todavia no hemos movido ficha: ?norte o sur? Se quedaron sentados reflexionando al respecto hasta que Reynolds se dio una palmada en la frente.

– Dios mio, que tontos somos. Connie, si hay que llamar a Tarheel para reservar plaza en un vuelo determinado, ya tenemos la respuesta que necesitamos.

Connie abrio los ojos como platos.

– Maldita sea, vaya perspicacia la nuestra.

Tomo el telefono, consiguio el numero de Tarheel y llamo para preguntar la fecha y la hora aproximada del vuelo de una tal Suzanne Blake.

Colgo y miro a su companera.

– Nuestra senora Blake reservo dos plazas en un vuelo a Tarheel que salio hace dos dias de Norfolk alrededor de las dos de la tarde. Se enfadaron porque no se presento. Normalmente anotan el numero de la tarjeta de credito pero ya habia volado con su compania asi que confiaron en su palabra.

– ?Y el destino?

– Pine Island.

Reynolds no pudo disimular una sonrisa.

– Cielos,

– Cielos, Connie, a lo mejor lo conseguimos.

Connie puso en marcha el vehiculo.

– Lo unico malo es que no tengo derecho a utilizar los aviones del FBI. Tenemos que conformarnos con el viejo Crown Vic. Calculo que tardaremos seis horas mas o menos, sin contar las paradas. -Consulto la hora-. Si paramos poco, llegaremos hacia la una de la madrugada.

– Se supone que no debo salir de la zona.

– Regla numero uno del FBI: puedes ir a donde quieras siempre y cuando te acompane tu angel de la guarda.

Reynolds parecia preocupada.

– ?No crees que deberiamos pedir refuerzos?

Connie la observo con expresion burlona.

– Bueno, supongo que podriamos llamar a Massey y a Fisher y dejar que se lleven todo el merito.

Reynolds esbozo una sonrisa.

– Deja que llame a casa y pongamonos en marcha.

43

Lee habia tardado muchas horas que le parecieron agonicas, pero al final localizo a Renee. Su madre se habia negado rotundamente a darle su numero de telefono en los dormitorios de la universidad, pero gracias a una serie de llamados a la oficina de matriculacion, entre otras, en las que Lee habia mentido, suplicado y amenazado, habia conseguido el numero. No era de extranar. No habia telefoneado a su hija desde hacia mucho tiempo y, cuando por fin lo hacia, tenia que ser para algo asi. Vaya, ahora seguro que querria mas a su papaito.

La companera de habitacion de Renee en la UVA juro sobre su tumba que Renee se habia ido a clase acompanada por dos jugadores del equipo de futbol, con uno de los cuales salia. Despues de decirle a la joven quien era y dejarle un numero para que Renee lo llamara, Lee habia colgado el telefono y habia conseguido el numero de la oficina del sheriff y le dijo que alguien habia amenazado a Renee Adams, estudiante de la UVA. ?Podrian enviar a alguien para cerciorarse de que no corria peligro? La mujer formulo preguntas que Lee no podia responder, como por ejemplo quien demonios era el. «Eche una ojeada a la lista mas reciente de los mas buscados», queria decirle. Muerto de preocupacion, hizo lo posible por trnsmitirle la sinceridad de sus palabras. Colgo y contemplo de nuevo el mensaje digital: «Renee por Faith», se dijo lentamente para si.

– ?Que?

Se dio vuelta y vio a Faith, de pie en las escaleras con los ojos y la boca bien abiertos.

– Lee, ?de que se trata?

A Lee se le habian agotado las ideas. Se limito a ensenarle el telefono con expresion angustiada.

Faith leyo el mensaje.

– Tenemos que llamar a la policia.

– Renee esta bien -dijo Lee-. Acabo de hablar con su companera de habitacion. Y he llamado a la policia. Alguien intenta asustarnos.

– Eso no lo sabes.

– Tienes razon, no lo se -respondio abatido.

– ?Vas a devolver la llamada?

– Probablemente eso es lo que quieren que haga.

– ? Para rastrearla? ?Es posible localizar un telefono movil?

– Si, con el equipo adecuado. Las companias telefonicas tienen que ser capaces de localizar una llamada realizada desde un movil para determinar la ubicacion de una persona que llame a urgencias. Utilizan un metodo que mide las distancias entre las torres de telecomunicaciones en funcion de la disparidad en la recepcion de la senal y que genera una lista de posibles procedencias… Mierda, la cabeza de mi hija podria estar en la guillotina y yo aqui hablando como si fuera una revista cientifica andante.

– Pero no pueden determinar la ubicacion exacta.

– No, creo que no. No es tan preciso como el posicionamiento por satelite, eso seguro. Pero ?quien diablos lo sabe? Cada segundo algun capullo sabiondo inventa un aparato nuevo que te roba un poco mas de intimidad. Lo se, mi ex mujer se caso con uno de esos.

– Deberias llamar, Lee.

– ?Y que demonios se supone que tengo que decir? Quieren que te cambie por ella.

Faith poso una mano sobre su hombro, le acaricio la nuca y se apoyo en el.

– Llamalos. Y luego ya veremos que hacemos. No le va a pasar nada a tu hija.

Lee la miro.

– No puedes garantizarmelo.

– Puedo garantizarte que hare todo lo posible para asegurarme de que no sufra ningun dano.

– ?lncluso entregarte?

– Si tengo que hacerlo, si. No voy a permitir que una persona inocente sufra por mi culpa.

Lee se desplomo en el sofa.

– Se supone que tengo que ser capaz de funcionar bien bajo presion y ni siquiera consigo ordenar mis pensamientos.

– Llamalos -insistio Faith con gran firmeza.

Lee respiro a fondo y marco los numeros. Faith estaba sentada a su lado escuchando. La senal de llamada sono una vez y entonces obtuvieron respuesta.

– ?Senor Adams?

Lee no reconocio la voz. Poseia cierta cualidad mecanica que le hizo pensar que la modificaban con algun medio. Sonaba lo bastante inhumana como para hacerle sentir un hormigueo en la piel que le producia un terror absoluto.

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