Jack acabo la copa y penso en la afirmacion. Parecia creible. Se habia marcado un tanto con Sullivan, y ?quien podia decir que Ransome Baldwin no se hubiese llevado sus asuntos a otra parte si Jack no hubiese dado la talla?

– Quiza tengas razon.

– Desde luego que tengo razon. Si esta firma fuese un equipo de futbol te habrian elegido el mejor jugador del ano. -Jennifer cogio otra copa y rodeo la cintura de Jack con el brazo-. Y ademas, ahora podras pagar el estilo de vida que estoy acostumbrada a llevar. -Le pellizco el brazo.

– Acostumbrada. ?Genial! Vives asi desde que naciste. -Se dieron un beso fugaz.

– Anda y alterna, machote. -Jennifer fue en busca de sus padres.

Jack echo una mirada a la sala. Todos los presentes eran millonarios. El era el mas pobre, pero sus perspectivas superaban las de todos ellos. Su sueldo base acababa de cuadruplicarse. La participacion en los beneficios anuales duplicaria esa cantidad. Penso que ahora el tambien era, tecnicamente, un millonario. ?Quien lo hubiese dicho, cuando cuatro anos atras pensaba que un millon de dolares era mas dinero del que podia existir en el mundo?

No se habia hecho abogado para hacerse rico. Habia trabajado mas que nunca durante anos por calderilla. Pero tenia derecho, ?no? Este era el tipico sueno americano, ?verdad? Entonces, ?que tenia de malo este sueno que te hacia sentir mal cuando lo conseguias?

Sintio que un brazo pesado le rodeaba los hombros. Se volvio y se encontro ante Sandy Lord, que le miraba con los ojos enrojecidos.

– ?Te sorprendimos, eh?

Jack asintio. El aliento de Sandy olia a una mezcla de alcohol y rosbif. Le recordo el primer encuentro que tuvieron en Fillmore’s, un recuerdo poco agradable. Se distancio sutilmente del socio borracho.

– Mira esta sala, Jack. No hay ni una sola persona, con la posible excepcion del que habla, que no desee estar en tus zapatos.

– Resulta un tanto sorprendente. Todo ocurrio tan de prisa… -Jack hablaba mas para si mismo que para Lord.

– Cono, estas cosas siempre son asi. Pero unos pocos afortunados, van de la nada a la gloria en cuestion de segundos. El exito inesperado es solo eso: inesperado. Pero por ello es tan satisfactorio. Por cierto, deja que te estreche la mano por cuidar tan bien de Walter Sullivan.

– Con mucho gusto, Sandy. Me gusta el tipo.

– Ah, antes de que me olvide. El sabado hare una pequena reunion en mi casa. Vendran algunas personas que te convendria conocer. A ver si consigues convencer a tu hermosa media naranja para que te acompane. Quizas encuentre algunas oportunidades para hacer negocio. Esa chica es un lince, como su padre.

Jack estrecho la mano de cada uno de los socios presentes, a algunos mas de una vez. A las nueve de la noche, el y Jennifer se fueron a casa en la limusina de la compania de la joven. A la una de la madrugada ya habian hecho el amor dos veces. A la una y media Jennifer dormia profundamente.

Jack no.

Estaba junto a la ventana mirando los primeros copos de nieve que comenzaban a caer. Un frente de tormentas se habia instalado en la zona aunque no se esperaban nevadas copiosas. Pero Jack no pensaba en el tiempo. Miro a Jennifer. Vestia un camison de seda, y se acurrucaba entre las sabanas de saten, en una cama tan grande como el dormitorio de su apartamento. Contemplo a sus viejos amigos los murales. Su nueva casa estaria lista para Navidad, aunque la muy respetable familia Baldwin nunca permitiria la cohabitacion abierta hasta que se intercambiaran los votos. Los interiores los estaban rehaciendo bajo la estrecha supervision de su prometida para acomodarlos a sus gustos particulares y para proyectar firmemente las afirmaciones personales de cada uno, aunque no sabia que diablos debia ser eso. Mientras estudiaba los rostros medievales penso que probablemente se reian de el.

Acababan de hacerle socio de la firma de abogados mas prestigiosa de la ciudad, estaba en boca de algunas de las personas mas influyentes de la nacion, cada una de ellas dispuesta a hacer todo lo posible en pro de su meteorica carrera. Lo tenia todo. Desde la hermosa princesa al suegro rico pasando por su santo aunque despiadado mentor y dinero en el banco. Con toda una legion de poderosos a sus espaldas y un futuro sin limites, Jack nunca se habia sentido tan solo como esta noche. Y a pesar de toda su fuerza de voluntad, no podia dejar de pensar en un viejo asustado y furioso y en su hija agotada emocionalmente. Con esas dos bellezas rondandole en la cabeza observo en silencio la suave caida de los copos de nieve hasta que asomaron las primeras luces del alba.

La anciana miro a traves de las polvorientas cortinas venecianas de la sala de estar el coche negro que se detuvo delante de la casa. La artritis que le deformaba las rodillas le impedia casi cualquier movimiento mas alla de levantarse de la silla. Tenia la espalda doblada y los pulmones apenas tenian un poco de tejido util despues de cincuenta anos de alquitran y nicotina. No le quedaba mucha vida; su cuerpo la habia llevado todo lo lejos que habia podido. Mas de lo que habia vivido su hija.

Acaricio la carta que guardaba en el bolsillo de la vieja bata rosa, que no alcanzaba a tapar del todo los tobillos rojos y llagados. Sabia que vendrian en algun momento. Despues de que Wanda regresara de la comisaria, ella sabia que solo era cuestion de tiempo para que ocurriera algo asi. Se le llenaron los ojos de lagrimas cuando recordo las ultimas semanas.

«Fue culpa mia, mama.» Su hija habia estado sentada en la cocina diminuta donde, durante la infancia, habia ayudado a la madre a preparar rosquillas y envasar tomates y judias verdes cosechadas en el huerto de detras de la casa. Ella habia repetido las mismas palabras una y otra vez inclinada sobre la mesa, el cuerpo convulsionado con cada palabra. Edwina habia intentado razonar con su hija, pero carecia de la elocuencia necesaria para atravesar el manto de culpa que rodeaba a la mujer delgada que habia comenzado la vida como un bebe regordete de pelo negro y piernas arqueadas. Le habia mostrado a Wanda la carta pero no habia servido de nada. Estaba mas alla de la capacidad de la anciana conseguir que la hija lo comprendiera.

Ahora ella ya no estaba y habia venido la policia. Y ahora Edwina debia hacer lo correcto. A los ochenta y un anos y temerosa de Dios, Edwina le mentiria a la policia, que era la unica cosa que podia hacer.

– Siento mucho lo de su hija, senora Broome. -A la anciana las palabras de Frank le sonaron sinceras. Una lagrima se deslizo por los surcos profundos del rostro.

El policia le dio la nota que habia dejado Wanda y Edwina la leyo utilizando una lupa que tenia sobre la mesa al alcance de la mano. Miro el rostro ansioso del detective.

– No me imagino en que pensaba cuando escribio esto.

– ?Sabe que se cometio un robo en la casa de los Sullivan? ?Que Christine Sullivan fue asesinada por el que cometio el robo?

– Me entere por la television inmediatamente despues de que ocurrio. Aquello fue terrible. Terrible.

– ?Su hija le hablo en algun momento de lo ocurrido?

– Desde luego. Estaba muy trastornada. Ella y la senora Sullivan se llevaban muy bien, realmente bien. La destrozo.

– ?Por que piensa que se suicido?

– Si pudiera decirselo, se lo diria.

Dejo flotando la afirmacion ambigua delante de la cara de Frank hasta que el guardo la nota.

– ?Le comento algo su hija respecto el trabajo que pudiera arrojar alguna luz sobre el asesinato?

– No. Le gustaba mucho el trabajo. Decia que la trataban muy bien. Vivir en aquella casa tan grande era extraordinario.

– Senora Broome, tengo entendido que Wanda tuvo problemas con la ley hace algun tiempo.

– Hace mucho tiempo, detective. Hace mucho tiempo. Y desde entonces vivio siempre como una persona honrada. -Edwina Broome entrecerro los ojos y apreto los labios mientras miraba a Seth Frank.

– No me cabe la menor duda -se apresuro a anadir Frank-. ?Wanda trajo a casa a alguien durante los ultimos meses? ?Alguien que quizas usted no conocia?

Edwina sacudio la cabeza. No era necesario mentir.

Frank la miro durante un buen rato. Los ojos enfermos de cataratas le devolvieron la mirada.

– Tengo entendido que su hija se encontraba fuera del pais cuando ocurrio el incidente.

Вы читаете Poder Absoluto
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату