Los dos hombres sonrieron.

– Reducire la factura al minimo, Tarr, como siempre. Por cierto, ?que hara la nueva compania?

– Tengo informacion sobre nuevas tecnologias en el campo de la vigilancia.

– ?Vigilancia? -Jack le miro sorprendido-. Un poco apartado de tu campo habitual, ?no?

– Eh, tienes que navegar con la corriente. La cosa esta parada. Pero cuando se acaba un mercado, un buen empresario como yo busca nuevas oportunidades. En el sector privado la vigilancia siempre ha sido un buen negocio. Ahora lo ultimo en el campo de la seguridad es el Gran Hermano.

– Resulta un tanto ironico para alguien que estuvo en las carceles de todas las ciudades importantes del pais durante los sesenta.

– Tio, aquellas causas eran magnificas. Pero todos nos hacemos grandes.

– ?Como funciona?

– De dos maneras. Una, los satelites de orbita baja estan conectados a las estaciones de rastreo de la policia. Los pajaros tienen asignados unos sectores de barrido. Ven un problema y envian una senal casi instantanea a la estacion de rastreo con la informacion precisa del incidente. Para la poli es en tiempo real. El segundo metodo requiere instalar equipos de vigilancia de tipo militar, sensores y artefactos de seguimiento en lo alto de los postes de telefonos, enterrados con sensores en la superficie o en las fachadas de los edificios. La ubicacion exacta sera secreta, pero estarian desplegados en las zonas con mayor delincuencia. Si algo va mal, los pajaros llaman a la caballeria.

– Me parece que el sistema se salta a la torera unos cuantos derechos civiles.

– Dimelo a mi. Pero es efectivo.

– Hasta que se mueven los malos.

– Es dificil ganarle a un satelite, Jack.

Jack sacudio la cabeza y volvio a leer el expediente.

– Eh, ?como van los planes de la boda?

– No lo se -respondio Jack-. Intento no meterme en medio.

– Mierda, Julie y yo solo teniamos veinte dolares para el casamiento incluida la luna de miel. Le pagamos diez dolares a un juez de paz, compramos un cajon de Michelob con el resto, fuimos en la Harley hasta Miami y dormimos en la playa. Nos lo pasamos de cona.

– Creo que los Baldwin piensan en algo mas formal -senalo Jack de buen humor-. Aunque lo tuyo me parece mucho mas divertido.

Tarr le miro con curiosidad, como si de pronto hubiese recordado alguna cosa referente a Jack.

– Eh, ?que se hizo de aquella tia con la que salias cuando defendias a los chorizos de esta virtuosa ciudad? Kate, ?no?

– Decidimos seguir caminos separados -contesto Jack en voz queda y con la mirada baja.

– Ah. Siempre pense que formaban una buena pareja.

Jack le miro, se humedecio los labios y despues cerro los ojos por un momento antes de responder.

– Bueno, a veces las apariencias enganan

– ?Estas seguro?

– Si.

Despues de comer y acabar con parte del trabajo atrasado, Jack devolvio la mitad de las llamadas telefonicas y decidio dejar el resto para el dia siguiente. Mientras miraba a traves de la ventana volvio sus pensamiento hacia Luther Whitney. Era una adivinanza saber en que estaba involucrado. Estaba desconcertado porque Luther era un solitario en la vida privada y en el trabajo. Jack, en su etapa de defensor publico, habia comprobado los antecedentes de Luther. Trabajaba solo. Incluso en los casos en que no le habian arrestado pero si interrogado, nunca se habian mencionado complices. Entonces, ?quienes eran estas otras personas? ?Una barrera que Luther habia saltado? Pero Luther llevaba demasiado tiempo en el negocio como para hacer algo asi. No valia la pena. ?Quiza la victima? Tal vez no podian probar que Luther habia cometido el delito pero de todos modos habian jurado vengarse. Sin embargo, ?quien era capaz de hacer algo asi solo por haber sido victima de un robo? Jack podia comprenderlo si alguien habia resultado muerto o herido, pero Luther no era capaz de hacerlo.

Se sento delante de la pequena mesa de conferencias y recordo lo sucedido la noche antes con Kate. Habia sido la experiencia mas dolorosa de toda su vida, incluso mas que cuando Kate le habia dejado. Pero el habia dicho lo que debia decir.

Se froto los ojos. En este momento de su vida los Whitney no eran bienvenidos. Pero se lo habia prometido a Luther. ?Por que lo habia hecho? Se aflojo la corbata. En algun momento tendria que marcar un limite, o cortar la cuerda, aunque solo fuera por su salud mental. Ahora deseaba no tener que cumplir la promesa.

Fue a la cocina a buscar una gaseosa, volvio al despacho y acabo las facturas del mes anterior. La firma le estaba facturando a empresas Baldwin unos trescientos mil dolares mensuales y el trabajo iba en aumento. Durante la ausencia de Jack, Jennifer habia enviado otros dos asuntos que mantendrian ocupada a una legion de asociados durante unos seis meses. Jack calculo el monto de sus beneficios, alrededor de una cuarta parte de la facturacion, y silbo por lo bajo al ver la cifra. Era casi demasiado facil.

Las cosas iban cada vez mejor entre Jennifer y el. La cabeza le decia que no metiera la pata. El organo en el centro de su pecho no opinaba lo mismo, pero ya era hora de que la cabeza se hiciera cargo de gobernar su vida. No se trataba de ningun cambio en la relacion, sino un cambio en sus expectativas. ?Era esto un compromiso por su parte? Quiza. Pero, ?quien habia dicho que se podia vivir sin compromisos? Kate Whitney lo habia intentado y asi le habia ido.

Llamo al despacho de Jennifer. No estaba. No volveria hasta manana. Miro la hora. Las cinco y media. Si no estaba de viaje, Jennifer Baldwin casi nunca dejaba el despacho antes de las ocho. Jack consulto el calendario: Jennifer estaria en la ciudad toda la semana. Sin embargo, anoche la habia llamado desde el aeropuerto y no habia dado con ella. Ojala no pasara nada serio.

Mientras pensaba en dejar la oficina e ir a verla a su casa, Dan Kirksen asomo la cabeza.

– ?Tienes un minuto, Jack?

Jack vacilo. El hombre y sus pajaritas le irritaban, y sabia muy bien por que. Cortes hasta lo absurdo, Kirksen le habria tratado como basura si no fuera porque el tenia un cliente que aportaba millones en trabajo. Ademas, Jack sabia que Kirksen deseaba con toda el alma tratarle como si fuera basura, y esperaba ansioso tener la oportunidad.

– Ya me iba. Desde hace un tiempo que no paro.

– Lo se. -Kirksen sonrio-. No se habla de otra cosa en esta casa. Sandy tendra que andarse con ojo. Por lo que se ve, Walter Sullivan esta loco por ti.

Jack sonrio para si mismo. Lord era la unica persona a la que Kirksen deseaba darle la patada mas que a Jack. Lord sin Sullivan seria vulnerable. Jack leyo los pensamientos del socio gerente de la firma con toda claridad.

– No creo que Sandy tenga ningun motivo de preocupacion.

– Desde luego que no. Solo sera un par de minutos. Sala de conferencias numero uno. -Kirksen se marcho tan deprisa como habia aparecido.

?Que diablos pasa ahora?, se pregunto Jack. Recogio el abrigo y mientras atravesaba el vestibulo se cruzo con un par de asociados que le miraron de reojo. Su curiosidad fue en aumento.

Las puertas corredizas de la sala de conferencias estaban cerradas, algo poco habitual a menos que hubiera alguna reunion. Jack deslizo una de las puertas. La sala a oscuras se ilumino de pronto, y Jack miro asombrado al encontrarse con una fiesta en marcha. La pancarta en la pared mas lejana decia: ?felicidades, socio!

Lord oficiaba de anfitrion delante de la mesa cubierta de bebidas y platos exquisitos. Jennifer estaba alli en compania de sus padres.

– Estoy orgullosa de ti, carino. -La joven ya habia consumido varias copas. La mirada tierna y las caricias le avisaron a Jack que esta noche seria de fabula.

– Tenemos que estar agradecidos a tu padre por esto.

– Ah, ah, amor mio. Si no estuvieses haciendo un buen trabajo, papa ya te habria dado puerta. Acepta tus meritos. ?Crees que Sandy Lord y Walter Sullivan son faciles de conformar? Carino, has encantado a Sullivan, incluso sorprendido, y solo hay un punado de abogados que lo han hecho.

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