reunirse en otro lugar.
Russell, que habia colocado un rastro en el flujo de dinero desde el inicio, no tardaria en descubrir que habia pasado. No se sentiria muy contenta. y mucho menos le agradaria el proximo mensaje.
El Cafe Alonzo llevaba abierto poco mas de un ano. Tenia la tipica terraza con mesas y sombrillas de colores instalada en un pequeno espacio de la acera marcada con una verja de hierro negro de un metro cincuenta de altura. Servian varios tipos de cafe y tanto la bolleria como los bocadillos eran muy populares entre la clientela del desayuno y la comida. A las cuatro menos cinco solo habia una persona sentada en la terraza. Hacia fresco y las sombrillas plegadas parecian una columna de pajitas gigantes.
El local estaba ubicado en la planta baja de un moderno edificio de oficinas. A la altura del segundo piso colgaba un andamio. Tres trabajadores cambiaban un cristal roto. Toda la fachada del edificio estaba hecha con vidrios espejo que daban una imagen completa de la acera opuesta. El cristal era pesado y voluminoso, e incluso los tres hombres fornidos tenian que esforzarse para moverlo.
Kate se arrebujo en el abrigo y probo el cafe. El sol de la tarde calentaba bastante a pesar de la brisa, pero no tardaria en desaparecer. Las sombras cada vez mas largas se extendian poco a poco sobre las mesas. Sintio una molestia en los ojos al mirar el sol sobre los techos de las casas cerradas en diagonal al cafe al otro lado de la calle. No tardarian en demolerlas para dar espacio a la renovacion de la zona. No advirtio que una de las ventanas del primer piso de una de aquellas casas estaba abierta. La casa vecina tenia dos ventanas rotas. La puerta de otra estaba hundida.
Kate miro la hora. Llevaba sentada alli unos veinte minutos. Habituada al ritmo frenetico de la oficina del fiscal, el dia se le habia hecho interminable. Tenia claro que habia docenas de policias en la vecindad preparados para lanzarse sobre el en cuanto apareciera. Entonces penso en una cosa. ?Tendrian ocasion de decirse algo? ?Que diablos iba a decirle? ?Hola, papa, te han pillado? Se paso la mano por las mejillas ardientes y espero. El apareceria a las cuatro en punto. Ahora era demasiado tarde para hacer nada. Demasiado tarde para cualquier cosa. Pero ella estaba haciendo lo correcto, a pesar de la culpa que sentia, a pesar de la crisis despues de hablar con el detective. Cruzo las manos y las apreto. Estaba a punto de entregar a su padre a las autoridades, y el se lo merecia. No lo penso mas. Ahora solo queria que todo acabara de una vez.
McCarty no estaba conforme. En absoluto. Su rutina era seguir al objetivo, a veces durante semanas, hasta que el asesino comprendia los patrones de comportamiento mejor que la propia victima. Esto simplificaba el trabajo. Ademas el tiempo adicional le permitia a McCarty planear la fuga, estudiar las peores situaciones posibles. Esta vez no tenia ninguna de estas ventajas. El mensaje de Sullivan habia sido terminante. El hombre ya le habia pagado una suma enorme a cuenta, y le pagaria otros dos millones al acabar el trabajo. Ahora le tocaba a el cumplir con su parte. Excepto en su primer asesinato, cometido hacia muchos anos, McCarty no recordaba estar tan nervioso. No le ayudaba mucho saber que habia polis por todas partes.
Se repitio a si mismo que las cosas saldrian bien. Habia aprovechado el poco tiempo disponible despues de la llamada de Sullivan para hacer un reconocimiento de la zona. De inmediato se le ocurrio la idea de apostarse en una de las casas vacias. Era el unico lugar logico. Estaba alli desde las cuatro de la manana. La puerta trasera daba a un callejon. El coche alquilado estaba aparcado en la esquina. Tardaria quince segundos desde el momento de efectuar el disparo, dejar el fusil, bajar la escalera, salir al callejon y subir al coche. Estaria a casi cuatro kilometros de distancia antes de que la policia se diera cuenta de lo ocurrido. Un avion le esperaba a los cuarenta y cinco minutos en un aeropuerto privado a quince kilometros al norte de Washington. El seria el unico pasajero del vuelo a Nueva York.Dentro de cinco horas, McCarty estaria a bordo del Concorde que aterrizaba en Londres.
Repaso el fusil y la mira telescopica por enesima vez, de un papirotazo aparto una mota de polvo del canon. Un silenciador no le habria venido mal, pero aun no habia encontrado ninguno aplicable a un fusil, y mucho menos a uno que disparaba proyectiles de alta velocidad como el suyo. Contaba con la confusion para enmascarar el disparo y la huida. Miro al otro lado de la calle y comprobo la hora. Faltaban unos minutos.
McCarty era un asesino experto pero no tenia modo de saber que otro fusil apuntaria a la cabeza del objetivo. Y que detras de ese fusil habria un par de ojos tan agudos o mas que los suyos.
Tim Collin se habia calificado como tirador de primera en los marines y su sargento mayor habia escrito en la evaluacion que nunca habia visto a un tirador de tanta calidad. Ahora, el objeto de estas alabanzas observaba a traves de la mira telescopica del fusil; despues se relajo. Collin miro el interior de la furgoneta. Habian aparcado el vehiculo en la esquina opuesta al cafe, desde donde tenia un tiro directo al objetivo. Apunto otra vez. Kate Whitney aparecio por un momento en la reticula. Collin abrio la ventanilla lateral de la furgoneta. Estaba en la sombra de los edificios detras de el. Nadie veia lo que hacia. Ademas tenia la ventaja de saber que Seth Frank y un grupo de policias del condado estaban ocultos a la derecha del cafe mientras que otros esperaban en el vestibulo del edificio de oficinas. Varios coches sin identificacion estaban aparcados a lo largo de la manzana. Si Whitney intentaba escapar no llegaria muy lejos. Pero el agente sabia que no tendria ocasion.
Despues del disparo, Collin desarmaria el fusil y lo ocultaria en la furgoneta, saldria con la pistola y la placa y se uniria con los demas en la discusion sobre que diablos habia pasado. Nadie pensaria en revisar un vehiculo del servicio secreto en busca del arma o del tirador que acababa de matar a su presa.
El plan de Burton le habia parecido muy sensato. Collin no tenia nada en contra de Luther Whitney, pero habia mucho mas en juego que la vida de un delincuente profesional de sesenta y seis anos. Muchisimo mas. Matar al viejo no era algo que pudiera disfrutar; de hecho, intentaria olvidarlo cuanto antes. Pero asi era la vida. Le pagaban por hacer su trabajo, en realidad habia jurado hacerlo. ?Quebrantaba la ley? Desde un punto de vista legal cometeria un asesinato. En realidad hacia lo que habia que hacer. Daba por sentado que el presidente lo sabia, Gloria Russell lo sabia y Bill Burton, el hombre al que respetaba mas que a ningun otro, le habia ordenado que lo hiciera. El entrenamiento de Collin le impedia no hacer caso a la orden. Por otro lado, el viejo habia entrado en la casa. Le caerian veinte anos. No viviria veinte anos. ?Quien queria estar en la carcel a los ochenta anos? Collin le evitaria un monton de sufrimientos. En esas mismas circunstancias, Collin hubiese preferido que le pegaran un balazo.
El agente miro a los trabajadores montados en el andamio que luchaban para enderezar el panel de cristal. Un hombre sujeto la soga de la polea y comenzo a tirar. El cristal subio poco a poco.
Kate dejo de mirarse las manos y en aquel momento le vio.
Caminaba con gracia por la acera. El sombrero y la bufanda ocultaban casi todo el rostro, pero el andar era inconfundible. De pequena siempre habia deseado flotar sobre el suelo como su padre, sin ningun esfuerzo, con tanta confianza. Hizo el ademan de levantarse y se contuvo. Frank no habia dicho en que momento actuaria, aunque Kate pensaba que no tardaria mucho.
Luther se detuvo delante del cafe y la miro. No habia estado tan cerca de su hija desde hacia mas de diez anos, y no sabia muy bien que hacer. Ella noto la vacilacion y se obligo a sonreir. Sin perder un instante, Luther se acerco a la mesa y se sento, de espaldas a la calle. Pese al frio se quito el sombrero y guardo las gafas de sol en el bolsillo.
McCarty apunto a traves de la mira telescopica. El pelo canoso aparecio con toda nitidez. Quito el seguro y acerco el dedo al gatillo.
Unos noventa metros mas alla, Collin repetia los mismos movimientos. No tenia tanta prisa como McCarty porque sabia el momento exacto en que aparecerian los policias.
McCarty comenzo a tirar del gatillo. Se habia fijado un par de veces en los trabajadores montados en el andamio pero ahora era como si no existieran. Fue el segundo error en todos sus anos de asesino.
El cristal se movio hacia arriba bruscamente cuando tiraron de la polea y quedo apuntado hacia McCarty. La luz del sol se reflejo en la superficie, que devolvio los rayos directamente a los ojos de McCarty. Sintio un dolor momentaneo en las pupilas y su mano se sacudio instintivamente en el momento que disparaba. Mascullo un insulto y lanzo el fusil al suelo. Llego a la puerta trasera cinco segundos antes de lo previsto.
La bala dio en el palo de la sombrilla y lo partio antes de rebotar e incrustarse en el suelo. Kate y Luther se arrojaron cuerpo a tierra, y el padre protegio a la muchacha con el cuerpo. Unos segundos mas tarde, Seth Frank y una docena de policias, con las armas en las manos, formaron un semicirculo alrededor de la pareja, escrutando