zonas.

– Yo ire con los ocho primeros hombres a la planta segunda y bajare el ascensor para el equipo siguiente, que subira a la planta tercera, y asi sucesivamente.

– No esta mal. -Quintana no perdio tiempo en discutir. Eligio rapidamente ocho hombres e hizo que se metieran en el ascensor con Pitt. Cuando iba a cerrarse la puerta, dijo-: ?Que no te maten, maldito!

La subida parecio eterna. Ninguno de los hombres miraba a los otros a los ojos. Algunos se enjugaban el sudor que goteaba por sus caras. Otros se rascaban, sintiendo picores imaginarios. Todos tenian un dedo en el gatillo.

Al fin se detuvo el ascensor y se abrio la puerta. Los cubanos entraron en una sala de operaciones en la que habia casi veinte oficiales sovieticos del GRU y cuatro mujeres vestidas tambien de uniforme. La mayoria murieron detras de sus mesas bajo una granizada de balas, con una expresion de pasmada incredulidad. A los pocos segundos, la sala parecio un matadero, con sangre y tejidos desparramados por todas partes.

Pitt no perdio tiempo en ver mas. Apreto el boton de la planta 1 y subio solo en el ascensor al despacho de Velikov. Apretando la espalda contra la pared de delante y con el arma en posicion de disparar, lanzo una rapida mirada alrededor de la puerta que se abria. Lo que vio en el interior del despacho le produjo una mezcla de recogijo y furia salvaje.

Siete oficiales del GRU estaban sentados en semicirculo, observando fascinados la sadica actuacion de Foss Glv. Parecian no oir el sordo ruido de los disparos en la planta inferior, pues, segun dedujo Pitt, tenian los sentidos adormecidos por el contenido de varias botellas de vino.

Rudi Gunn yacia en un lado, con la cara casi hecha papilla, tratando desesperadamente, por orgullo, de mantener despectivamente erguida la cabeza. Un oficial apuntaba con una pequena pistola al sangrante Al Giordino, que estaba atado a una silla metalica. El musculoso y pequeno italiano estaba doblado hacia delante, con la cabeza casi tocando las rodillas y sacudiendola lentamente de un lado a otro, como para aclarar la vision y librarse del dolor. Uno de los hombres dio una patada a Giordino en el costado, haciendole caer al suelo con la silla. Raymond LeBaron estaba sentado al lado y un poco detras de Gly. El que habia sido dinamico financiero tenia el aspecto de un hombre convertido en una sombra, con el espiritu arrancado del cuerpo. Los ojos estaban ciegos, la cara era inexpresiva. Gly le habia exprimido y retorcido hasta convertirlo en un vegetal.

Jessie LeBaron estaba arrodillada en el centro de la habitacion, mirando a Gly con expresion de reto. Le habian cortado muy cortos los cabellos. Sujetaba una manta alrededor de sus hombros. Las piernas y los brazos descubiertos estaban llenos de cardenales y manchas rojas. Parecia estar mas alla del sufrimiento, insensible la mente a todo dolor ulterior. A pesar de su lastimoso aspecto, era increiblemente hermosa, con una serenidad y un aplomo extraordinarios.

Foss y los otros hombres se volvieron al oir el ascensor, pero al ver que estaba aparentemente vacio, volvieron a su diversion.

Precisamente cuando la puerta empezaba a cerrarse, Pitt entro en la habitacion con una calma helada casi inhumana, con su AK-74 levantado al nivel de los ojos y vomitando fuego.

Su primera rafaga de tiros alcanzo al hombre que habia tirado al suelo a Giordino de una patada. La segunda rafaga dio en el pecho del condecorado oficial sentado junto a Gunn, haciendole caer hacia atras contra una libreria. Las tercera y cuarta barrieron a tres hombres sentados en apretado grupo. Despues hizo girar el arma, describiendo un arco y apuntando a Foss Gly; pero el corpulento desertor reacciono mas de prisa que los otros.

Gly puso a Jessie en pie y la sostuvo delante de el como un escudo. Pitt se retraso lo suficiente para que el septimo ruso que estaba sentado casi a su lado desenfundase una pistola y disparase al azar.

La bala dio en la recamara del arma de Pitt, la rompio y despues reboto en el techo. Pitt levanto el arma inutil y salto en el mismo momento en que veia el fogonazo del segundo disparo. Ahora todo parecio desarrollarse en movimiento retardado. Incluso la expresion asustada del ruso al apretar el gatillo por tercera vez. Pero no llego a disparar. La culata de la AK-74 corto el aire y se estrello contra un lado de la cabeza.

Al principio, Pitt penso que la segunda bala habia errado el blanco, pero entonces sintio gotear sangre sobre el cuello desde la oreja izquierda. Permanecio inmovil alli, presa todavia de furia, mientras Gly arrojaba brutalmente a Jessie sobre la alfombra. Una satanica mueca se pinto en la cara maligna de Glyt junto con una expresion de diabolica expectacion.

– Has vuelto.

– Muy perspicaz…, por ser un cretino.

– Te prometi una muerte lenta cuando volviesemos a encontrarnos - dijo amenazadoramente Gly-. ?Lo has olvidado?

– No, no lo he olvidado -dijo Pitt-. Incluso me he acordado de traer un buen garrote.

Pitt estaba seguro de que Gly queria quitarle la vida con sus manazas. Y sabia que su unica ventaja verdadera, ademas del bate, era un total desconocimiento del miedo. Gly estaba acostumbrado a ver victimas importantes y desnudas, intimidadas por su fuerza bruta. Los labios de Pitt imitaron la satanica mueca, y empezo a acechar a Gly, observando con fria satisfaccion la confusion que se pintaba en los ojos de su adversario.

Pitt se coloco en posicion agachada, como en el beisbol, golpeo bajo con el bate y alcanzo a Gly en la rodilla. El golpe rompio la rotula de Gly, que gruno de dolor, pero no cayo al suelo. Se recobro en un abrir y cerrar los ojos y se lanzo sobre Pitt, recibiendo un golpe en las costillas que le dejo sin aliento y jadeando de angustia. Por un momento permanecio inmovil, observando cautelosamente a Pitt, tocandose las costillas rotas e inspirando dolorosamente.

Pitt se echo atras y bajo el bate.

– ?Te dice algo el nombre de Brian Shaw? -pregunto pausadamente.

La torcida mirada de odio se transformo lentamente en expresion de asombro.

– ?El agente britanico? ?Le conocias?

– Hace seis meses le salve la vida en un remolcador en el rio Saint Laurence. ?Te acuerdas? Tu le estabas matando a golpes cuando llegue por detras y te di en el craneo con una llave inglesa.

Pitt se regocijo al ver la mirada salvaje de los ojos de Gly.

– ?Fuiste tu?

– Sera la ultima idea que te lleves al otro mundo -dijo Pitt, sonriendo diabolicamente.

– Es la confesion de un hombre muerto.

No habia desprecio ni insolencia en la voz de Gly; solo un simple convencimiento.

Sin anadir palabra, los dos hombres empezaron a dar vueltas uno alrededor del otro, como un par de lobos; Pitt, con el bate levantado; Gly, arrastrando la pierna lesionada. Un silencio irreal reino en la estancia. Gunn se esforzo, a pesar de su dolor, en alcanzar la pistola caida, pero Gly advirtio el movimiento por el rabillo del ojo y aparto el arma de una patada. Todavia atado a la silla, Giordino luchaba debilmente contra sus ataduras, en desesperada frustracion, mientras Jessie yacia rigida, mirando con fascinacion morbida.

Pitt dio un paso adelante y a punto estaba de descargar el golpe cuando uno de sus pies resbalo en la sangre del ruso muerto. El bate habria alcanzado a Gly en un lado de la cabeza, pero el arco se desvio un palmo. En un movimiento reflejo, Gly levanto el brazo y encajo el golpe con su enorme biceps.

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