– Buenos dias, Ira -dijo el presidente-. Me alegro de que hayas podido venir.

El gordo dejo la barra de las pesas en un par de ganchos, se levanto del banco y estrecho la mano del presidente.

– Me alegro de verte, Vince.

El presidente sonrio. Nada de reverencias ni de dar el tratamiento de «senor presidente». El duro y estoico Ira Hagen, musito. El valiente y viejo agente secreto no se inclinaba ante nadie.

– Espero que no te importe que nos encontremos aqui.

Hagen lanzo una ronca risotada que resono en las paredes del gimnasio.

– He recibido ordenes en lugares peores.

– ?Como marcha el negocio del restaurante?

– Rinde buenos beneficios desde que dejamos la cocina refinada y nos dedicamos a la sencilla comida americana. El costo de la materia prima nos estaba comiendo vivos. Veinte entradas con salsas caras y hierbas eran demasiado. Ahora nos especializamos en solo cinco platos: jamon, pollo, cazuela de pescado, estofado y empanada de carne.

– No esta mal -dijo el presidente-. Yo no he comido una buena empanada de carne desde que era pequeno.

– A nuestros clientes les encanta, especialmente desde que tenemos un buen servicio y un buen ambiente intimo. Todos mis camareros visten de smoking, hay velas en las mesas, la decoracion es excelente y los platos se presentan a la manera europea. Y lo mejor es que los clientes comen mas deprisa y las mesas se llenan varias veces.

– Y con la comida no ganas nada, pero sacas un buen provecho del vino y los licores,?eh?

– Vince, eres estupendo. No me importa lo que diga de ti la prensa. Cuando seas un viejo ex politico, llamame y montaremos juntos una cadena de bares -dijo Hagen riendo.

– ?Echas de menos la investigacion criminal, Ira?

– Algunas veces.

– Eras el mejor agente secreto que tuvo jamas el Departamento de Justicia -dijo el presidente-, hasta que murio Martha.

– Investigar para el Gobierno ya no parece tener importancia. Ademas, yo tenia tres hijas a las que educar y las exigencias del trabajo me tenian alejado de casa durante semanas seguidas.

– ?Estan bien las chicas?

– Muy bien. Como sabes, tus tres sobrinas son felices en sus matrimonios y me han dado cinco nietos.

– Lastima que Martha no pudiese verlos. De mis cuatro hermanas y dos hermanos, era mi predilecta.

– No me has hecho venir aqui desde Denver en un reactor de la Fuerza Aerea solo para hablarme de los viejos tiempos -dijo Hagen-. ?Que sucede?

– ?Has perdido tu olfato?

– ?Te has olvidado tu de montar en bicicleta?

Ahora fue el presidente quien se echo a reir.

– A preguntas necias…

– Los reflejos son un poco mas lentos, pero la materia gris sigue rindiendo al ciento por ciento.

El presidente le arrojo la cartera.

– Empapate de esto, mientras yo hago un par de kilometros en la cinta sinfin.

Hagen se enjugo la sudorosa frente con una toalla y se sento en la bicicleta fija, amenazando con romperla por su corpulencia. Abrio la cartera de cuero y no interrumpio la lectura de su contenido hasta que el presidente camino un par de kilometros.

– ?Que piensas de esto? -pregunto al fin el presidente. Hagen se encogio de hombros y siguio leyendo. -Seria un magnifico argumento para un serial televisado. Fondos que no se saben de donde vienen, un velo de secreto impenetrable, actividades encubiertas en gran escala, una base lunar desconocida. El material que habria entusiasmado a H. G. Wells.

– ?Te imaginas que es una broma pesada?

– Digamos que quiero creer que lo es. ?Que contribuyente entusiasta no lo creeria? Hace que nuestro servicio de informacion parezca compuesto de mutantes sordos y ciegos. Pero si es una broma, ?cual es el motivo?

– Salvo que sea un gran plan para estafar al Gobierno, no se me ocurre ninguno.

– Deja que acabe de leer. Esta ultima parte esta escrita a mano.

– Es lo que recuerdo de lo que se dijo en el campo de golf. Disculpa las patas de mosca, pero es que nunca aprendi a escribir a maquina.

Hagen le dirigio una mirada interrogadora.

– ?No has hablado de esto a nadie, ni siquiera a tu consejo de seguridad?

– Tal vez soy paranoico, pero ese tal Joe paso a traves del cordon de mi Servicio Secreto como entra una zorra en un gallinero. Y afirmo que miembros del «circulo privado» estan muy bien situados en la NASA y en el Pentagono. Es logico pensar que se han infiltrado tambien en las agencias de informacion y en el personal de la Casa Blanca.

Hagen estudio el informe del presidente sobre la reunion en el campo de golf, retrocediendo en ocasiones para comprobar lo referente a la Jersey Colony. Por ultimo, levanto su cuerpo de la bicicleta, se sento en un banco y miro al presidente.

– Esta ampliacion de un hombre sentado a tu lado en un carrito de golf, ?es de una fotografia de Joe?

– Si. Cuando volviamos a la casa del club, vi a un reportero del Washington Post que habia estado fotografiando mi juego con una lente telescopica. Le pedi que me hiciese el favor de enviarme una ampliacion a la Casa Blanca, para poder regalarla con mi autografo al caddy

– Buena idea. -Hagen estudio atentamente la fotografia y despues la dejo a un lado-. ?Que quieres que haga, Vince?

– Averigua los nombres del «circulo privado».

– ?Nada mas? ?Ninguna informacion o prueba sobre el proyecto de Jersey Colony?

– Cuando sepa quienes son -dijo el presidente, con voz fria-, seran detenidos e interrogados. Entonces sabre hasta donde llegan sus tentaculos.

– Si quieres saber mi opinion, te dire que daria una medalla a cada uno de esos tipos.

– Tal vez lo haga -respondio el presidente, con una fria sonrisa-. Pero no sin antes impedir que emprendan una sangrienta batalla por la posesion de la Luna.

– Por consiguiente, esto representa una situacion esencialmente peliaguda. No puedes confiar en nadie y me contratas para que sea tu agente secreto privado en el campo.

– Si.

– ?Que plazo me das?

– La nave espacial rusa tiene que aterrizar en la Luna dentro de nueve dias. Tengo que aprovechar todas las horas de que disponga para evitar una lucha entre sus cosmonautas y

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