Las imagenes habian sido recibidas de aparatos perfeccionados de una nave espacial rusa que habia circunnavegado la Luna. Dispositivos parecidos a espejos reflejaban la superficie lunar en un prisma que la descomponia en longitudes de onda espectrales en 263 diferentes tonos de gris: a partir del negro en 263 hasta el blanco en cero. Despues, el ordenador de la nave espacial los convertia en una serie de elementos fotograficos en una cinta de alta densidad. Despues de recibir los datos de la nave espacial en orbita, se imprimia la imagen en blanco y negro sobre un negativo, por medio de un laser, y se filtraba con longitudes de onda azul, roja y verde. Entonces se acentuaba el color por ordenador en dos hojas continuas de papel fotografico que se superponia para la interpretacion estereoscopica.

Rykov se levanto las gafas y se froto los ojos enrojecidos. Consulto su reloj de pulsera. Faltaban tres minutos para medianoche. Habia estado analizando los picachos y los valles de la Luna durante nueve dias y nueve noches, solo dormitando un poco de vez en cuando. Volvio a calarse las gafas y se paso ambas manos por la espesa mata de grasientos cabellos negros, dandose tristemente cuenta de que no se habia banado ni cambiado de ropa desde el comienzo del proyecto.

Vencio su agotamiento y volvio a su trabajo, examinando una pequena zona de origen volcanico en el lado oculto de la Luna. Solamente quedaban cinco centimetros de rollo fotografico cuando ceso misteriosamente la imagen. Sus superiores no le habian informado de la causa de aquella subita interrupcion, pero presumio que habia sido por mal funcionamiento del aparato explorador.

La superficie aparecia arrugada y llena de hoyos, como una piel picada de viruelas bajo una fuerte lente de aumento, y su color parecia mas castano que gris. El continuo bombardeo de meteoritos a lo largo de las eras habia producido crateres dentro de los crateres y cicatrices cruzando cicatrices anteriores.

A Rykov casi le paso por alto. Sus ojos advirtieron algo extrano pero su fatigada mente no llego a captar del todo la senal. Fatigosamente, hizo retroceder la imagen y amplio el borde de una empinada cresta que se elevaba desde el fondo de un pequeno crater. Tres objetos diminutos aparecieron en la imagen.

Lo que vio era increible. Rykov se aparto del estereoscopio y respiro hondo, para despejar la niebla que invadia su cerebro. Despues miro de nuevo.

Todavia estaban alli, pero uno de los objetos era una roca. Los otros dos eran figuras humanas.

Rykov se quedo pasmado por lo que veia. Despues empezaron a temblarle las manos y sintio como un nudo en el estomago. Estremecido, se levanto de la colchoneta, se dirigio a una mesa y abrio una libreta que contenia los numeros privados de telefono del Mando Espacial Militar Sovietico. Se equivoco dos veces antes de conectar con el numero correcto.

Una voz enturbiada por el vodka le respondio:

– ?Que pasa?

– ?El general Maxim Yasenin?

– Si, ?quien es?

– Usted no me conoce. Me llamo Anastas Rykov. Soy geofisico del Proyecto Lunar Cosmos.

El jefe de las misiones espaciales militares sovieticas no trato de disimular su irritacion por la intrusion de Rykov.

– ?Por que diablos me llama a esta hora de la noche?

Rykov se dio perfecta cuenta de que se estaba pasando de la raya, pero no vacilo.

– Mientras analizaba imagenes tomadas por el Selenos 4, he encontrado algo que es increible. Pense que debia informarle a usted directamente.

– ?Esta usted borracho, Rykov?

– No, general. Cansado, pero absolutamente sobrio.

– A menos que este completamente loco, debe saber que ha cometido una falta grave al saltarse a sus superiores.

– Esto es demasiado importante para comunicarlo a alguien de menos autoridad que usted.

– Duerma y no sera tan impertinente por la manana -dijo Yasenin-. Le hare un favor y olvidare este asunto. Buenas noches.

– ?Espere! -grito Rykov, prescindiendo de toda cautela-. Si no atiende mi llamada, no tendre mas remedio que comunicar lo que he descubierto a Vladimir Polevoi.

La declaracion de Rykov fue recibida con un helado silencio. Por ultimo, dijo Yasenin:

– ?Que le hace creer que el jefe de seguridad del Estado va a escuchar a un loco?

– Cuando el compruebe mi historial, vera que soy un miembro respetable del Partido y un cientifico que esta muy lejos de estar loco.

– ?Eh? -dijo Yasenin, ahora mas curioso que irritado. Decidio hacer que Rykov concretase mas-. Esta bien. Le escucho. ?Que es eso tan vital para los intereses de la Madre Rusia que no puede seguir los canales establecidos?

Rykov hablo pausadamente.

– Tengo pruebas de que hay alguien en la Luna.

Cuarenta y cinco minutos mas tarde, el general Yasenin entro en el laboratorio de analisis fotografico del Centro Geofisico Espacial. Alto, corpulento y de cara colorada, llevaba un arrugado uniforme lleno de condecoraciones. Sus cabellos eran grises; sus ojos, firmes y duros. Avanzo sin ruido, como acechando a una presa.

– ?Es usted Rykov? -pregunto, sin preambulos.

– Si -dijo simplemente Rykov, pero con firmeza.

Se miraron un momento, sin que ninguno de los dos tendiese la mano al otro. Por ultimo, Rykov carraspeo y senalo el estereoscopio.

– Por aqui, general -dijo-. Tenga la bondad de tumbarse en la colchoneta de cuero y mirar por el ocular.

Al colocarse Yasenin sobre el fotomontaje, pregunto:

– ?Que debo buscar?

– Enfoque la pequena zona que he marcado con un circulo -respondio Rykov.

El general ajusto la lente a su vision y miro hacia abajo, impasible el semblante. Al cabo de un minuto levanto extranado la cabeza y volvio a inclinarse sobre el estereoscopio. Por fin se levanto despacio y miro a Rykov, con los ojos muy abiertos por el asombro.

– ?No es un truco fotografico? -pregunto tontamente.

– No, general. Lo que ha visto es real. Dos figuras humanas, vistiendo trajes espaciales, estan apuntando a Selenos 4 con alguna clase de aparato.

La mente de Yasenin no podia aceptar como cierto lo que sus ojos le decian que era verdad.

– No es imposible. ?De donde vienen?

Rykov encogio los hombros.

– No lo se. Si no son astronautas de los Estados Unidos, solo pueden ser extraterrestres.

– Yo no creo en cuentos de hadas.

– Pero, ?como podian los americanos lanzar hombres a la Luna sin que se enterasen los medios de comunicacion o nuestro servicio secreto?

– Suponga que dejaron hombres y material alli durante el programa Apolo. Esto seria posible.

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