– Esta bien -dijo a media voz-. Los tendra.

– Hay otra cosa.

– ?Y es? -pregunto Sandecker.

Pitt se volvio, con una fria sonrisa. Miro de Jessie al almirante. Despues se encogio de hombros y dijo:

– No he pilotado nunca un dirigible.

14

– Me parece que esta usted tramando algo a mis espaldas -dijo Sam Emmett, jefe del Federal Bureau of Investigation, que no tenia pelos en la lengua.

El presidente le miro por encima de su mesa en el Salon Oval y sonrio con benevolencia.

– Tiene usted toda la razon, Sam; estoy haciendo exactamente eso.

– Su franqueza le honra.

– No se incomode, Sam. Esto no quiere decir en modo alguno que este descontento de usted o del FBI.

– Entonces, ?por que no puede decirme de que se trata? -pregunto Emmett, dominado por su indignacion.

– En primer lugar, es sobre un asunto de politica extranjera.

– ?Ha sido consultado Martin Brogan, de la CIA?

– No se le ha dicho nada a Martin. Le doy mi palabra.

– ?Y en segundo lugar?

El presidente no estaba dispuesto a dejarse presionar.

– Eso es asunto mio.

Emmett se puso tenso.

– Si el presidente desea mi dimision…

– No deseo nada de eso -le interrumpio el presidente-. Usted es el hombre mas capacitado para dirigir el FBI. Ha realizado un magnifico trabajo, y yo he sido siempre uno de sus mas firmes apoyos. Sin embargo, si quiere hacer los bartulos y marcharse a casa, porque cree que su vanidad ha sido ofendida, es muy libre de hacerlo. Me demostrara que le habia juzgado mal.

– Pero si usted no confia…

– Espere un momento, Sam. No digamos nada de lo que podamos arrepentimos manana. No estoy poniendo en tela de juicio su lealtad ni su integridad. Nadie va a herirle por la espalda. No estamos hablando de crimenes ni de espionaje. Este asunto no concierne directamente al FBI ni a ninguna de las agencias de informacion. Lo cierto es que es usted quien debe confiar en mi, al menos durante la proxima semana. ?Lo hara?

El amor propio de Emmett se apaciguo temporalmente. Se encogio de hombros y dijo:

– Usted gana, senor presidente. Dejemos las cosas como estan. Hare lo que usted diga.

El presidente suspiro profundamente.

– Le prometo que no le defraudare, Sam.

– Se lo agradezco.

– Bien. Ahora empecemos por el principio. ?Que han descubierto sobre los cadaveres de Florida?

La expresion de incomodidad se borro del semblante de Emmett, que se relajo visiblemente. Abrio su cartera y entrego al presidente una carpeta de cuero.

– Aqui hay un informe detallado del laboratorio de patologia del Walter Reed. Su examen fue muy valioso y nos sirvio para la identificacion de los cuerpos.

El presidente le miro, sorprendido.

– ?Los han identificado?

– Fue el analisis de la pasta borscht lo que nos dio la pista.

– ?Borscht?

– ?Recuerda que el forense de Dade County determino como causa de la muerte la hipotermia, o congelacion?

– Si.

– Bueno, la pasta borscht es un excelente complemento de la dieta de los cosmonautas rusos. Los tres cadaveres tenian lleno el estomago de esta sustancia.

– ?Me esta diciendo que Raymond LeBaron y sus acompanantes fueron cambiados por tres cosmonautas sovieticos muertos?

Emmett asintio con la cabeza.

– Incluso pudimos saber su nombre, gracias a un desertor, un antiguo medico que trabajo en el programa espacial ruso. Los habia examinado en varias ocasiones.

– ?Cuando deserto?

– Se paso a nuestro bando en agosto del 87.

– Hace un poco mas de dos anos.

– Exacto -reconocio Emmett-. Los nombres de los cosmonautas encontrados en el dirigible de LeBaron son: Sergei Zochenko, Alexander Yudenich e Ivan Ronsky. Yudenich era un novato, pero Zochenko y Ronsky eran ambos veteranos, con dos viajes espaciales cada uno.

– Daria mi salario de un ano por saber como fueron a parar a aquel maldito dirigible.

– Por desgracia, no averiguamos nada concerniente a esta parte del misterio. En este momento, los unicos rusos que circunnavegan la Tierra son cuatro cosmonautas a bordo de la estacion espacial Salyut 9. Pero los de la NASA, que siguen su vuelo, dicen que gozan todos ellos de buena salud.

El presidente asintio con la cabeza.

– Esto elimina a cualquier cosmonauta sovietico en vuelo espacial y nos deja solamente a los que estaban en tierra.

– Esto es lo mas extrano -siguio diciendo Emmett-. Segun los patologos forenses del hospital Walter Reed, los tres hombres a quienes examinaron murieron congelados probablemente cuando estaban en el espacio.

El presidente arqueo las cejas.

– ?Pueden demostrarlo?

– No, pero dicen que varios factores apuntan en esta direccion, empezando por la pasta borscht y el analisis de otros alimentos condensamos que se sabe que consumen los sovieticos durante los viajes espaciales. Tambien encontraron senales fisiologicas evidentes de que aquellos hombres habian respirado aire con una elevada proporcion de oxigeno y pasado un tiempo considerable en estado de ingravidez.

– No seria la primera vez que los sovieticos han lanzado hombres al espacio y no han podido recuperarlos. Podrian haber estado alla arriba durante anos y caido a la Tierra hace unas pocas semanas al reducirse su orbita.

– Yo solo conozco dos casos en que los sovieticos sufrieron accidentes fatales -dijo Emmett-. El cosmonauta cuya nave se enredo con los hilos del paracaidas y se estrello en Siberia a

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