aparicion de monjes venidos de alli o de cualquier monje empenado en propagar la idea de que el dragon ha matado a Sveti Georgi, san Jorge, porque es la senal de su herejia.

– El dragon ha matado… Espere -dije-. ?Se refiere a la frase del monstruo y el santo?

Kiril dijo que estaban buscando un monasterio con una senal en la que el santo y el

monstruo eran iguales.

– San Jorge es una de las figuras mas importantes de la iconografia bulgara -dijo

Stoichev en voz baja-. Seria una extrana inversion que el dragon venciera a san Jorge.

Pero recuerde que los monjes valacos estaban buscando un monasterio que ya tenia esa senal, porque seria el lugar correcto donde reunir el cuerpo de Dracula con su cabeza.

Ahora empiezo a preguntarme si existia una herejia mas importante de la que no tenemos noticia, conocida en Constantinopla o en Valaquia, o que hubiera llegado a oidos del propio Dracula. ?Poseia la Orden del Dragon sus propias creencias religiosas, al margen de la disciplina de la Iglesia? ?Cabe la posibilidad de que creara una herejia? Nunca me lo habia planteado hasta hoy. -Meneo la cabeza-. Han de ir a Bachkovo y preguntar a su abad si sabe algo de esta equivalencia o inversion de monstruo y santo. Han de preguntarselo en secreto. La carta que le he dirigido, que su guia le leera, solo implicara que desean llevar a cabo una investigacion sobre las rutas de los peregrinos, pero han de encontrar una manera

de hablar con el en secreto. Ademas, hay un monje que habia sido un erudito, un notable investigador de la historia de Sveti Georgi. Trabajo con Atanas Angelov y fue la segunda persona que vio la «Cronica» de Zacarias. Se llamaba Pondev cuando le conoci, pero no se que nombre llevara ahora que es monje. El abad les ayudara a identificarle. Hay algo mas.

No tengo un mapa de la zona cercana a Bachkovo, pero creo que al noreste del monasterio existe un valle largo y tortuoso que en tiempos remotos debio atravesar un rio. Recuerdo haberlo visto una vez, y hablado de el con los monjes cuando visite la region, aunque no me acuerdo de como lo llamaban. ?Podria ser la cola de nuestro dragon? Pero en ese caso, ?que zona corresponderia al ala del dragon? Tambien tendran que descubrir esto.

Tuve ganas de arrodillarme ante Stoichev y besar su pie.

– ?No vendra con nosotros?

– Plantaria cara incluso a mi sobrina por hacerlo -replico el hombre, y sonrio a Irina-, pero temo que solo despertaria mas sospechas. Si su guia cree que aun sigo interesado en esta investigacion, todavia prestara mas atencion. Vengan a verme en cuanto regresen a Sofia, si pueden. Pensare en ustedes en todo momento, deseandoles un buen viaje y que encuentren lo que buscan. Han de llevarse esto.

Puso en las manos de Helen un pequeno objeto, pero ella cerro los dedos en torno a el con tal celeridad que no pude ver lo que era o donde lo habia guardado.

– El senor Ranov se ha ausentado mucho rato, demasiado para el -observo en voz baja.

La mire de inmediato.

– ?Voy a ver que hace?

Habia aprendido a confiar en los instintos de Helen, y me encamine hacia la puerta

principal sin esperar la respuesta.

Vi a Ranov en el exterior del gran complejo con otro hombre cerca de un coche azul largo.

Su acompanante era alto y elegante, con su traje de verano y el sombrero, y algo me impulso a detenerme a la sombra de la puerta. Se hallaban enfrascados en una vehemente conversacion, que se interrumpio con brusquedad. El hombre apuesto dio a Ranov una palmada en la espalda y subio al vehiculo. Yo tambien senti el leve impacto de la cordial palmada, porque conocia el gesto y lo habia experimentado. Por increible que pareciera, el hombre que salia ahora poco a poco del polvoriento aparcamiento era Geza Jozsef.

Retrocedi hacia el interior del patio y volvi al lado de Stoichev y Helen con la mayor rapidez posible. Helen me dirigio una mirada penetrante. Tal vez tambien ella estaba empezando a confiar en mis intuiciones. La lleve a un lado un momento, y Stoichev, aunque parecia perplejo, era demasiado educado para hacerme preguntas.

– Creo que Jozsef esta aqui -susurre a toda prisa-. No le vi la cara, pero alguien muy parecido a el estaba hablando con Ranov hace un momento.

– Mierda -dijo Helen en voz baja. Creo que fue la primera y ultima vez que le oi decir una palabrota.

Un momento despues Ranov se acerco corriendo.

– Es hora de cenar -dijo sin mas, y yo me pregunte si se habria arrepentido de dejarnos a solas con Stoichev, aunque fuera unos pocos minutos. Su tono me convencio de que no me habia visto fuera-. Vengan conmigo. Vamos a cenar.

La cena del silencioso monasterio era deliciosa, platos caseros servidos por dos monjes. Un punado de turistas se alojaba en la hosteria con nosotros, y observe que algunos hablaban otros idiomas, ademas del bulgaro. Los de habla alemana debian proceder de Alemania del Este, pense, y tal vez el otro sonido era checo. Comimos con avidez, sentados a la larga mesa de madera, con los monjes alineados en otra mesa cercana, y pense con placer en los catres estrechos que nos aguardaban. Helen y yo no gozabamos de un momento a solas, pero se que ella debia estar pensando en la presencia de Jozsef. ?Que estaria tramando con Ranov? Mejor dicho, ?que queria de nosotros? Recorde que Helen me habia advertido de que nos seguian. ?Quien le habia dicho donde estabamos?

Habia sido un dia agotador, pero yo estaba tan ansioso por ir a Bachkovo que me habria ido de buena gana a pie si asi hubiera podido llegar antes. En cambio, nos fuimos a dormir para el viaje del dia siguiente. Mezclada con los ronquidos de Berlin Este y Praga escuche la voz de Rossi reflexionar sobre algun punto controvertido de nuestro trabajo, y a Helen diciendo, divertida por mi falta de perspicacia: «Me casare contigo, por supuesto».

65

Junio de 1962

Querida hija:

Como sabes, somos ricos debido a ciertas cosas terribles que nos ocurrieron a tu padre y a mi. Deje casi todo ese dinero a tu padre, para que te cuidara, pero tengo suficiente para poder llevar a cabo una larga busqueda, un asedio. Cambie un poco en Zurich hace dos anos, y abri una cuenta corriente a un nombre que no dire a nadie. Mi cuenta bancaria es abundante. Saco de ella dinero una vez al mes para pagar las habitaciones de alquiler, las cuotas de los archivos, las comidas en restaurantes. Gasto lo menos posible, para poder entregarte un dia todo lo que quede, pequena, cuando seas una mujer.

Tu madre que te quiere,

Helen Rossi

Junio de 1962

Querida hija:

Hoy ha sido uno de esos dias malos (no enviare esta postal. Si algun dia envio alguna de ellas, no sera esta). Hoy ha sido uno de esos dias en que no puedo recordar si estoy buscando a ese demonio o solo huyendo de el. Me paro ante el espejo, un viejo espejo de mi habitacion del Hotel d'Este. El cristal tiene manchas como de moho, que trepan por su superficie curva. Me quito el panuelo y toco la cicatriz de mi cuello, una mancha roja que nunca acaba de curarse. Me pregunto si tu me encontraras antes de que yo pueda encontrarle. Me pregunto si el me encontrara antes de que yo le encuentre a el. Me pregunto si no me habra encontrado ya. Me pregunto si algun dia volvere a verte.

Tu madre que te quiere,

Helen Rossi

Agosto de 1962

Querida hija:

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