a mi vida mas que cualquier otra cosa en el mundo. -Su mirada era directa, desafiante-. No se muy bien como hacerlo, pero creo que ire contigo.
24
Mi padre ofrecio diversas excusas afables por haber estado estudiando la coleccion sobre vampiros de Oxford en lugar de acudir a su reunion. La habian cancelado, dijo, al tiempo que estrechaba la mano de Stephen Barley con su acostumbrada cordialidad. Mi padre dijo que habia ido a la Camara espoleado por una antigua obsesion. Entonces callo, se mordio el labio y probo de nuevo. Habia estado buscando un poco de paz y tranquilidad (cosa muy creible). Su gratitud por la presencia de Stephen, por la buena salud de Stephen, por su solidez, era palpable. Al fin y al cabo, ?que habria dicho mi padre si me hubiera presentado alli sola? ?Como habria podido explicar, o cerrar como si tal cosa, el infolio que habia bajo su mano? Lo hizo, pero demasiado tarde. Yo ya habia visto el titulo de un capitulo que se destacaba sobre el grueso papel marfileno:
«Vampires de Provence et des Pyrenees».
Dormi muy mal aquella noche en la cama con dosel de calico, y cada pocas horas
despertaba de algun sueno extrano. En una ocasion vi luz bajo la puerta del cuarto de bano que separaba mi habitacion de la de mi padre, lo cual me tranquilizo. A veces, no obstante, esta sensacion de que no estaba dormido, de silenciosa actividad en la habitacion de al lado, me arrancaba de pronto de mi descanso. Cerca del amanecer, cuando una neblina color pizarra empezaba a insinuarse entre las cortinas, desperte por ultima vez.
Esta vez fue el silencio lo que me desperto. Todo estaba demasiado quieto: la tenue silueta de los arboles en el patio (aparte un poco las cortinas para mirar), el enorme armario contiguo a mi cama y, sobre todo, la habitacion de mi padre. No esperaba que estuviera levantado a esa hora. En todo caso, estaria dormido todavia, tal vez roncando un poco si estaba tumbado de espaldas, intentando borrar las preocupaciones del dia anterior, aplazando el agotador calendario de conferencias y seminarios y debates que le aguardaban.
Durante nuestros viajes, solia dar un leve golpecito en mi puerta cuando ya se habia levantado, una invitacion a darme prisa para reunirme con el y dar un paseo antes de desayunar.
Esa manana el silencio me abrumaba, por ningun motivo en concreto, de modo que baje de mi gran cama, me vesti y colgue una toalla de mi hombro. Me lavaria en la palangana del cuarto de bano e intentaria escuchar la respiracion nocturna de mi padre. Llame con suavidad a la puerta del cuarto de bano para asegurarme de que no estaba dentro. El silencio se hizo aun mas intenso cuando me seque la cara delante del espejo. Aplique el oido a la puerta. Dormia sin emitir el menor sonido. Sabia que seria cruel interrumpir su bien merecido reposo, pero el panico habia empezado a trepar por mis piernas y brazos.
Llame con suavidad. No se oyo nada dentro. Durante anos habiamos respetado nuestra intimidad, pero ahora, con la luz grisacea del amanecer que entraba por la ventana del cuarto de bano, gire el pomo de la puerta.
Los pesados cortinajes del cuarto de mi padre seguian corridos, de manera que tarde unos segundos en vislumbrar el tenue perfil de muebles y cuadros. El silencio me erizo el vello de la nuca. Avance un paso hacia la cama, le hable, pero la cama estaba impecable en la habitacion oscura. La habitacion estaba vacia. Expulse el aire contenido en mis pulmones.
El se habia ido, habia salido a pasear solo, tal vez necesitaba soledad y tiempo para reflexionar. No obstante, algo me impulso a encender la luz de la mesita de noche, mirar a mi alrededor con mas detenimiento. Dentro del circulo de luminosidad habia una nota dirigida a mi, y sobre la nota descansaban dos objetos que me sorprendieron: un pequeno crucifijo de plata colgado de una robusta cadena y una cabeza de ajos. La hiriente realidad de esos objetos consiguio revolver mi estomago, incluso antes de leer las palabras de padre.
Querida hija:
Siento sorprenderte asi, pero he sido requerido para un nuevo asunto y no queria molestarte durante la noche. Estare ausente unos dias, espero. He acordado con Master James que vuelvas a casa en compania de nuestro joven amigo Stephen Barley. Le han excusado de sus clases durante dos dias, y te acompanara a Amsterdam esta noche. Yo queria que la senora Clay viniera a buscarte, pero su hermana esta enferma y ha vuelto a Liverpool. Intentara estar en casa esta noche. En cualquier caso, estaras en buenas manos, y espero que sepas cuidar de ti con sensatez. No te preocupes por mi ausencia. Es un asunto confidencial, pero volvere a casa lo antes posible y te lo explicare todo. En el interin, te pido con todo mi corazon que lleves el crucifijo en todo momento y que pongas unos ajos en cada uno de tus bolsillos. Ya sabes que nunca he querido obligarte a aceptar ninguna religion o supersticion, y sigo siendo un firme incredulo respecto a ambas. Pero hemos de enfrentarnos al mal con sus propias armas, en la medida de lo posible, y tu ya conoces el alcance de dichas armas. Desde mi corazon de padre te ruego que no hagas caso omiso de mis deseos en este punto.
Estaba firmada con carino, pero vi que la habia escrito a toda prisa. Mi corazon estaba martilleando en el pecho. Me ceni de inmediato la cadena al cuello y dividi el ajo para alojarlo en los bolsillos de mi vestido. Era muy propio de mi padre, pense mientras paseaba la vista alrededor del cuarto, hacer la cama con tal pulcritud en mitad de una silenciosa huida del colegio. Pero ?a que venian tantas prisas? Fuera cual fuera el asunto, no podia tratarse de una sencilla mision diplomatica, de lo contrario me lo habria dicho. Con frecuencia debia reaccionar con celeridad a emergencias profesionales. Sabia que a veces debia marchar casi sin previo aviso cuando se producia una crisis al otro lado de Europa, pero siempre me decia adonde iba. Esta vez, me dijo mi corazon acelerado, no se habia ido por trabajo. Ademas, debia estar en Oxford esta semana, dando conferencias y asistiendo a reuniones. No era de los que se zafaban de sus obligaciones a la primera de cambio. No. Su desaparicion debia estar relacionada con la tension que delataba en los ultimos tiempos. Me di cuenta de que habia estado temiendo algo parecido desde el primer momento. Ademas, habia que tener en cuenta la escena de ayer en la Camara Radcliffe, con mi padre absorto en… ?Que habia estado leyendo exactamente? ?Y adonde, oh, adonde habria ido? ?Adonde, sin mi? Por primera vez en todos los anos que recordaba, todos esos anos en que mi padre me habia protegido de la soledad de la vida sin una madre, sin hermanos, sin pais natal, todos los anos de ser padre y madre al mismo tiempo por primera vez, me senti huerfana.
El director fue muy amable cuando apareci con la maleta hecha y el impermeable colgado del brazo. Le explique que estaba dispuesta a viajar sola. Le asegure que agradecia la oferta de que un solicito estudiante me acompanara a casa y que jamas olvidaria su gesto. Senti una punzada al decirlo, una leve pero inconfundible punzada de decepcion. ?Que agradable habria sido viajar un dia con Stephen Barley, que me sonreiria desde el asiento de enfrente!
Pero habia que decirlo. Llegaria a casa sana y salva dentro de unas horas, repeti,
reprimiendo la repentina imagen mental de una palangana de marmol rojo llena de agua melodica, temerosa de que aquel hombre sonriente pudiera adivinar mis pensamientos, pudiera leer en mi cara. Pronto llegaria a casa sana y salva y le llamaria para tranquilizar sus preocupaciones. Y luego, por supuesto, anadi con mayor duplicidad todavia, mi padre volveria a casa al cabo de unos pocos dias.
Master James estaba seguro de que yo era capaz de viajar sola. Parecia una chica
independiente, sin la menor duda. Pero no podia (me dedico una sonrisa todavia mas bondadosa), no podia romper la palabra dada a mi padre, un viejo amigo. Yo era el tesoro mas preciado de mi padre, y no podia enviarme de vuelta a casa sin la proteccion adecuada.
No era porque no confiara en mi, sino por mi padre. Teniamos que mimarle un poco.
Stephen Barley se materializo antes de que yo pudiera seguir discutiendo, o asimilar la idea de que el director era un viejo amigo de mi padre, cuando yo creia que le habia conocido dos dias antes. Pero yo no tenia tiempo para digerir esta novedad. Stephen estaba esperando como si tambien fuera un viejo amigo mio, la chaqueta y la bolsa de viaje en la mano, y la verdad es que no me arrepenti de verle. Lamente el rodeo que me iba a costar que me acompanara, aunque era imposible para mi no dar la bienvenida a su sonrisa o su «?Me has librado de un trabajo!»
