Master James fue mas sobrio.

– Aun tienes trabajo, jovencito -le dijo-. Quiero que me llames desde Amsterdam en cuanto llegues, y quiero que hables con el ama de llaves. Aqui tienes dinero para tus billetes y algunas comidas, y me traeras las facturas. -Sus ojos color avellana destellaron-. Eso no quiere decir que no puedas comprar un poco de chocolate holandes en la estacion.

Traeme a mi tambien una tableta. No es tan bueno como el belga, pero que le vamos a hacer. Iros ya, y sed sensatos. -Me dio un apreton de manos serio y su tarjeta-. Adios, querida. Ven a vernos cuando pienses en ir a la universidad.

Ya fuera del despacho, Stephen tomo mi maleta.

– Vamonos. Tenemos billetes para las diez y media, pero no estaria mal llegar un poco antes.

El director y mi padre se habian ocupado de todos los detalles, observe, y me pregunte cuantas cerraduras mas deberia asegurar en casa. Sin embargo, ahora me aguardaban otros asuntos.

– Stephen -empece.

– Llamame Barley. -Rio-. Todo el mundo me llama asi, y ya estoy tan acostumbrado que me da escalofrios oir mi verdadero nombre.

– De acuerdo. -Su sonrisa era tan contagiosa hoy…-. Barley, ?podria pedirte un favor antes de marcharnos? -Asintio-. Me gustaria entrar en la Camara una vez mas. Era tan bonita…, y me gustaria ver la coleccion de vampirismo. No pude mirarla bien.

Gimio.

– No cabe duda de que te gustan las cosas siniestras. Debe de ser herencia familiar.

– Lo se.

Me senti enrojecer.

– De acuerdo. Vamos a echar un vistazo rapido, pero luego tendremos que darnos prisa.

Master James me atravesara el corazon con una estaca si perdemos el tren.

La Camara estaba tranquila aquella manana, casi vacia, y subimos por una escalera pulimentada hasta el macabro rincon donde habiamos sorprendido a mi padre el dia anterior. Reprimi un amago de lagrimas cuando entramos en la diminuta estancia. Horas antes, mi padre habia estado sentado aqui, con aquella extrana mirada distante en sus ojos, y ahora ni siquiera sabia donde estaba.

Me acordaba de donde habia guardado el libro, que habia devuelto a su sitio como sin darle importancia mientras hablabamos. Tenia que estar debajo de la vitrina con la calavera, a la izquierda. Recorri con un dedo el borde del estante. Barley estaba cerca de mi (era imposible no estar muy juntos en aquel estrecho espacio, pero yo deseaba que se alejara hacia el balcon), observando con franca curiosidad. Donde deberia estar el libro habia un hueco, como si faltara un diente. Me quede petrificada. Mi padre jamas robaria un libro, de modo que ?quien podia haberlo cogido? Pero un segundo despues reconoci el libro, a un palmo de distancia. Alguien lo habia movido desde la ultima vez que yo habia entrado alli.

?Habia vuelto mi padre para echarle un segundo vistazo? ?Otra persona lo habia bajado del estante? Desvie la vista con suspicacia hacia la calavera de la vitrina, pero me devolvio una mirada insulsa, anatomica. Despues baje el volumen con mucho cuidado, la encuademacion era de color hueso y una cinta negra de seda sobresalia del lomo. Lo deposite sobre la mesa y lo abri. La portada rezaba: Vampires du Moyen Age, Baron de Hejduke, Bucarest, 1886.

– ?Por que te interesa esta basura morbosa?

Barley estaba mirando por encima de mi hombro.

– Un trabajo para el colegio -murmure. El libro estaba dividido en capitulos, tal como recordaba: «Vampires de la Toscane», «Vampires de la Normandie», y asi sucesivamente.

Encontre el que buscaba al fin: «Vampires de Provence et des Pyrenees». Oh, Senor, ?estaria mi frances a la altura? Barley estaba empezando a consultar su reloj. Pase un dedo con rapidez sobre la pagina, con cuidado de no tocar los magnificos caracteres tipograficos o el papel marfileno. «Vampires dans les villages de Provence». ?Que estaba buscando mi padre? Habia estado examinando la primera pagina del capitulo. «Il y a aussi une legende…». Me incline mas.

Desde aquel momento, he vivido muchas veces lo que experimente entonces. Hasta ese momento, mis incursiones en el frances escrito habian sido puramente utilitarias, la conclusion de ejercicios casi matematicos. Cuando comprendia una nueva frase, era un simple puente hasta el siguiente ejercicio. Nunca antes habia experimentado el repentino estremecimiento de comprension que viaja desde la palabra hasta el corazon pasando por el cerebro, la forma en que un idioma nuevo se mueve, se enrosca, cobra vida bajo los ojos, el salto casi salvaje de entendimiento, la liberacion instantanea y dichosa del significado, la forma en que las palabras se despojan de sus cuerpos impresos en un destello de luz y calor.

Desde entonces, he conocido este momento de verdad con otras companias: aleman, ruso, latin, griego y, durante una breve hora, sanscrito.

Pero esta primera vez contenia la revelacion de todas las demas.

– Il y a aussi une legende -susurre, y Barley se inclino de subito para seguir las palabras. De lo que tradujo en voz alta yo ya habia tomado nota mental.

– «Existe tambien la leyenda de que Dracula, el mas noble y peligroso de todos los

vampiros, adquirio su poder no en la region de Valaquia, sino mediante una herejia surgida en el monasterio de Saint-Matthieu-des-Pyrenees-Orientales, un convento benedictino fundado en el ano 1000 de Nuestro Senor.» ?Que es esto? -pregunto Barley.

– Un trabajo para el colegio -repeti, pero nuestros ojos se encontraron de manera extrana sobre el libro, y dio la impresion de que me estuviera viendo por primera vez.

– ?Es muy bueno tu frances? -pregunte con humildad.

– Por supuesto. -Sonrio y volvio a inclinarse sobre la pagina-. «Se dice que Dracula visitaba el monasterio cada dieciseis anos para rendir tributo a sus origenes y renovar las influencias que le han permitido vivir en la muerte.»

– Continua, por favor.

Aferre el borde de la mesa.

– Desde luego -dijo-. «Los calculos efectuados por el hermano Pierre de Provence a principios del siglo diecisiete indican que Dracula visita Saint-Matthieu durante la media luna del mes de mayo.»

– ?En que fase esta la luna ahora? -pregunte con voz estrangulada, pero Barley tampoco lo sabia. No habia mas menciones a Saint-Matthieu. Las siguientes paginas reproducian un documento de una iglesia de Perpinan, relativo a disturbios sucedidos en relacion con ovejas y cabras de la region en 1428. No estaba claro si el sacerdote autor culpaba a los vampiros o a los ladrones de ganado de estos problemas.

– Que cosas mas raras -comento Barley-. ?Es esto lo que tu familia lee para divertirse?

?Te interesa saber algo sobre los vampiros de Chipre?

No habia nada mas en el libro que pudiera interesarme, y cuando Barley volvio a consultar su reloj, me aleje con tristeza de las tentadoras paredes llenas de volumenes.

– Bien, esto ha sido muy estimulante -dijo Barley mientras bajabamos la escalera-. Eres una chica poco corriente, ?verdad?

No sabia que queria decir, pero esperaba que fuera un cumplido.

En el tren, Barley me entretuvo hablando de sus companeros, un punado de tarambanas y chivos expiatorios, y despues me cogio la maleta cuando subimos al transbordador en el que cruzariamos las aguas grises y aceitosas del Canal de la Mancha. Era un dia transparente y frio, y nos sentamos en un espacioso salon en asientos de vinilo, protegidos del viento.

– No duermo mucho durante el trimestre -me informo Barley, y no tardo en dormirse con su chaqueta arrollada bajo un hombro.

Ya me fue bien que durmiera un par de horas, porque tenia mucho en que pensar,

cuestiones tanto de naturaleza practica como academica. Mi problema inmediato no era establecer relaciones entre acontecimientos historicos, sino la senora Clay. Estaria esperando en el vestibulo de nuestra casa de Amsterdam, muy preocupada por mi padre y por mi. Su presencia me mantendria atada a casa al menos de noche, y si al dia siguiente no aparecia despues de clase, me seguiria la pista como una manada de lobos, tal vez

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