– Me recupere con bastante rapidez y quise volver al frente, pero no me aceptaron. La explosion que volo el barco me habia afectado un ojo. Regrese a Oxford y trate de hacer caso omiso de los cantos de sirenas, y me licencie justo despues de que terminara la guerra.

Las ultimas semanas fueron las mas felices de mi vida pese a todas las privaciones. Aquella terrible maldicion habia sido erradicada del mundo, casi habia terminado mis estudios postergados y la chica a la que siempre habia amado habia accedido por fin a casarse conmigo. No tenia dinero y no habia muchos alimentos, pero comia sardinas en mi habitacion y escribia cartas de amor (supongo que no te importa que te cuente esto).

Estudiaba como un poseso para aprobar los examenes. Fui presa del mas atroz agotamiento, por supuesto.

Levanto la botella de Tokay, que estaba vacia, y la volvio a dejar con un suspiro.

– Casi habia terminado mi odisea, Ni fijamos la fecha de la boda para finales de junio. La noche antes de mi ultimo examen me quede levantado hasta la madrugada repasando mis notas. Sabia que ya habia abarcado todo cuanto necesitaba, pero no podia parar. Estaba trabajando en un rincon de la biblioteca de mi colegio, agazapado detras de algunas estanterias, para no ver a los demas chiflados que tambien estaban consultando sus notas.

»Hay algunos libros hermosisimos en esas pequenas bibliotecas, y por un momento llamo mi atencion un volumen de sonetos de Dryden, que estaba al alcance de mi mano. Enseguida pense que seria mejor salir a fumar un cigarrillo y tratar de concentrarme despues. Meti el libro en su estante y sali al patio. Era una esplendida noche de primavera, y me quede pensando en Elspeth y la casa que estaba amueblando para nosotros, y en mi mejor amigo, que habria sido mi padrino de bodas y que habia muerto en los yacimientos petroliferos de Ploiesti con los norteamericanos. Despues volvi a entrar en la biblioteca. Ante mi sorpresa, Dryden estaba sobre mi mesa, como si nunca lo hubiera guardado, y pense que tal vez me habia despistado con tanto trabajo. Me volvi para colocarlo en su estanteria, y vi que no habia sitio. Su lugar estaba al lado de Dante, de eso estaba seguro, pero ahora habia un libro diferente, con un lomo de aspecto muy antiguo y un pequeno ser grabado en el. Lo saque y cayo abierto en mis manos para…

Bien, ya sabes lo que sigue.

Su rostro cordial estaba palido ahora. Busco primero en su camisa y despues en los bolsillos de los pantalones hasta que encontro un paquete de cigarrillos.

– ?Tu no fumas? -Encendio un pitillo y dio una profunda calada-. Me sorprendio el aspecto del libro, su aparente antiguedad, el aspecto amenazador del dragon, todo lo que tambien te fascino a ti del tuyo. No habia bibliotecarios a las tres de la manana, asi que baje al fichero y busque un poco, pero solo averigue el nombre y el linaje de Vlad Tepes. Como no tenia sello de la biblioteca, me lo lleve a casa.

»Dormi mal y no pude concentrarme en mi examen de la manana siguiente. Solo podia pensar en ir a otras bibliotecas, y tal vez a Londres, para ver que podia averiguar. Pero no tenia tiempo, y cuando me desplace para la boda, cogi el libro y le echaba un vistazo de vez en cuando. Elspeth me sorprendio mirandolo, y cuando le explique lo sucedido, no le gusto, no le gusto nada. Faltaban cinco dias para nuestra boda, pero no podia dejar de pensar en el libro, ni de hablar de el, hasta que Elspeth me prohibio hacerlo.

»Entonces, una manana, faltaban dos dias para la boda, tuve una repentina inspiracion. Hay una mansion no lejos del pueblo de mis padres, una mole jacobina frecuentada por turistas en viajes organizados en autocar. Siempre me habia parecido un aburrimiento en nuestros viajes escolares, pero recorde que el noble que la habia construido habia sido coleccionista de libros y tenia cosas de todo el mundo. Como no podia ir a Londres hasta despues de la boda, pense en dejarme caer por la biblioteca de esa casa, que era famosa, y husmear un poco, pues tal vez encontraria algo sobre Transilvania. Les dije a mis padres que iba a dar un paseo, y supuse que pensarian que iba a ver a Elspeth.

»Era una manana lluviosa, neblinosa y tambien fria. El ama de llaves dijo que aquel dia la mansion no estaba abierta a las visitas guiadas, pero me dejo echar un vistazo a la biblioteca. Habia oido hablar de la boda en el pueblo, conocia a mi madre y me preparo una taza de te. Cuando me quite la gabardina y descubri veinte estantes de libros de aquel antiguo viajero jacobino, que habia llegado mas al este que nadie, me olvide de todo lo demas.

»Examine todas aquellas maravillas, y otras que habia recogido en Inglaterra, tal vez despues de su viaje, hasta que me tope con una historia de Hungria y Transilvania, y en ella descubri una mencion a Vlad Tepes, y despues otra, y por fin, para mi alegria y estupefaccion, una descripcion del entierro de Vlad en el lago Snagov, ante el altar de una iglesia que el habia fundado. Esta narracion era una leyenda anotada por un aventurero ingles que pasaba por la region. Se autodenominaba simplemente El Viajero en la pagina del titulo y era contemporaneo del coleccionista jacobino. Esto debio ocurrir unos ciento treinta anos despues de la muerte de Vlad.

»El Viajero habia visitado el monasterio de Snagov en 1605. Habia hablado con los monjes y le habian revelado que, segun la leyenda, un gran libro, un tesoro de su monasterio, habia sido colocado sobre el altar durante el funeral de Vlad y los monjes presentes en la ceremonia habian firmado en el, y los que no sabian escribir habian dibujado un dragon en honor de la Orden del Dragon. No se hablaba, por desgracia, de la suerte posterior del libro,

pero me parecio muy notable. Despues, El Viajero decia que pidio ver la tumba, y los monjes le ensenaron una lapida que habia en el suelo, delante del altar. Tenia pintado un retrato de Vlad Drakulya, con palabras latinas, quiza pintadas tambien, porque El Viajero no hablaba de grabados y le sorprendio la ausencia de la cruz acostumbrada en la lapida. El epitafio, que copie con mucho cuidado (no se si por instinto), estaba en latin.

Hugh bajo la voz, miro hacia atras y apago el cigarrillo en el cenicero de la mesa.

– Despues de anotarla y corregirla un poco, lei mi traduccion en voz alta: «Lector, desentierrale con una…». Ya sabes como sigue. Fuera, la lluvia seguia cayendo con fuerza, una ventana de la biblioteca que no estaba bien sujeta se abrio y cerro con estrepito, de modo que senti una corriente de aire frio cerca. Debia de estar nervioso, porque derribe la taza y una gota de te cayo sobre el libro. Mientras lo secaba, torturado por mi torpeza, me fije en la hora. Ya era la una y debia volver a casa a comer. No parecia que hubiera nada mas importante en la biblioteca, de modo que guarde los libros, di las gracias al ama de llaves y regrese por los senderos, entre todas las rosas de junio.

»Cuando volvi a casa de mis padres, esperando verlos a la mesa, tal vez reunidos con Elspeth, encontre la casa alborotada. Varios amigos y vecinos habian acudido y mi madre estaba llorando. Mi padre parecia muy disgustado. -Hugh encendio otro cigarrillo y la cerilla temblo en la creciente oscuridad-. Apoyo la mano sobre mi hombro y dijo que se habia producido un accidente de automovil en la carretera principal, cuando Elspeth iba conduciendo un coche prestado, regresando de comprar en una ciudad cercana. Estaba lloviendo mucho, y creian que habia visto algo y dado un volantazo. No estaba muerta, gracias a Dios, pero si herida de gravedad. Sus padres habian ido de inmediato al hospital, y los mios me estaban esperando en casa para contarmelo.

»Me dejaron un coche y conduje hasta el hospital a tal velocidad que a punto estuve yo mismo de sufrir un accidente. No querras oirlo, estoy seguro, pero… Estaba acostada con la cabeza vendada y los ojos abiertos de par en par. Ese era su aspecto. Ahora vive en una especie de residencia, donde la tratan muy bien, pero no habla ni entiende gran cosa.

Tampoco come. Lo mas horrible de la historia es que… -Su voz sono temblorosa-. Lo mas horrible es que yo siempre he supuesto que fue un accidente, pero ahora que he escuchado las historias de Hedges, el amigo de Rossi, y de tu gato, ya no se que pensar.

Dio una profunda calada al cigarrillo.

Yo exhale un suspiro.

– Lo siento muchisimo. Ojala supiera que decir. Debio de ser terrible para ti. -Gracias. -Tuve la impresion de que intentaba recuperar su talante habitual-. Ya han pasado algunos anos, y el tiempo ayuda. Es solo que…

No supe entonces, aunque ahora si, lo que no verbalizo: las palabras inutiles, la indecible letania de la perdida. Mientras seguiamos sentados, con el pasado suspendido sobre nuestras cabezas, un camarero aparecio con una vela dentro de un farol de laton y la dejo sobre la mesa. El cafe se estaba llenando de clientes y oi grandes risotadas en el interior.

– Me sorprende lo que acabas de contar sobre Snagov -dije al cabo de un rato-. Nunca habia oido nada de eso acerca de la tumba… Me refiero a la inscripcion, la cara pintada y la ausencia de cruz. Creo que la relacion de la inscripcion con las palabras que Rossi encontro en los planos del archivo de Estambul es importantisima, es la prueba de que Snagov fue el emplazamiento original de la tumba de Dracula. -Me masajee las sienes con los dedos-.

Pero, entonces, ?por que el mapa del dragon de los libros y del archivo no se corresponde con la topografia

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