de Snagov, el lago, la isla?

– Ojala lo supiera.

– ?Deseaste continuar tu investigacion sobre Dracula despues de lo que le ocurrio a Elspeth?

– Durante varios anos no. -Hugh apago el cigarrillo-. No tenia animos para eso. No obstante, hara unos dos anos, me descubri pensando en el de nuevo, y cuando empece a trabajar en mi libro actual, mi libro hungaro, me interese de nuevo en el.

Ya habia oscurecido mucho, y el Danubio brillaba por obra de las luces del puente y los edificios de Pest, que se reflejaban en el agua. Un camarero vino a ofrecernos un eszpreszo, y lo aceptamos agradecidos. Hugh tomo un sorbo y bajo su taza.

– ?Te gustaria ver el libro? -pregunto.

– ?El libro en el que estas trabajando?

Me quede desconcertado un momento.

– No, mi libro del dragon.

Le mire fijamente.

– ?Lo tienes aqui?

– Siempre lo llevo encima -replico-. Bien, casi siempre. De hecho, lo deje en el hotel durante las conferencias de hoy, porque pense que estaria mas seguro alli. Cuando pienso que habrian podido robarlo… -Callo-. No dejaste el tuyo en la habitacion, ?verdad?

– No. -No tuve otro remedio que sonreir-. Yo tambien lo llevo siempre encima.

Empujo nuestras tazas a un lado con cuidado y abrio su maletin. Extrajo una caja de madera pulida, y de ella un paquete envuelto en tela, que dejo sobre la mesa. Dentro habia un libro mas pequeno que el mio, pero encuadernado en la misma vitela gastada. Las paginas se veian mas amarillentas y fragiles que las de mi ejemplar, pero el dragon del centro era el mismo; llenaba las paginas hasta los bordes y nos miraba con ojos centelleantes. En silencio, abri mi maletin y saque el libro, dejando su imagen central al lado de la de Hugh.

Eran identicas, pense cuando me incline sobre ellas.

– Mira esta mancha. Es igual. Fueron impresas con la misma plancha -me dijo Hugh en voz baja.

Me di cuenta de que tenia razon.

– Esto me recuerda otra cosa que habia olvidado decirte. La senorita Rossi y yo fuimos a la biblioteca de la universidad esta tarde antes de volver al hotel, porque ella queria mirar algo que vio alli hace un tiempo. -Describi el volumen de canciones populares rumanas y le hable de la siniestra balada sobre los monjes que entraban en una gran ciudad-. Ella cree que puede estar relacionada con la historia del manuscrito de Estambul del que te he hablado. La letra de la cancion era muy poco precisa, pero habia una xilografia interesante en lo alto de la pagina, una especie de bosque con una diminuta iglesia y un dragon entre los arboles, y una palabra.

– ?Drakulya? -sugirio Hugh, como habia hecho yo en la biblioteca.

– No. Ivireanu.

Consulte mis notas y le ensene la palabra.

Abrio los ojos sorprendido.

– Eso si que es notable -exclamo.

– ?El que? Dime.

– Bien, ayer vi ese mismo nombre en la biblioteca.

– ?En la misma biblioteca? ?Donde? ?En el mismo libro? Estaba demasiado impaciente para esperar con educacion la respuesta.

– Si, en la biblioteca universitaria, pero no en el mismo libro. He estado buscando material para mi proyecto durante toda la semana, y como nuestro amigo esta acechando siempre en el fondo de mi mente, sigo encontrando de vez en cuando referencias sobre su mundo.

Dracula y Hunyadi eran feroces enemigos, y despues lo fueron Dracula y Matias Corvino, de modo que te topas con nuestro personaje cada dos por tres. Te dije durante la comida que habia encontrado un manuscrito encargado por Corvino, el documento que habla del fantasma en el anfora.

– Oh, si -dije con vehemencia-. ?Fue en ese manuscrito donde viste tambien la palabra Ivireanu?

– Pues no. El manuscrito de Corvino es muy interesante, pero por motivos diferentes. El manuscrito dice… Bien, he copiado una parte. El original esta en latin.

Saco su libreta y me leyo unas cuantas lineas.

– «En el ano de Nuestro Senor de 1463 este humilde servidor del rey le ofrece estas palabras de grandes escritos, todo para proporcionar informacion a Su Majestad sobre la maldicion del vampiro, que en el infierno perezca. Esta informacion es para la coleccion real de Su Majestad. Ojala le ayude a curar la maldad que asola nuestra ciudad, a terminar con la presencia de vampiros y alejar la epidemia de nuestras moradas.» Etcetera, etcetera.

Despues el buen escriba, fuera quien fuera, incluye la lista de las referencias que ha encontrado en varias obras clasicas, incluyendo relatos del fantasma en el anfora. Como ya adivinaras, la fecha del manuscrito es la del ano posterior a la detencion de Dracula y su primer confinamiento en Buda. Tu descripcion de la misma preocupacion por parte del sultan turco, que detectaste en aquellos documentos de Estambul, me inclina a pensar que Dracula causaba problemas alla adonde iba. Ambos mencionan la epidemia y ambos muestran preocupacion por la presencia del vampirismo. Muy similar, ?eh?

Hizo una pausa con aire pensativo.

– De hecho, esa relacion con la epidemia no esta tan traida por los pelos. Lei en un documento italiano de la Biblioteca Britanica que Dracula utilizo armas biologicas contra los turcos. Debio de ser uno de los primeros europeos en hacer uso de ellas. Le gustaba enviar a subditos que habian contraido enfermedades contagiosas a los campamentos turcos, disfrazados de otomanos.

A la luz del farol, los ojos de Hugh se entornaron, y su rostro brillaba con una intensa concentracion. Se me ocurrio en aquel momento que en Hugh James habia encontrado un aliado de agudisima inteligencia.

– Todo esto es fascinante -dije-, pero ?que me dices de la mencion de la palabra Ivireanu?

– Oh, lo siento mucho -sonrio Hugh-. Me he ido un poco por las ramas. Si, vi esa palabra en la biblioteca de aqui. Me tope con ella hace tres o cuatro dias, diria yo, en un Nuevo Testamento en rumano del siglo diecisiete. Lo estaba examinando porque pense que la portada mostraba una influencia del diseno otomano poco comun. En la pagina del titulo estaba escrita la palabra Ivireanu. Estoy seguro de que era esa palabra. No le concedi ninguna importancia en aquel momento. Para ser sincero, siempre encuentro palabras rumanas que me desconciertan, porque conozco muy poco el idioma. Llamo mi atencion debido al tipo de letra, que era bastante elegante. Imagine que debia ser el nombre de algun lugar, o algo por el estilo.

– ?Y nada mas? -rezongue-. ?No volviste a verla?

– Me temo que no. -Hugh estaba prestando atencion a su taza de cafe vacia-. Si me vuelvo a cruzar con ella, no dudes de que te avisare.

– Bien, tal vez no tenga nada que ver con Dracula -dije para consolarme-. Ojala tuviera mas tiempo para examinar esa biblioteca. Por desgracia, hemos de volver a Estambul el lunes. Solo tengo permiso para quedarme hasta que termine el congreso. Si encuentras algo interesante…

– Por supuesto -dijo Hugh-. Yo me quedare seis dias mas. Si encuentro algo, ?te escribo a tu departamento?

El corazon me dio un vuelco. Hacia dias que no pensaba en mi pais, y no tenia ni idea de cuando volveria a examinar el correo del buzon de mi departamento.

– No, no -dije a toda prisa-. De momento no. Si encuentras algo que consideras que puede ayudarnos, haz el favor de llamar al profesor Bora. Explicale que hemos hablado. Si le telefoneo, le avisare de que tal vez te pondras en contacto con el.

Saque la tarjeta de Turgut y apunte el numero para Hugh.

– Muy bien. -La guardo en el bolsillo de la camisa-. Toma mi tarjeta. Espero volver a vernos. -Permanecimos en silencio unos segundos, el con la vista clavada en la mesa, con sus tazas vacias, los platillos y la luz parpadeante de la vela-. Mira -dijo por fin-, si es cierto todo lo que me has dicho y lo que dijo Rossi, y existe un conde Dracula o un Vlad el Empalador vivo de alguna manera horrible, me gustaria ayudarte…

– ?A eliminarle? -termine en voz baja-. Lo recordare.

Dio la impresion de que ya nos lo habiamos dicho todo, aunque yo confiaba en que volveriamos a hablar algun dia. Encontramos un taxi que nos condujo a Pest, y Hugh insistio en acompanarme hasta el vestibulo del hotel. Nos

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