pozo, pero desde alli no podia ver la cara del extranjero. Dos amigas mias quisieron verlo de mas cerca y me susurraron que las acompanara. Lo hice de mala gana, sabiendo que mi padre no lo aprobaria.

»Cuando pasamos ante la taberna, el extranjero alzo la vista y vi sorprendida que era joven y guapo, de barba dorada y brillantes ojos azules, como la gente de los pueblos alemanes de nuestro pais. Fumaba en pipa y hablaba en voz baja con su acompanante. En el suelo, a su lado, habia una bolsa de lona gastada con correas para colgar del hombro, y estaba escribiendo algo en un libro con tapas de carton. Su expresion me gusto al instante: abstraida, dulce y muy despierta, todo al mismo tiempo. Se toco el sombrero para saludarnos y aparto la vista. El hombre feo le imito, pero nos miro fijamente, y luego siguieron hablando con el viejo Ivan y tomando notas. Tuve la impresion de que el hombre grande hablaba con Ivan en rumano y despues se volvia hacia el mas joven y decia algo en un idioma que no entendi. Me aleje a toda prisa con mis amigas, pues no queria que el guapo forastero pensara que era mas atrevida que ellas.

»A la manana siguiente corrio el rumor por el pueblo de que los forasteros habian dado dinero a un joven en la taberna para que les guiara hasta el castillo en ruinas llamado Poenari, que dominaba el Arges. Se habian ido de noche. Oi a mi padre contar a uno de sus amigos que estaban buscando el castillo del principe Vlad. Se acordaba de cuando el idiota con cara de gitano habia ido en su busca en una ocasion anterior. 'Un idiota nunca aprende', habia dicho mi padre furioso. Yo nunca habia oido ese nombre: principe Vlad. La gente de nuestro pueblo llamaba al castillo Poenari o Arefu. Mi padre dijo que el hombre

que habia guiado a los forasteros estaba desesperado por conseguir algo de dinero. Juro que ninguna cantidad le convenceria de pasar la noche alli, porque las ruinas estaban plagadas de malos espiritus. Dijo que el extranjero debia estar buscando un tesoro, lo cual era una estupidez, porque todos los tesoros del principe que habia habitado el castillo estaban enterrados a una gran profundidad y protegidos con un hechizo malefico. Mi padre dijo que si alguien lo encontraba, y despues de un exorcismo, el deberia quedarse con una parte, porque le pertenecia por derecho. Despues se dio cuenta de que mi hermana y yo estabamos escuchando y cerro la boca al instante.

»Lo que mi padre habia dicho me recordo la pequena moneda que la anciana me habia dado, y pense con sentimiento de culpa que tendria que haberla entregado a mi padre, pero me rebele y decidi intentar regalar mi moneda al guapo extranjero, puesto que estaba buscando un tesoro en el castillo. Cuando tuve la oportunidad, saque la moneda de su escondite y la envolvi en un panuelo, que ate a mi delantal.

»El extranjero no aparecio en dos dias, y despues le vi sentado solo a la misma mesa, con aspecto de extremo cansancio, y las ropas sucias y rotas. Mis amigas me dijeron que el gitano se habia ido el dia anterior y que el extranjero estaba solo. Nadie sabia por que habia querido prolongar su estancia. Se habia quitado el sombrero, de modo que pude ver su cabello castano claro desgrenado. Habia otros hombres con el, y estaban bebiendo. No me atrevi a acercarme mas o hablar con el extranjero, debido a los hombres que le acompanaban, de manera que me pare a charlar un rato con una amiga. Mientras hablabamos, el extranjero se levanto y desaparecio en el interior de la taberna.

»Me senti muy triste y pense que seria imposible darle la moneda, pero la suerte me acompano aquella tarde. Justo cuando me estaba marchando del campo de mi padre, donde me habia quedado trabajando mientras mis hermanos y hermanas se dedicaban a otros menesteres, vi que el extranjero caminaba solo junto a la linde del bosque. Seguia el sendero paralelo a la orilla del rio, con la cabeza agachada y las manos enlazadas a la espalda. Estaba completamente solo, y ahora que tenia la oportunidad de hablar con el, me senti aterrada. Para armarme de valor, aprete el nudo del panuelo donde llevaba la moneda.

Camine hacia el y me pare en mitad del sendero, a la espera de que se acercara.

»La espera se me antojo eterna. No se dio cuenta de mi presencia hasta que casi estuvimos cara a cara. Entonces levanto la vista de repente y se quedo sorprendido. Se quito el sombrero y se aparto, como para dejarme pasar, pero yo segui inmovil, armandome de valor, y le dije hola. Inclino la cabeza un poco, sonrio y nos estuvimos mirando un momento. Nada en su rostro o su comportamiento me asustaba, pero la timidez me abrumaba.

»Antes de que el valor me abandonara, desate el panuelo de mi cinturon y desenvolvi la moneda. Se la di en silencio, la tomo de mi mano y le dio la vuelta. Luego la examino con detenimiento. De pronto, su rostro se ilumino y me dirigio una mirada penetrante, como si pudiera leer en mi corazon. Tenia los ojos mas azules y brillantes que puedas imaginar.

Senti que un temblor recorria mi cuerpo.

»-?De unde? ?De donde? -Gesticulo para aclararme su pregunta. Me sorprendio comprobar que sabia algunas palabras de mi idioma. Dio una patada en el suelo, y comprendi. ?Habia salido de la tierra? Negue con la cabeza-. ?De unde?

»Intente describirle a una anciana, con un panuelo en la cabeza, encorvada sobre un baston, y explique con gestos que ella me habia dado la moneda. Asintio y fruncio el ceno. Repitio la descripcion de la anciana, y despues senalo hacia nuestro pueblo.

»-?De alli?

»-No. -Negue con la cabeza otra vez y senale rio arriba y hacia el cielo, en la direccion donde yo pensaba que estaban el castillo y el pueblo de la anciana. Senale con el dedo en su direccion e imite unos pies andando. ?Alli arriba! Su rostro se ilumino de nuevo y cerro la mano sobre la moneda. Despues me la devolvio, pero yo la rechace apuntando con el dedo hacia el, y senti que me ruborizaba. Sonrio por primera vez y me hizo una reverencia. Yo experimente la sensacion de que el cielo se habia abierto ante mi por un momento.

»-Multumesc -dijo-. Gracias.

»Entonces quise marcharme a toda prisa, antes de que mi padre me echara de menos en la cena, pero el extranjero me detuvo con un veloz movimiento. Se senalo con el dedo.

»-Ma numesc Bartholomeo Rossi -dijo. Lo repitio, y despues lo escribio en la tierra.

Intentar pronunciarlo me hizo reir. Entonces me senalo con el dedo-. ?Voi? ?Como te llamas? -Se lo dije y lo repitio, sonriente-. ?Familia?

»Daba la impresion de estar buscando las palabras a tientas.

»-El apellido de mi familia es Getzi -le dije.

»Dio la impresion de sorprenderse. Senalo en direccion al rio, luego a mi, y repitio algo una y otra vez, seguido por la palabra Drakulya, que comprendi que significaba 'del dragon'

Pero no lograba entender que queria decir. Por fin, sacudio la cabeza y suspiro.

»-Manana -dijo.

»Me senalo con el dedo, luego a si mismo y despues el lugar donde estabamos y el sol en el cielo. Comprendi que me estaba pidiendo que me encontrara con el la tarde siguiente a la misma hora. Sabia que mi padre se enfadaria mucho si se enteraba. Senale el suelo que pisabamos y me lleve un dedo a los labios. No conocia otra forma de comunicarle que no hablara de esto a nadie del pueblo. Parecio sorprenderse, pero luego se llevo tambien el dedo a los labios y sonrio. Hasta aquel momento aun habia sentido cierto miedo de el, pero su sonrisa era dulce y sus ojos azules centelleaban. Intento una vez mas devolverme la moneda, y cuando me negue a aceptarla de nuevo, inclino la cabeza, se puso el sombrero y se interno en el bosque, volviendo sobre sus pasos. Comprendi que me estaba dejando volver sola al pueblo, y me aleje a toda prisa sin mirar atras.

»Aquella tarde, a la mesa de mi padre, mientras lavaba y secaba los platos con mi madre, pense en el extranjero. Pense en sus ropas extranjeras, en sus corteses inclinaciones de cabeza, en su expresion, abstraida y despierta al mismo tiempo, en sus hermosos ojos brillantes. Pense en el todo el dia siguiente, mientras hilaba y tejia con mis hermanas, preparaba la comida, iba a buscar agua al pozo y trabajaba en los campos. Mi madre me rino varias veces por no prestar atencion a lo que estaba haciendo. Al atardecer me rezague para terminar de escardar sola y me senti aliviada cuando mis hermanos y mi padre desaparecieron en direccion al pueblo.

»En cuanto se fueron, corri hacia la linde del bosque. El desconocido estaba sentado contra un arbol, y en cuanto me vio se puso en pie de un salto y me ofrecio un asiento en un tronco cercano al sendero, pero yo tenia miedo de que alguien del pueblo pasara y le guie hacia el interior del bosque, con el corazon martilleando en mi pecho. Nos sentamos en sendas rocas. Los sonidos de los pajaros invadian el bosque. Era a principios de verano y todo estaba verde y tibio.

»El extranjero saco del bolsillo la moneda que le habia dado y la dejo con cuidado en el suelo. Despues saco un par de libros de la mochila y empezo a pasar las paginas.

Comprendi mas tarde que eran diccionarios en rumano y otro idioma que el sabia. Con ucha parsimonia, y consultando a menudo los libros, me pregunto si habia visto mas monedas como la que le habia regalado. Dije

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