que no. Me explico que el ser de la moneda era un dragon, y me pregunto si habia visto ese dragon en algun otro sitio, en un edificio o en un libro. Dije que tenia uno en el hombro.

»Al principio no entendio lo que queria decirle. Yo estaba orgullosa de saber escribir nuestro alfabeto y leer un poco. Durante un tiempo hubo escuela en el pueblo, cuando era pequena, y un cura habia ido a darnos clase. El diccionario del extranjero era muy confuso para mi, pero juntos encontramos la palabra «hombro». Parecio perplejo y pregunto otra vez: «?Drakul?» Sostuvo en alto la moneda. Yo toque el hombro de mi blusa y asenti. El clavo la vista en el suelo, ruborizado, y de repente pense que yo era la valiente. Me abri el chaleco de lana y me lo quite, y despues desanude el cuello de mi blusa. Mi corazon se habia acelerado, pero algo se habia apoderado de mi y no podia detenerme. El extranjero aparto la vista, pero yo desnude mi hombro y senale.

»No recordaba una epoca de mi vida en que no hubiera tenido alli un pequeno dragon verde oscuro impreso en mi piel. Mi madre decia que lo tatuaban en un nino de cada generacion de la familia de mi padre, y que el me habia elegido porque pensaba que de mayor seria la mas fea. Conto que su abuelo le habia dicho que era necesario para mantener alejados a los malos espiritus de nuestra familia. Solo lo oi una o dos veces, porque a mi padre no le gustaba hablar de eso, y yo ni siquiera sabia que miembro de su generacion habia sido el portador de la marca, si era el o alguno de sus hermanos o hermanas. Mi dragon parecia muy diferente del pequeno dragon de la moneda, de modo que hasta que el extranjero me pregunto si tenia algo mas adornado con un dragon no relacione los dos.

»El extranjero examino con detenimiento el dragon de mi piel, sosteniendo la moneda a su lado, pero sin tocarme ni acercarse. Su cara seguia roja como un tomate, y parecio aliviado cuando me anude la blusa de nuevo y me puse el chaleco. Cuando explique que lo habia hecho mi padre, con la ayuda de una vieja del pueblo, una curandera, pregunto si podia hablar con mi padre al respecto. Yo sacudi la cabeza con tal violencia que volvio a ruborizarse. Despues me explico, con grandes apuros, que mi familia descendia del linaje de un principe malvado que habia construido el castillo sobre el rio. Habian llamado a este principe 'el hijo del dragon', y habia matado a mucha gente. Dijo que el principe se habia convertido en un pricolic, un vampiro. Me persigne y pedi proteccion a la Virgen. Me pregunto si conocia esa historia y conteste que no. Me pregunto mi edad, y si tenia hermanos o hermanas y si vivia mas gente en el pueblo que llevara nuestro apellido.

»Por fin senale el sol, que casi se habia puesto, para comunicarle que debia volver a casa, y el se levanto al instante con semblante serio. A continuacion me dio la mano para ayudarme a levantarme. Cuando tome su mano, el corazon me dio un brinco. Estaba confusa, y di media vuelta enseguida, pero de repente pense que estaba demasiado interesado en los malos espiritus y que podia correr peligro. Tal vez podria darle algo que le protegiera.

Senale el suelo y el sol.

»-Ven manana -dije.

»Vacilo un instante, y por fin sonrio. Se puso el sombrero y toco el ala. Despues

desaparecio en el bosque.

»A la manana siguiente, cuando fui al pozo, estaba sentado en la taberna con los ancianos, escribiendo algo otra vez. Senti su mirada clavada en mi, pero no dio muestras de reconocerme. Me alegre mucho, porque comprendi que habia guardado nuestro secreto. Por la tarde, cuando mis padres y hermanos estaban fuera de casa, hice algo muy malo. Abri la comoda de madera de mis padres y saque de ella un pequeno cuchillo de plata que habia visto dentro en ocasiones anteriores. Mi madre habia dicho una vez que era para matar vampiros, si venian a molestar a la gente o los rebanos. Tambien arranque un punado de cabezas de ajos del huerto de mi madre. Escondi todo esto en mi panuelo cuando fui a los campos.

»Esta vez, mis hermanos trabajaron mucho tiempo a mi lado y no me los pude quitar de encima, pero al final dijeron que volvian al pueblo y me preguntaron si los acompanaba.

Dije que debia recoger hierbas del bosque y que me reuniria con ellos pasados unos minutos. Me sentia muy nerviosa cuando me presente ante el extranjero, que esperaba en el sitio convenido. Estaba fumando en su pipa, pero en cuanto me acerque a el la apago y se puso en pie de un salto. Me sente con el y le ensene lo que llevaba. Parecio sobresaltarse cuando vio el cuchillo y manifesto un gran interes cuando le explique que era para matar pricolici. Quiso rechazarlo, pero yo le suplique con tal vehemencia que lo tomara que dejo de sonreir y lo guardo con aire pensativo en la mochila, pero antes lo envolvio en mi panuelo. Despues le di las cabezas de ajos y le indique que debia guardarlas en algun bolsillo de la chaqueta.

»Le pregunte cuanto tiempo se quedaria en nuestro pueblo y me enseno cinco dedos: cinco dias mas. Me dio a entender que se desplazaria a pie a varios pueblos cercanos al nuestro para hablar con la gente acerca del castillo. Le pregunte adonde iria cuando abandonara nuestro pueblo al final de los cinco dias. Dijo que iba a un pais llamado Grecia, del que yo habia oido hablar, y despues volveria a su pueblo, a su pais. Hizo un dibujo en el suelo del bosque y me explico que su pais, llamado Inglaterra, era una isla muy alejada de nuestro pais. Me enseno donde estaba su universidad (no supe a que se referia) y escribio el nombre en la tierra. Aun recuerdo aquellas letras: OXFORD. Mas adelante las escribi algunas veces para volver a mirarlas. Era la palabra mas extrana que habia visto en mi vida.

»De pronto comprendi que se iria muy pronto y nunca le volveria a ver, ni a nadie como el, y mis ojos se llenaron de lagrimas. No habia sido mi intencion llorar (nunca habia llorado por culpa de los irritantes jovenes del pueblo), pero las lagrimas no me obedecieron y resbalaron sobre mis mejillas. Parecio muy apurado, saco un panuelo blanco del bolsillo de la chaqueta y me lo dio. ?Cual era el problema? Sacudi la cabeza. Se levanto poco a poco y me dio la mano para ayudarme a levantarme, como la noche anterior. Mientras me estaba poniendo de pie, me tambalee y cai contra el sin querer, y cuando me sujeto nos besamos.

Despues di media vuelta y hui a traves del bosque. Al llegar al sendero, me volvi. Seguia de pie, inmovil como un arbol, mirandome. No pare de correr hasta llegar al pueblo, y estuve despierta toda la noche, con su panuelo escondido en mi mano.

»La noche siguiente le encontre en el mismo lugar, como si no se hubiera movido desde que le habia dejado. Corri hacia el y me recibio en sus brazos. Cuando ya no pudimos besarnos mas, extendio su chaqueta sobre el suelo y yacimos juntos. En aquella hora aprendi algunas cosas sobre el amor, momento a momento. De cerca, sus ojos eran tan azules como el cielo. Puso flores en mis trenzas y beso mis dedos. Me quede sorprendida por las numerosas cosas que me hizo, y las cosas que yo hice, y sabia que estaba mal, que era un pecado, pero senti que la dicha del paraiso se abria a nuestro alrededor.

»Despues hubo tres noches mas antes de su partida. Nos citamos cada noche. Daba a mis padres la primera excusa que se me ocurria, y siempre volvia a casa cargada de hierbas del bosque, como si hubiera ido alli con el exclusivo proposito de recogerlas. Cada noche Bartholomeo decia que me amaba y me suplicaba que le acompanara cuando se marchara del pueblo. Yo lo deseaba, pero tenia miedo del enorme mundo del que venia, y no podia imaginar una forma de escapar de mi padre. Cada noche le preguntaba por que no podia quedarse conmigo en el pueblo, y el meneaba la cabeza y decia que debia volver a su casa y a su trabajo.

»La ultima noche antes de su partida empece a llorar en cuanto nos tocamos. Me abrazo y beso mi pelo. Nunca habia conocido a un hombre tan tierno y gentil. Cuando deje de llorar, saco de su dedo un pequeno anillo con sello. No lo se con seguridad, pero ahora creo que era el sello de su universidad. Lo llevaba en el dedo menique de su mano izquierda. Lo deslizo en mi dedo anular. Despues me pidio que me casara con el. Debia de haber estado estudiando su diccionario, porque le entendi enseguida.

»Al principio me parecio una idea tan imposible que me puse a llorar otra vez (era muy joven), pero luego accedi. Me dio a entender que regresaria a buscarme pasadas cuatro semanas. Iba a Grecia a ocuparse de algo, pero no entendi de que. Despues volveria por mi y daria dinero a mi padre para contentarle. Intente explicarle que yo no tenia dote, pero no quiso escucharme. Sonrio y me enseno el cuchillo y la moneda que le habia dado. Despues trazo un circulo con sus manos alrededor de mi cara y me beso.

»Tendria que haberme sentido feliz, pero intuia que habia malos espiritus presentes y temia que algo le impidiera regresar. Todos los momentos que compartimos aquel atardecer fueron muy dulces, porque pensaba que cada uno era el ultimo. El estaba tan seguro, tan convencido de que volveriamos a vernos pronto… Fui incapaz de despedirme hasta que casi no se veia nada en el bosque, pero empece a temer la ira de mi padre y bese a Bartholomeo una vez mas, comprobe que guardaba las cabezas de ajos en el bolsillo y me fui. Me volvi en repetidas ocasiones. Cada vez que miraba le veia de pie en el bosque, con el sombrero en la mano. Parecia muy solo.

»Llore mientras caminaba, me quite el anillo del dedo, lo bese y lo guarde en mi panuelo.

Cuando llegue a casa, mi padre estaba enfadado y quiso saber donde habia estado despues de oscurecer sin

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