?Un corte horizontal entre dos costillas desde el flanco? Esto, tambien, plantea problemas. El esqueleto humano es una estructura robusta, y separar dos costillas lo suficiente como para introducir una mano requiere fuerza y herramientas especializadas. ?Acaso el metodo de cortar desde abajo seria mas sensato? Un corte agil en el estomago abriria el abdomen, y todo lo que el sacerdote tendria que hacer seria cortar el diafragma y rebuscar hasta agarrar el corazon. Ah, pero esto es una opcion desprolija, con intestinos desparramados sobre el altar. En ningun lugar de los bajorrelieves aztecas aparecen dibujadas las victimas con jirones de intestinos sobresaliendo.

Los libros son algo maravilloso; pueden contarnos cualquier cosa, todo, incluso como extirpar un corazon utilizando un cuchillo de piedra, con un minimo de problemas. Encontre mi respuesta en un libro de texto con el siguiente titulo: Sacrificios humanos y armamentos guerreros, escrito por un academico (?que interesante lugar son hoy en dia las universidades!), un hombre llamado Sherwood Clarke, a quien me gustaria muchisimo conocer algun dia.

Creo que nos ensenariamos mutuamente muchas cosas.

Los aztecas, dice el senor Clarke, realizaban una toracotomia transversal para cortar el corazon. La herida se deslizaba a lo largo del pecho, comenzando entre la segunda y la tercera costilla, a un costado del esternon, cortando entre el hueso y el lado opuesto. El hueso se rompia transversalmente, tal vez con un mazo afilado y un cincel. El resultado era un agujero boqueante. Los pulmones, expuestos al aire exterior, colapsaban en el acto. La victima perdia rapidamente la conciencia. Y mientras el corazon continuaba latiendo, el sacerdote buscaba en el pecho y seccionaba las arterias y las venas. Agarraba el organo, todavia palpitante, desde su sangrienta cuna, y lo elevaba al cielo.

Y asi lo describe el Codice Florentino en la obra de Bernardino de Sahagun, Historia general de las cosas de Nueva Espana:

«Un sacerdote oficiante lleva el baculo del aguila,

lo deja parado sobre el pecho del cautivo, alli donde estaba el corazon,

manchado de sangre, en realidad sumergido en la sangre.

Luego tambien elevo la sangre como ofrenda al sol.

Fue dicho: “Y asi dio de beber al sol”.

Y el captor a continuacion tomo la sangre de su cautivo

en un recipiente verde con borde emplumado.

Los sacerdotes sacrificiales la derramaban alli dentro por el.

Alli dentro iba el baculo hueco, tambien emplumado,

Y luego el captor partia para alimentar a los demonios».

Alimento para los demonios.

?Que poderoso es el significado de la sangre!

Pienso en esto mientras observo un trazo de ella absorbido en una pipeta fina como una aguja. A mi alrededor hay anaqueles con tubos de ensayo, y el aire zumba con el sonido de las maquinas. Los antiguos consideraban la sangre como una sustancia sagrada, sustentadora de la vida, comida para monstruos, y yo comparto mi fascinacion con ellos, aun cuando entiendo que se trata de un mero fluido biologico, una suspension de celulas en plasma. El material con el que trabajo todos los dias.

El cuerpo humano promedio de setenta kilogramos posee solo cinco litros de sangre. De esa cantidad, cuarenta y cinco por ciento son celulas y el resto plasma, una sopa quimica compuesta por un noventa y cinco por ciento de agua, el resto proteinas y electrolitos y nutrientes. Alguien diria que al reducirla a las divisiones de su estructura biologica se la desprende de su naturaleza divina, pero no estoy de acuerdo. Es al observar las mismas divisiones de su estructura biologica que se reconocen sus propiedades milagrosas.

La maquina suena, senal de que el analisis ha sido completado, y sale un informe por la impresora. Arranco la hoja y estudio los resultados.

Con una sola mirada, se muchas cosas sobre la senora Susan Carmichael, a quien no conozco. Su hematocrito esta bajo, apenas veintiocho, cuando deberia ser de cuarenta. Esta anemica, carece de la reserva normal de globulos rojos que transportan oxigeno. Es la proteina de la hemoglobina, dentro de estas celulas con forma de disco, la que hace que nuestra sangre sea roja, la que da un tono rosado a nuestras cuticulas y produce un hermoso rubor en las mejillas de una adolescente. Las cuticulas de la senora Carmichael estan palidas, y si uno diera vuelta sus parpados, la conjuntiva apareceria solo con un rosa nacarado palido. Como esta anemica, su corazon debe trabajar mas rapido para bombear la sangre diluida a traves de las arterias, de modo que ella se detiene en cada descanso de las escaleras para recuperar el aliento, para calmar su pulso en aumento. La veo inclinandose hacia delante, la mano en la garganta, su pecho exhalando una suerte de mugido. Cualquiera que la cruce en las escaleras podria ver que no esta bien.

Puedo ver todo eso con solo mirar esta hoja de papel.

Hay mas. En su paladar aparecen trazos de rojo; petequia, donde la sangre irrumpio a traves de los capilares y se establecio en la mucosa de la membrana. Tal vez ella ignora estos puntitos sangrantes. Tal vez los ha notado en otra parte de su cuerpo, bajo las unas, o en sus canillas. Tal vez encuentra moretones de los que no puede recordar el golpe, desconcertantes islas azules en sus brazos o en sus muslos, y ella se devana los sesos tratando de recordar cuando pudo haberse lastimado. ?Fue acaso un golpe contra la puerta del auto? ?El nino colgando de su pierna con las manitos bien aferradas? Busca razones externas, cuando la verdadera causa acecha dentro de su flujo sanguineo.

El recuento de plaquetas es de dos mil; deberia ser diez veces mas alto. Sin plaquetas, esas pequenas celulas que ayudan a coagular la sangre, al mas ligero golpe le quedara un hematoma.

Hay todavia mas que aprender de esta endeble hoja de papel.

Miro el diferencial de sus globulos blancos, y veo la explicacion para sus pesares. La maquina ha detectado la presencia de mieloblastos, precursores de globulos blancos primitivos que no pertenecen al flujo sanguineo. Susan Carmichael tiene una leucemia mieloblastica aguda. Puedo imaginar como se desarrollara su vida en los proximos meses. La veo yaciendo sobre la mesa de tratamiento, los ojos cerrados por el dolor mientras la aguja para el hueso de la medula penetra por su cadera.

Veo su pelo cayendo en mechones, hasta que se resigna a lo inevitable, a la afeitadora electrica. Veo mananas en que aparece encorvada sobre el lavatorio del bano, y largos dias de mirar el techo, su universo reducido a las cuatro paredes de su dormitorio.

La sangre es dadora de vida, el magico fluido que nos sostiene. Pero la sangre de Susan Carmichael se ha vuelto en su contra; fluye por sus venas como veneno.

Puedo conocer todos estos detalles intimos sobre ella sin siquiera haberla visto una vez.

Transmito los resultados por fax a su medico, coloco el informe de laboratorio en la bandeja para enviarlo mas tarde, y busco el siguiente especimen. Otro paciente, otro tubo de sangre.

La conexion entre la sangre y la vida fue establecida desde los albores del hombre. Los antiguos no sabian que la sangre se fabrica en la medula, o que su mayor parte no es mas que agua, pero si apreciaban su poder en rituales y sacrificios. Los aztecas utilizaban perforadores de hueso y agujas de agave para perforar su propia piel y hacer brotar sangre. Practicaban agujeros en sus labios o lengua o en la carne de su pecho, y la sangre resultante era un ofrecimiento para los dioses. Hoy en dia una mutilacion semejante seria considerada enferma y grotesca, el sello de la locura.

Me pregunto que pensarian los aztecas de nosotros.

Aqui sentado, en mi ambito esteril, vestido de blanco, las manos enguantadas para protegerlas de un derrame accidental. Que lejos nos hemos desviado de nuestra naturaleza esencial. La sola vision de la sangre hace que algunos hombres se desmayen, y la gente se afana por ocultar semejantes horrores a los ojos del publico, lavando las aceras donde se ha derramado sangre, o cubriendo los ojos de los ninos cuando la violencia erupciona en la television. Los seres humanos han perdido contacto con lo que son, con quienes son.

Algunos de nosotros, sin embargo, no lo hemos hecho.

Caminamos entre el resto, normales en todo sentido; tal vez somos mas normales que cualquiera porque no nos permitimos ser envueltos y momificados con las vendas asepticas de la civilizacion. Vemos sangre y no nos apartamos. Reconocemos su pulida belleza; sentimos su llamado primitivo.

Todo el que pasa conduciendo su auto cerca de un accidente y no puede evitar mirar la sangre entiende esto. Bajo la revulsion, bajo la necesidad de apartar la mirada, palpita una fuerza mayor. Una atraccion.

Todos queremos mirar. Pero no todos lo reconocemos.

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