Ryan Parker se desperto de golpe. El corazon le latia con fuerza en medio de la luz gris de su habitacion. Estaba mojado, y por un momento creyo que se habia orinado en la cama y luego se dio cuenta de que era sudor; un sudor que le daba frio.
Pero le daba todavia mas frio su pesadilla.
Miro su reloj digital y vio que eran las 05:46.
Trago saliva varias veces, con dificultad, porque tenia la boca muy seca. Habia tenido pesadillas antes, pero ninguna le habia provocado miedo ni le habia parecido tan real como esa. Porque esa pesadilla habia ocurrido en la realidad. A esa chica la habian matado de verdad, y el habia visto su mirada vacia en medio del bosque, acusandolo a el. Estaba a punto de cerrarle los ojos debido a esa mirada, pero no quiso tocar el cadaver.
Sin embargo, su pesadilla combinaba la realidad con lo imaginario. Ella no queria agarrarla en el bosque, se dijo una y otra vez.
Eso era un sueno, algo que fabricaba su mente. Ryan tardo varios minutos en distinguir entre lo que habia visto de verdad la semana anterior y lo que habia sonado.
Pero la mirada vacia de Rebecca Douglas lo perseguia, aunque no durmiera.
Se levanto en silencio de la cama y cruzo hasta su comoda. Abrio con cuidado el ultimo cajon. Ahi dentro guardaba sus objetos especiales, uno de los pocos lugares de su habitacion donde no se metia su madre. Piedras raras, el fosil de un pez encontrado en Yellowstone, un trozo de madera petrificada, los cromos de beisbol, los envoltorios de chicle con divertidas tiras comicas.
Y la hebilla de cinturon.
No recordaba toda la pesadilla, pero justo antes de que se despertara, se habia imaginado la hebilla, el ave con los ojos verdes que brillaban.
No encendio las luces y busco en el fondo del cajon hasta que noto la textura fria del metal. Se quedo paralizado, sintiendo que algo pasaba, pero sin saber que era.
Deberia haberselo ensenado al tipo del FBI. Pero ahora era demasiado tarde.
Lo mas probable es que no fuera nada, solo algun tipo meando en el bosque.
Apreto los dedos en torno al pajaro de metal como si tuvieran voluntad propia. Y, en ese momento, supo lo que tenia que hacer, a quien tenia que ensenarle la hebilla.
Su padre no era la persona con que menos le costara hablar, pero era la persona mas inteligente que conocia. El era juez y sabria exactamente que hacer con la hebilla y quien deberia quedarsela.
Cuando se dirigia a la habitacion de sus padres, le llego el olor a cafe desde abajo. Dio una vuelta por la cocina, esperando encontrarse con su padre.
Ahi estaba.
– Hola papa.
– Que temprano te has levantado.
El se encogio de hombros, y jugo con la hebilla en una mano.
– Estaba pensando… porque… he encontrado algo y no se muy bien que es. Se me ha ocurrido que quiza tu puedas… -Que estupidez. El sabia que se trataba de una hebilla, pero no queria contarle a su padre donde la habia encontrado.
– Claro, muestramelo.
– Aqui lo tienes.
Ryan se sobresalto al ver entrar a su madre, con la bata puesta. Ella fruncio el ceno al verlo ahi.
– Delilah -dijo su padre-. Creia que estabas durmiendo.
– Me he despertado y no estabas en la cama. He ido a ver a Ryan y el tampoco estaba.
– He ido a ver los caballos, que parecian asustados y, como no podia volver a dormir, he preparado un poco de cafe. ?Quieres una taza?
– Yo misma la cogere -dijo su madre.
Ryan no queria hablar estando su madre delante. Seguro que lo castigarian por volver al lugar donde habian encontrado a la chica muerta. Por lo general, los castigos de su padre eran menos duros que los de su madre. Esa noche hablaria con el.
– Me voy a vestir para ir al cole -dijo.
– ?No querias ensenarme algo? -pregunto su padre.
– No es nada importante. Te lo ensenare esta noche.
– De acuerdo.
Su madre se inclino para besarlo, y el apenas le rozo las mejillas con los labios, luego hizo lo mismo con su padre y subio corriendo las escaleras.
Capitulo 20
Antes de abandonar el hospital, Miranda tenia que ver a JoBeth Anderson. No tuvo problemas para convencer al guardia. A veces, tenia sus ventajas ser la ex novia de Nick.
JoBeth era una superviviente. No era Rebecca ni era ninguna de las otras chicas. Estaba viva. Mas que nada, Miranda queria que supiera que era una chica fuerte, que tenia que luchar. Luchar para dar con el miserable que habia secuestrado a su amiga.
Puede que oculta en su mente hubiera alguna clave para averiguar la identidad del Carnicero. Una clave que ahora estaria enterrada en su inconsciente.
JoBeth yacia reclinada en una cama de hospital, tapada casi hasta el cuello con una sabana blanca. Los monitores emitian unos suaves pitidos siguiendo el ritmo de su corazon. Otros aparatos controlaban su respiracion. Su actividad cerebral. Su vida.
Estaba viva y respiraba por sus propios medios. Tenia un gota a gota en el brazo para hidratarla. El recuerdo de la semana que ella misma habia pasado en ese hospital permanecia muy vivo en Miranda. Entonces, llego a ansiar la hora de abandonarlo, y tampoco en ese momento queria estar ahi.
– Despiertate -murmuro. Si existia alguna posibilidad real de salvar a Ashley, JoBeth tenia que recuperar la conciencia lo antes posible.
Tenia gran parte de la cabeza vendada con una tira gruesa y blanca, que contrastaba con su pelo rojo y lacio. Su piel blanquecina parecia casi traslucida, y Miranda se pregunto si el tono de su cutis se debia al ataque sufrido o si era su color natural.
– JoBeth -dijo Miranda, con la voz enronquecida por las lagrimas que queria derramar. Estaba sentada en una silla junto a la chica. Trago saliva. No queria que JoBeth percibiera, mas alla de su estado inconsciente, que ella misma estaba asustada y preocupada. Queria que la chica se contagiara de su fuerza.
– Jo -dijo, con voz mas firme-. Me llamo Miranda Moore. Creo que no nos conocemos.
?Que decir? No habia estado nunca con una victima viva. Aunque eso, claro esta, no era del todo verdad. Habia conversado con victimas de violaciones, o ayudado a excursionistas perdidos a recuperar la calma. Tambien trataba con padres histericos y ninos desconcertados.
Pero nunca lo habia hecho con una victima del Carnicero. Excepto cuando se miraba en el espejo.
Ella podia conseguirlo. Tenia que conseguirlo. Si JoBeth guardaba en su memoria un recuerdo cualquiera, algo que pudiera conducirlos hasta el hombre que le habia hecho dano, Miranda tenia que encontrar una manera de llegar a ella. Para salvar a Ashley.
– Tu has sobrevivido, JoBeth. He oido que las personas que estan en coma pueden escuchar a quienes los rodean. Concentrate en mi, JoBeth. Concentrate. Si quieres salvar la vida de Ashley, concentrate en lo que te digo.
?Era el enfoque correcto? ?Quiza no deberia ni siquiera contarle que Ashley estaba en peligro? Y ?si eso empeoraba las cosas? ?Que pasaria si la matara la culpa?