agentes que esperaban esa noche y los desvio hacia Colorado. Primero a Grand Junction, para comprobar lo del ex novio, y luego a Denver, a investigar al biologo.
Quinn tambien llamo a la policia de St. George; les informo de la investigacion en curso y les pidio que averiguaran algo sobre Bryce Younger. Mando a Booker y Zachary a Missouri a investigar al propietario de la empresa de construccion y para saber si Younger habia viajado a Montana en las ultimas tres semanas. Quinn no dejaba el telefono, mientras despachaba a los agentes y se preocupaba de mimar la vanidad de Sam Harris, todo a la vez.
Miranda percibia todo aquello desde la periferia. Se concentro en las fotos de la universidad de los cuatro hombres. Se los imagino, uno tras otro, disparandole a Sharon por la espalda. No podia quitarse de la cabeza la imagen de cada uno de ellos atandola, violandola. Y luego alimentandola con pan y agua, como si fuera un pajaro herido.
No habia querido volver a ese recuerdo pero, en realidad, ya estaba en el. Intento sustraerse al dolor pero, una vez rotas las barreras, este la arrasaba con toda su fuerza.
En el fondo, queria volver a casa y dejar a Quinn hacer su trabajo. ?Que haria ella en medio de todo aquello? Trabajaba para la oficina del sheriff, pero no era poli. Buscaba a personas perdidas. A veces las encontraba. Pero nunca olvidaria a todas las mujeres que no habia encontrado, o a las que habia descubierto demasiado tarde.
Ahora, aunque corriera a ocultarse en la comodidad de sus mantas, el Carnicero seguiria rondando. Ashley van Auden seguiria atada al suelo, padeciendo frio y adolorida, segura de que iba a morir y de que no le importaba a nadie, despues de llegar a la conclusion de que nadie la salvaria. Nick seguiria desaparecido. ?Estaria muerto?
Pero ?como podia estar vivo? ?Para que lo mantendria con vida el Carnicero? No lo haria. Lo mataria y abandonaria su cuerpo. Puede que no lo encontraran hasta mucho despues de desenmascarar a ese asesino.
Siempre se habia preguntado si seria capaz de enfrentarse al hombre que la habia atacado. Despues de todos esos anos, de las pesadillas y los sacrificios, quiza finalmente estaban a punto de echarle el guante.
– Vamos -le dijo Quinn a Miranda.
Ella alzo la mirada. No se habia dado cuenta de que la sala se habia vaciado, ni de que Quinn estaba ante ella en actitud de espera.
– ?A donde?
– A la universidad. A hablar con Mitch Groggins. -Quinn miro su reloj -. Acabo de hablar con el encargado de la cafeteria. Groggins esta de turno hasta las nueve de la noche. Deberiamos poder hablar con el.
– ?Yo? -pregunto ella, parpadeando. ?Acaso le estaba pidiendo que lo acompanara? ?Que se acercara a solo unos metros del hombre que podia ser el Carnicero?
Quinn se la quedo mirando. Su rostro era inexpresivo, pero sus ojos le preguntaban: «?No has prestado atencion en los ultimos diez minutos?»
– Supongo que estaba distraida. No se de que te serviria.
Miranda queria ir, queria desesperadamente enfrentarse a los cuatro hombres y oirlos hablar. Cerrar los ojos y escuchar la cadencia de sus voces. Sabria quien era el Carnicero porque oia su voz en sus pesadillas.
Quizas habia llegado el momento. Si Mitch Groggins era el Carnicero, lo tendrian entre rejas hoy mismo. ?Por que vacilaba?
Quinn se sento a su lado y le cogio las manos. Estaban solos. Todos los demas se habian marchado a cumplir con las tareas asignadas. Miranda no queria sentirse tan inutil, tan asustada, pero no podia evitarlo.
– Estas temblando -dijo Quinn, con voz queda.
– ?Que pasara si es Groggins? Yo… -dijo, y guardo silencio-. Quiza tu tenias razon.
– ?Perdon?
– Acerca de mi. No estoy hecha para trabajar en el FBI. No se como podre enfrentarme a el sin ponerme a gritar o sin intentar arrancarle los ojos. Siempre habia pensado que cuando me enterara de quien era el Carnicero, cuando estuviera entre rejas, podria ponerme delante y escupirle a la cara, decirle que le iban a inyectar veneno y que moriria y se iria al infierno. Y que, de alguna manera, eso me haria sentirme entera de nuevo.
– Miranda, yo…
– Pero -interrumpio ella, porque no queria oir disculpas ni mentiras piadosas que la aliviaran-, ahora que de verdad estamos cerca, ahora que creo por primera vez en doce anos que lo vamos a detener, no se si podre mirarlo a los ojos despues de lo que me hizo. – La voz se le quebro y se aparto de Quinn-. Hiciste bien en no dejar que me aceptaran en la Academia.
Quinn le cogio el menton, la obligo a mirarlo. Ella intento contener las lagrimas, esperando ver en el una mirada de
– Eres capaz de hacer cualquier cosa que te propongas, Miranda. Nunca he dudado de tu fuerza ni de tu habilidad. Habrias sido una excelente agente del FBI. Solo que en ese momento pense que querias serlo por motivos equivocados. Que nunca te habrias contentado con que te destinaran a Florida ni a trabajar en la investigacion de atracos de bancos o en los casos de corrupcion politica en Washington D.C. Pensaba que solo te sentirias satisfecha si fueras una agente permanente aqui, en Montana, trabajando en esta investigacion.
»Queria que te tomaras un ano para que pensaras seriamente en lo que necesitabas en tu carrera. Estabas tan convencida de que podrias dar con el Carnicero en cuanto tuvieras la placa, que todas tus decisiones partian de el, no de ti. Yo estaba muy orgulloso de lo que habias conseguido en la Academia. Y tu tambien deberias estar orgullosa. No solo fuiste una alumna excepcional alli, sino que has sido un pilar fundamental de la oficina del sheriff aqui.
– Todo lo que he hecho, todo aquello en que me he convertido, ha sido a causa de el. No se quien soy. - Miranda intento girarse, pero Quinn no la dejo.
Ella no merecia estar con Quinn. Llevaba mas de diez anos culpandolo a el de lo sucedido en la Academia, cuando lo unico que tenia que hacer era mirarse en un espejo para ver a la verdadera culpable.
Los ojos de Quinn se llenaron de emocion.
– Se muy bien quien eres. Y nunca he admirado a nadie tanto como a ti.
– Yo no…
– Tenemos que irnos. Tu puedes hacerlo. Yo estare ahi contigo. No dejare que
Miranda se dio cuenta de que asentia. No sabia si podia creer en el, pero el tenia fe en ella.
Se prometio a si misma que no lo decepcionaria. Ni tampoco a si misma.
Mitch Groggins no era el Carnicero.
Si bien era de una estatura aproximada a su agresor, que Miranda habia calculado vagamente entre un metro ochenta y un metro ochenta y ocho, dato que era comun a la mitad de los hombres mayores de dieciocho anos, Groggins era un hombre delgado. Y no tenia la misma constitucion fisica.
Sin embargo, habian pasado doce anos desde que ella viera su silueta.
En cuanto escucho su voz, un tono agudo y nasal, supo mas alla de toda sospecha que no era el Carnicero. No supo si sentir alivio o miedo.
Por otro lado, lo habia conseguido. Se habia enfrentado a un sospechoso y no le habia gritado ni arrancado los ojos. Estaba aterrorizada, pero se planto ante el y se sintio mas fuerte por ello, aunque Groggins fuera inocente.
Quinn estaba preocupado por Miranda mientras conducia su
El sabia que la valentia no la habia abandonado. Tenia la esperanza de que ella tambien se diera cuenta. Conocer a Groggins era el primer paso.
La policia de St. George, Utah, llamo a Quinn a su celular cuando estaban a medio camino de la hosteria. Younger, el dueno de la empresa de construccion, se habia mostrado beligerante. Sin embargo, el hecho de que