Ella dijo que no con un gesto de la cabeza. Comer nunca habia sido importante. En epocas de crisis, a menudo se olvidaba de comer.

– Quiero salir a correr.

– No es una buena idea.

– No me importa.

Sono el timbre y Rowan dio un salto. ?Desde cuando le asustaban las pequenas cosas de la vida cotidiana? Saco la Glock de su funda y la sostuvo, preparada.

Michael saco su propia pistola y le hizo una senal para que esperara en la cocina.

Comprobo quien era por la mirilla.

– ?Quien es? -pregunto.

– Traigo un paquete de mensajeros Express para Rowan Smith.

– ?De parte de quien?

El hombre miro la hoja con los datos.

– Harper.

Rowan asomo la cabeza, reflexiono un segundo y luego se encogio de hombros mirando a Michael, que fruncia el ceno.

– No lo se -dijo.

– Deje el paquete en la entrada.

– Necesito que alguien me firme.

– Espere un momento. -Michael se aparto de la puerta. Le indico a Rowan que se quedara donde estaba. Paso a su lado y salio por la puerta de atras.

Ella espero, ansiosa, por un momento distraida por el cafe que acababa de preparar Michael. Se sirvio una taza grande de cafe cargado, y tomo un sorbo.

Al volver, Michael cerro las puertas, volvio a poner la alarma y examino el paquete con las manos enguantadas. Rowan miraba desde el otro lado de la mesa.

– Parece normal -dijo, y la miro esperando una confirmacion.

Ella cruzo el comedor, dejo la taza y se puso un par de guantes de latex que le paso Michael.

Era un paquete ligero, quizas unos doscientos gramos. Se lo acerco al oido. Silencio. Miro todos los bordes, y ninguno parecia contener un mecanismo de detonacion oculto. Seria dificil enviar una bomba por mensajero a menos que estuviera programada. Los paquetes eran manipulados de cualquier manera y en este las etiquetas no senalaban que se tratara de un objeto fragil.

– Esta bien -afirmo. Empezo a abrir el paquete, pero Michael la detuvo.

– Dejeme a mi.

Rowan dejo el paquete a reganadientes y se aparto, con los punos apretados. No soportaba que la protegieran.

Observo mientras Michael abria el paquete con cautela. El corazon le latia a toda prisa, y le indignaba que aquella entrega le creara una corriente subterranea de miedo. La caja, envuelta con papel marron era blanca, una simple caja de regalo, sin etiqueta, del tamano de un video. Un unico trozo de cinta adhesiva sellaba el borde. Michael lo rompio con el dedo y levanto la tapa.

Dos brillantes cintas de color rojo, atadas con lazos en torno a unos mechones de pelo negro y rizado. Pelo humano. Como si hubieran cortado dos coletas, conservadas por la madre despues del primer corte de pelo de su hija cuando ya era mayor. Guardadas por una madre que no quiere que su hija crezca.

Cintas rojas, pelo negro.

No, otra vez no.

Dani.

Las lagrimas rodaron, silenciosas, por las mejillas de Rowan mientras miraba el contenido de la caja en manos de Michael. Una tristeza profunda le marcaba hasta la ultima arruga del rostro.

– ?Rowan? -Michael dejo la caja en la mesa y se le acerco-. ?Rowan? -Con un dedo, le subio el menton hasta que las miradas se encontraron.

El dolor descarnado que Michael vio en su rostro lo impresiono. Jamas habia visto unos ojos tan expresivos en su vida, y ahora los desbordaba una agonia profunda.

– ?Que significa esto? -Miro detenidamente el contenido para asegurarse de que no pasaba nada por alto. Un mechon de pelo negro atado con una cinta roja. Lo dejo en la mesa y la cogio por los brazos. Rowan estaba temblando, y el la abrazo-. Hablame, Rowan. No puedo ayudarte si no hablas conmigo.

– Dani -dijo ella, con un hilillo seco de voz, y se apoyo en su pecho.

– ?Quien es Danny?

Ella no contesto. Michael la cogio y la llevo hasta el sofa, donde la sento sobre sus rodillas y la estuvo meciendo largo rato, hasta que sus sollozos se convirtieron en llanto, su llanto en gemidos y, al final, en una quietud absoluta. Por algun motivo, el silencio era lo peor.

Rowan habia hundido la cabeza en el pecho de Michael. El se la aparto.

– Rowan, confia en mi. Tienes que confiar.

Ella lo miro a los ojos, buscando… ?Que buscaba? ?Honestidad? ?Confianza? El no lo sabia. A Rowan le temblaron los labios y el le sello la boca roja y frutosa con un dedo.

– Confia en mi -volvio a murmurar.

Ella trago con dificultad.

– Yo… yo. -Tras esas palabras, pronunciadas con voz ronca, guardo silencio.

El la beso suavemente en la frente. Ella lo necesitaba. Aquella mujer fuerte e independiente lo necesitaba, y el se sintio lleno de deseos e ilusion. Todos sus instintos de proteccion estaban centrados en ella, y Michael ya estaba medio enamorado.

La estrecho contra su pecho.

– ?Que? Cuentame.

– No… no puedo -dijo, con voz entrecortada.

El le giro la cara, buscando sus ojos, su boca, las arrugas de ansiedad en su frente. Le temblaban los labios. Michael tenia unas ganas desesperadas de besarla, de demostrarle que el podia protegerla, que siempre estaria a su lado.

No podia besarla. Era demasiado vulnerable, la veia demasiado desamparada. Pero, maldita sea, que ganas tenia de probar esos labios rojos y temblorosos, aliviar el dolor de su rostro. Solo faltaba que ella lo dejara entrar.

Se deshizo de su abrazo tan rapido que el ni siquiera sintio como lo rechazaba.

– Michael, esto no es buena idea.

Ella tambien habia sentido la conexion, y eso le daba esperanzas. Quiza, cuando todo esto acabara, habria una esperanza para ellos dos.

– Rowan, puedo esperar. -Diablos, como costaba pronunciar esas palabras. No tenia ganas de esperar. Queria entregarse a ella por entero, completamente, en ese mismo instante. Pero no iba a cometer los errores que habia cometido en el pasado.

Una vez mas, sono el timbre.

– Mierda -mascullo, mientras se dirigia a la puerta.

Rowan suspiro aliviada al separarse de Michael, y se acerco a proposito hacia la mesa del comedor. Le gustaba Michael y empezaba a confiar en el… como companero, no como amante. Era incapaz de darle a cualquier hombre otra cosa que sexo. Hacia tiempo, un novio le habia dicho que era fria como el hielo.

Y Michael le gustaba demasiado como para hacerle creer algo acerca de ella que no era verdad. Habia demostrado ser un tipo competente, y le proporcionaba el espacio y el apoyo que necesitaba.

Cogio su taza de cafe, evitando mirar la caja. Le temblo la mano. Solo queria que todo aquello acabara. No se derrumbaria. Nunca mas.

Oyo la voz de Quinn desde la otra sala.

– Ha habido otro asesinato. ?Donde esta Rowan?

A Rowan casi se le cayo la taza. La deposito sobre la mesa con cuidado y se dejo caer en una silla. Cerro los ojos y trago con dificultad. Otro asesinato. Las coletas. Nunca habia escrito que sus malvados asesinos le cortaran el pelo a la victima, pero sabia que aquello estaba relacionado con ella.

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