John observo mientras la expresion de Adam pasaba del miedo a la preocupacion, y de esta a la calma. Y otra vez preocupacion.

– No… no se lo pedi a Barry. Yo lo habia visto bastantes veces, y pense que podia hacerlo. No le hecho nada al camion, te lo prometo. -Pasaron varios minutos, pero al parecer lo que Rowan dijo apaciguo a Adam-. ?Puedo esperarte aqui? -La respuesta fue probablemente si, porque Adam sonrio, fascinado, y le devolvio el movil a John-. Rowan quiere hablar con usted.

– ?Rowan?

– John, llegaremos en quince minutos. Le he dicho a Adam que podia esperarme. Tendre que llevarlo de vuelta a Burbank. No tiene carne de conducir.

– Yo lo llevare.

– ?Lo haria? -pregunto, despues de un silencio.

– ?Y por que no?

?Que pensaba que era? ?Un gilipollas? Era evidente que Adam era un poco lento. Tambien adoraba a Rowan. No pretendia hacerle dano y era probable que en la ciudad no lo pasara muy bien.

– Yo… de acuerdo. Se lo agradezco.

Rowan colgo y John se quedo mirando el telefono un momento. Rowan Smith era un alma desconfiada, lo cual no le molestaba, salvo que, al parecer, no confiaba en el.

Y luego, el habia invadido deliberadamente su espacio, y le habia hecho preguntas muy duras, la mayoria de las cuales todavia estaban sin respuesta. Y, ademas, la consideraba una mujer cautivadora.

?Que era eso tan fascinante que tenia? Desde luego, era una mujer guapa. Su pelo rubio casi blanco tenia un aspecto suave y sedoso, y a el le encantaria acariciarlo. Tenia un olor fresco y natural. Y sus ojos, esos ojos gris azulado le mostraban sus sentimientos con tanta o mas claridad que sus palabras o su manierismo.

Rowan se devanaba los sesos pensando en que habia hecho para merecer la atencion de ese loco. John la admiraba por su manera de centrarse, por su teson y por aquella carrera que habia dejado. No entendia por que habia renunciado, pero era evidente que algo del asesinato de los Franklin la habia sacudido. ?Se habia quemado? No era tipico de una personalidad como la suya, al menos de la persona fuerte e independiente que mostraba al mundo.

Sin embargo, Rowan era una persona introvertida y particular, y le retenia informacion sin reconocer lo importante que era, lo valioso que podia ser. A John no le gustaban los enganos, intencionados o no y exigia que todas las personas con que trabajaba actuaran con la misma franqueza. Que confiaran en el. Era un codigo de honor necesario en las selvas de America del Sur, en las calles de Mexico y en todos los puertos del litoral donde recalaba la droga. Si no podia confiar en ella, ?con que contaba?

Y si ella no confiaba en el, ?como podia acercarse a ella?

Era lo que queria. Descubrir que la hacia vibrar. Como su amigo, Adam. Era un chico un poco lento, pero ella le habia prestado atencion cuando era evidente que no lo habia tenido facil en la vida. Otra faceta de su compleja personalidad.

– Adam, ?que te parece si entramos en la casa?

– Esta cerrada.

– Lo se. Pero yo tengo una llave de la puerta lateral. -John lo condujo al interior y en solo unos minutos ya tenia a Adam sentado ante la barra del centro. El chico todavia sostenia en las manos las pobres flores.

– ?Quieres que las ponga en un jarro con agua?

– Son para Rowan.

– Lo se. Pero las flores necesitan agua.

– Si, es verdad. Necesitan agua. -Adam parecia intimidado, y a John le dio pena. Por el comentario de antes, su madre no le habia prestado ningun apoyo. Era evidente que Rowan lo habia acogido una paciencia de santa. John no podia dejar de sentir admiracion por ese detalle.

Encontro un florero en la estanteria de arriba de la despensa y lo lleno de agua, y luego vacio el paquete de cristales que venian con el ramo para prolongar su lozania. Arreglo las flores en el florero y sacudio la cabeza.

– No soy muy bueno con estas cosas.

Adam las arreglo un poco y adquirieron un aspecto mucho mejor.

– He roto una -dijo Adam, frunciendo el ceno.

– No importa. Todavia se sostiene. -John cogio el florero, lo llevo al comedor y lo dejo en el centro de la mesa. Desde la abertura que daba a la cocina, pregunto-: ?Estan bien aqui?

Adam se asomo, las vio y sonrio.

– Si. Son muy bonitas.

John volvio a la cocina.

– ?Quieres un vaso de agua? ?Coca-cola?

Adam asintio con la cabeza.

– Leche. Y Rowan dijo que tenia galletas de chocolate y que podia comer una.

John busco las galletas y las encontro en la despensa, una bolsa a medio vaciar de galletas de chocolate gourmet de doble cara. A Rowan le gustaban los dulces, y John no pudo evitar una sonrisa. Al fin y al cabo, era una mujer de verdad, algo mas que el caparazon externo de una mujer perfecta.

En ese momento, Rowan entro en la cocina, con Michael siguiendola. John y Adam estaban comiendo galletas y tomando leche ante el mostrador. John alzo una mirada timida, con un bigote de leche dibujado sobre el labio superior. Parecia tan ridiculo que Rowan tuvo ganas de reir. Un ex militar duro y aguerrido con un bigote de leche. Lo encontro tan enternecedor que se giro rapidamente hacia Adam y alejo a John de sus pensamientos.

– Adam, ?por que has venido hasta aqui en coche? -inquirio.

Adam la miro, preocupado, con el vaso en la mano. Parecia a la vez avergonzado y emocionado.

– Te queria decir que siento mucho lo que paso con Marcy.

– Ya te disculpaste. Y te dije que no estaba enfadada.

Adam fruncio el ceno y se quedo mirando el vaso de leche casi vacio.

– Ya lo se -murmuro-, pero Barry estaba enfadado y a veces actua como si todavia lo estuviera. Dice que quiza Marcy intente que me despidan.

– No dejare que Marcy haga que te despidan, ya te lo he dicho.

– ?Ni Barry?

– Ni Barry.

– ?Me lo prometes?

– Hare todo lo que pueda. -Rowan le cogio la barbilla a Adam para que la mirara-. Pero lo que has hecho hoy esta mal. He llamado a Barry y le he contado lo del camion. Ni siquiera se habia dado cuenta de que habia desaparecido. ?Que habria pasado si hubiera llamado a la policia pensando que alguien lo habia robado?

– No pense en eso. No pensaba ausentarme mucho rato, solo para traerte las flores y volver.

– Ya te entiendo. Pero no tienes carne de conducir, Adam. Podrias haberle hecho dano a alguien porque no conoces las normas de circulacion. Te he dicho que cuando quieras aprender a conducir, yo te ensenare y te ayudare a sacarte el carne. Pero no puedes hacerlo cuando te de la gana.

– Lo siento. Soy un estupido. ?Estas enfadada conmigo?

Rowan intentaba adoptar una actitud severa, pero le costaba. Con Adam, le costaba. Ella lo queria mucho y habria estrangulado a la madre por su cruel indiferencia y sus abusos verbales.

– No eres estupido, Adam. No quiero volver a oirte decir eso. ?Entendido?

– Pero…

– Adam.

– Si, Rowan. ?No estas enfadada?

– No estoy enfadada. Pero no vuelvas a hacerlo.

El dejo escapar un profundo suspiro de alivio, y Rowan lo abrazo. Miro a John, que la observaba con expresion pensativa. Se giro rapidamente. No queria sentirse atraida por John Flynn. Era un hombre peligroso. Peligroso para ella.

Sono el telefono movil de John y este respondio. Rowan no podia oir la conversacion, pero vio que la expresion de John pasaba de la contemplacion a una expresion vacia en un abrir y cerrar de ojos. Era a proposito

Вы читаете La presa
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату