– No tienes que decir nada, Mike, de verdad.

– Lo siento, lo siento -farfullo el anciano una y otra vez, cubriendose el rostro con ambas manos.

Los mocos le colgaban como una goma elastica entre la nariz y el labio superior, y se habia mojado los pantalones.

Por el rabillo del ojo, Kovac advirtio que los periodistas se aproximaban como buitres.

– Lo llevare a casa -aseguro Kovac a Wyatt mientras se incorporaba.

Wyatt miraba con fijeza a Mike Fallon.

– Gracias, Sam -murmuro-. Eres un buen hombre.

– Soy un capullo, pero no tengo nada mejor que hacer.

La rubia habia desaparecido, pero la morena de la tele volvio a situarse junto a Wyatt.

– ?Es Mike Fallon? ?El agente Fallon, del asesinato de Thorne en los setenta?

El paniaguado de cabello negro se materializo junto a ella y la aparto mientras le susurraba algo muy serio al oido.

Wyatt recobro la compostura y se volvio para alejar a los reporteros con expresion desaprobadora.

– Solo ha sido un pequeno accidente, amigos. Que siga la fiesta.

Kovac observo al hombre que sollozaba en la silla de ruedas.

Que siga la fiesta.

Capitulo 2

– Para eso he contratado a una canguro esta noche -suspiro Liska-, para poder llevar a un borracho a casa. Con la de veces que tuve que hacerlo cuando iba de uniforme.

– Deja de quejarte -replico Kovac-. Podrias haber dicho que no, companera.

– Ya, y quedar fatal delante del Senor Servicio a la Comunidad. En fin, espero que al menos se haya fijado en mi espiritu de sacrificio y recuerde que le pedi discretamente trabajo en su programa -dijo Liska en broma.

– Pues a mi me parecio que lo que hacias era pedirle otra cosa a su esclavo.

Liska le golpeo el brazo, intentando no echarse a reir.

– Pero ?que dices? ?Por quien me has tomado?

– ?Por quien iba a tomarte el? He ahi la cuestion.

– Tonterias.

– No te ha hecho ni caso.

Liska fruncio los labios en un mohin.

– Es homosexual.

– Claro.

Permanecieron en silencio durante algunos minutos mientras los limpiaparabrisas barrian la nieve que caia. Mike Fallon estaba sentado en un rincon del asiento trasero, apestando a orina y roncando.

– Has trabajado con el, ?eh? -constato Liska, refiriendose a su pasajero.

– Todo el mundo trabajaba con Iron Mike cuando entre en el cuerpo. Era el veterano por excelencia, siempre mas alla del cumplimiento del deber. Siempre decia que hacia las cosas porque lo correcto era hacerlas, que en eso consistia ser policia. Y un dia van y le meten un balazo en la columna vertebral. Eso nunca le pasa a los putos pasotas que se limitan a hacer horas hasta que les llegue el momento de jubilarse.

– La justicia no existe.

– Menudo noticion. Al menos pillo al que le disparo.

– El caso Thorne.

– ?Lo recuerdas?

– Era una nina en esa epoca, Matusalen.

– ?Hace veinte anos? -se mofo Kovac-. Seguro que estabas muy ocupada montandotelo con el capitan del equipo de futbol.

– Con el restador -lo corrigio Liska-. Y permiteme que te diga que no lo llamaban el Manos porque si.

– Joder -mascullo Kovac, conteniendo a duras penas la sonrisa-. Tinks, eres la hostia.

– Alguien tiene que alegrarte un poco la existencia. No puedes pasarte toda la vida de morros.

– Mira quien habla.

– Bueno, hablame del caso Thorne.

– Bill Thorne era policia; patrullo las calles durante anos. Yo no lo conocia, porque acababa de llegar al cuerpo. Vivia en un barrio cerca del instituto West, donde en aquella epoca vivian muchos polis. Un dia, mientras patrullaba por la zona, Mike vio algo raro en casa de Thorne, aviso por radio y se dirigio a la casa.

– Deberia haber esperado los refuerzos.

– Si, senora, cometio un error de los gordos. Pero el coche de Thorne estaba aparcado delante de la casa, y en el barrio vivian un monton de policias. En cualquier caso, habia una especie de manitas que llevaba un tiempo trabajando en el barrio, un vagabundo. Thorne habia intentado echarlo un par de veces, pero a su mujer le daba pena y le pagaba por limpiar los cristales. Resulto que Thorne tenia razon y que el tipo era una pieza. Un dia entro en la casa y violo a su mujer. Aquella noche, Thorne trabajaba, pero volvio un momento a casa porque habia olvidado algo. El violador habia encontrado un arma y mato a Thorne. Entonces aparecio Mike. El malo le disparo, y Mike disparo al malo. Se lo cargo, pero recibio un balazo en la columna. Por aquel entonces, Ace Wyatt vivia enfrente. En un momento dado, la mujer de Thorne lo llamo, histerica. Ace mantuvo a Mike con vida hasta que llego la ambulancia.

– Eso explica la escenita de hoy.

– Si -asintio Kovac, de nuevo pensativo-. Al menos en parte.

Mediaba una larga historia entre Iron Mike Fallon, heroe caido, y el viejo Mike Fallon, borracho patetico. La profesion estaba demasiado llena de historias tristes y borrachos aun mas tristes.

El Mike sentado en el asiento posterior del coche cayo hacia delante y vomito sobre el suelo del coche cuando Kovac se detenia ante su casa.

Kovac gimio y apoyo la frente contra el volante.

Liska abrio la portezuela y lo miro.

– Toda buena obra tiene su castigo. No pienso limpiar eso, companero.

Por fuera, la casa era pequena y pulcra, una mas en un barrio de casas pequenas y pulcras. Sin embargo, el interior era harina de otro costal. La esposa de Fallon habia muerto anos antes victima de un cancer. El antiguo policia vivia solo, y el lugar apestaba a viejo y a cebolla frita.

Las habitaciones eran espartanas, con muebles escasos para facilitar el paso de la silla de ruedas. Una extrana mezcla de trastos viejos y tecnologia punta. Un sillon de masaje de gama alta ocupaba el centro del salon, orientado hacia un televisor en color de treinta y una pulgadas, mientras que el sofa era una reliquia de los setenta. El comedor parecia haber permanecido en desuso durante un par de decadas y, con toda probabilidad, ofrecia el mismo aspecto que cuando la senora Fallon se ocupaba de la casa, a excepcion de las botellas de licor que cubrian la mesa.

Las dos camas individuales ocupaban la practica totalidad del pequeno dormitorio. Una de ellas estaba oculta bajo pilas de ropa y la otra era un amasijo de sabanas arrugadas. La ropa sucia se amontonaba en las inmediaciones de una cesta de la colada repleta. Sobre la mesilla de noche se veia una botella de bourbon barato junto a un vaso de plastico con un dibujo del dinosaurio Barney. En el otro extremo de la estancia, el tocador de la esposa muerta aparecia rodeado de fotografias de familia, media docena de ellas vueltas boca abajo.

– Lo siento, lo siento mucho -mascullaba Mike mientras Kovac intentaba acostarlo.

Liska encontro otra cesta de la colada y, con la nariz arrugada pero sin quejarse, se llevo la ropa que Kovac quito a Mike.

– No te preocupes, Mike. Todos hemos pasado por esto de vez en cuando -lo tranquilizo Kovac.

– Me he meado encima.

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