Apreto los dientes con fuerza, desesperado, e hizo un esfuerzo para no llorar.
En la sala reinaba una especie de caos controlado. Los policias iban de un lado a otro. Habia delincuentes, familiares de victimas y como siempre varios abogados que parecian tiburones oliendo la sangre. Sobre todas las voces se alzaba de vez en cuando la fuerte voz del sargento, que impartia ordenes a los presentes. En cualquier momento, sabia que oiria algo asi como:
– Muy bien, chico, el detective Patterson quiere verte.
No era la primera vez que lo veia, y no le agradaba demasiado. Apreto los punos con ganas de golpear a alguien. Preferiblemente, al detective.
Gracias a los periodicos habia conseguido averiguar lo que habia sucedido aquella noche. Su madre habia ido a trabajar al Club 69, como todas las noches, pero habia regresado a casa con un hombre, el supuesto asesino. Junto a la cama, habian encontrado una manzana a medio comer.
Los periodistas decian que su madre era una prostituta y especulaban sobre la posibilidad de que aquel hombre la hubiera matado.
Santos apenas habia conseguido contener su ira. Los articulos estaban escritos en un tono desinteresado y algo despectivo, como si sus autores pensaran que la muerte de una «prostituta» mas o menos tenia poca importancia. Enfadado, llamo a los periodicos para defender a su madre, pero no sirvio de nada.
La policia no se habia comportado mucho mejor. Al principio habian sido amables, aunque condescendientes. Pero se limitaron a decir que harian lo que pudieran, y despues de comprobar su coartada se libraron de el como si solo fuera un insecto sin importancia. Habian insistido en que no los llamara a la comisaria con la promesa de que se pondrian en contacto con el.
Sin embargo, no estaba dispuesto a esperar. No permitiria que cerraran el caso solo porque pensaban que una prostituta muerta no valia la pena.
Los habia llamado todos los dias desde entonces, y hasta habia pasado varias veces por la brigada de homicidios. Una semana despues, ya no se mostraban tan pacientes con el. Santos sabia que habian cerrado el caso aunque no hubieran dicho nada.
Apoyo la cabeza entre las manos, sin poder apartar la imagen de su madre. No podia olvidar su sonrisa, ni la manera en que se habia despedido de el la noche que la asesinaron.
No la habia besado, no le habia dicho que la amaba. Creia que era demasiado mayor para hacerlo.
Apreto los dientes. Sus noches se habian convertido en un infierno lleno de pesadillas que lo asaltaban. Cuando despertaba, lo hacia cubierto de sudor. Sonaba que su madre lo llamaba a gritos, pidiendo su ayuda. Y al final, veia su cuerpo inerte sobre aquella camilla.
Le habia fallado. No habia estado a su lado para salvarla. Se habia quedado con sus amigos, sin importarle sus sentimientos ni su seguridad.
Y ahora estaba muerta.
Se sentia culpable. Sabia que Lucia habia regresado a casa con aquel hombre porque tenia que conseguir dinero para pagar sus estudios, y no dejaba de repetirse que tal vez no la hubieran asesinado de haberse encontrado con ella.
Una y otra vez se preguntaba que habria pensado en los ultimos instantes de su vida. Tal vez estuviera decepcionada y enfadada con el, por haber desobedecido, por haberse quedado con Tina tanto tiempo.
No habia recordado a la joven hasta dos dias despues del asesinato. Y solo porque la policia quiso comprobar su coartada. Aunque no la encontraron, sus amigos confirmaron que habia estado con ellos aquella noche.
En realidad, la tragedia de su madre no le habia permitido pensar en lo que habria sucedido con Tina, en lo que habria pensado al ver que al dia siguiente no aparecia para cumplir su promesa. La angustia lo devoraba. Creia que de haber estado en casa su madre no habria muerto. Creia que era responsable de su muerte.
– ?Estas bien, Victor?
Santos levanto la mirada. Era Jacobs, el agente con cara de nino. Se habia portado bastante bien con el.
– Siento mucho lo que ha pasado, chico. ?Puedo hacer algo por ti?
– Encontrar al asesino -respondio, haciendo un esfuerzo por mantener la calma.
– Lo siento. Lo estamos intentando.
– Ya. Cuentame otra historia.
El agente Jacobs hizo caso omiso del sarcasmo.
– Comprendo lo que debes sentir.
– ?De verdad? ?Han asesinado brutalmente a tu madre? ?Has observado con impotencia que a nadie le importa nada? ?Te habria gustado que trataran el asunto como si no tuviera ninguna importancia? Yo podria haber evitado su muerte. Si hubiera estado en casa aquella noche…
– Vamos, Victor. ?Que quieres decir?
– Si hubiera estado en casa es posible que no la hubieran asesinado. Podria haberla ayudado, no se. Podria haber luchado con el…
– Te habria matado. De haber estado alli, te habria matado tal y como hizo con tu madre -lo miro fijamente-. Sea quien sea, es un asesino. No es la clase de hombre que se asustaria ante la presencia de un chico. No fue algo casual. Acompano a tu madre a casa con la intencion de asesinarla. Y es inteligente, porque no ha dejado una sola pista. Se aseguro de que nadie lo viera. Si hubieras estado con ella, te habria asesinado. Es un hecho, Victor, por horrible que pueda parecer.
– Pero podria…
– No, no habrias podido hacer nada. Si hubieras estado en aquella casa ahora estarias muerto. Y punto.
– Podria haberla ayudado. Al menos habria sabido que yo…
– Ella sabia que la amabas, Victor. Y no habria querido que te mataran. Venga, vamos a hablar con el detective Patterson. Tal vez sepa algo nuevo.
– Lo dudo. Siempre me suelta el mismo discurso.
Aquel dia no fue diferente a los demas. Cuando el detective termino de hablar, Santos lo miro con furia. Le habria gustado golpearlo, aunque seguramente no habria tenido opcion. Sin embargo, pensaba que merecia la pena intentarlo. Merecia la pena intentar borrar aquel gesto arrogante de su cara.
– Mira -dijo Patterson-, se que era tu madre, pero tengo casos mas importantes. Si descubrimos algo, actuaremos.
Santos se levanto de golpe de la silla, derribandola.
– Maldito canalla, ni siquiera lo has intentado. No encontraras al culpable a menos que se presente aqui y confiese.
El detective se cruzo de brazos.
– A veces sucede.
Jacobs puso una mano sobre el brazo de Victor, como si sintiera que estaba a punto de estallar. Miro a su companero con ojos entrecerrados y luego se dirigio al joven.
– Victor, lo estamos intentando, de verdad. Pero no tenemos ninguna pista. El asesino es alguien muy inteligente.
– ?Y no os importa que este libre? Esta ahi afuera, en algun sitio. ?Es que no significa nada para vosotros?
– Por supuesto que si. Personalmente lo odio, y Patterson tambien. Pero no podemos hacer nada salvo esperar.
– ?Esperar? ?Que quieres decir?
– Que volvera a actuar -intervino Patterson-. Y puede que cometa un error. Entonces lo detendremos.
Santos miro al detective con incredulidad e irritacion.
– Claro. Para que vas a molestarte por investigar nada si el tipo se limita a matar prostitutas, ?verdad? Piensas que mi madre solo era una puta, alguien sin importancia. Pero te equivocas. Era importante. Era mi madre, cerdo, y a mi me importa.
– Victor, ven conmigo -intervino Jacobs-. Te invito a un refresco.
Santos impidio que lo agarrara del brazo y miro al detective con ojos entrecerrados.
– Voy a encontrarlo, ?me oyes? Voy a encontrar al hombre que mato a mi madre y voy a hacer que pague por ello.
– ?De verdad? -pregunto el detective, con aburrimiento y desprecio-. Solo eres un nino. Solo conseguiras que te maten. Deja que hagamos nuestro trabajo.