Capitulo 10

Glory se detuvo en el umbral del despacho y miro hacia atras para asegurarse de que su madre no se encontraba cerca. Entonces entro y dejo entreabierta la puerta. Acto seguido se dirigio hacia las estanterias donde se encontraban los libros que su madre le prohibia leer.

Uno a uno fue mirando los titulos de los ejemplares que se encontraban en el cuarto estante. Eran obras sobre arte en general. Habia un libro sobre la obra de Renoir, otro que trataba sobre los posimpresionistas, y hasta uno de Miguel Angel. Glory se detuvo en el ultimo. Su abuela habia dicho que Miguel Angel habia sido el mejor escultor de la historia de la humanidad. Ahora solo tenia que encontrar una forma de sacar el libro de la estanteria.

Miro a su alrededor. La escalerilla se encontraba al otro lado, y los dos sillones eran demasiado grandes como para que pudiera moverlos para subirse en ellos.

– ?Que puedo hacer? -murmuro.

Entonces vio la papelera de cobre que habia en una esquina. La coloco boca abajo y se subio. Aun asi no conseguia alcanzarlo, ni siquiera de puntillas.

En aquel momento oyo un ruido y estuvo a punto de caer. Era Danny Cooper, el hijo de seis anos del ama de llaves.

– Me has dado un susto de muerte. ?Que estas haciendo aqui?

– Mi madre se ha ido al medico y mi abuela ha dicho que sea bueno y que no moleste. Queria jugar contigo, pero no te encontraba.

– A mi madre le duele la cabeza, y estuve desayunando con mi abuela.

– ?Quieres jugar?

Glory lo miro. Habian jugado juntos toda la vida, y aunque era demasiado pequeno lo tenia por su mejor amigo.

– Tengo una idea mejor -dijo, mientras bajaba de la papelera-. ?Puedes guardar un secreto?

– Claro.

– Necesito que me ayudes a alcanzar uno de esos libros.

– ?Por que?

– Mi abuela me llevo al museo ayer por la manana -murmuro-. Y vi algo que… En fin, cuando pregunte por ello mi abuela se ruborizo e insistio en que regresaramos a casa.

– ?Algo que esta en ese libro?

– Bueno, quiero comprobarlo.

– Puedo decirle a mi abuela que nos ayude.

– No, no, no hagas eso. Se supone que no debo ver esos libros. Mi madre lo ha prohibido.

– Ya. ?Y yo tambien podre verlo?

– Si me ayudas… Pero tendras que guardar el secreto.

– Lo prometo.

– Si nos descubren, tendremos problemas.

Glory miro asustada hacia la puerta. Sin embargo, su madre tardaba mucho en levantarse cuando le dolia la cabeza, algo relativamente frecuente. A veces no aparecia hasta la noche, y a veces ni siquiera entonces.

– ?Te atreves? -pregunto la nina.

– Si tu te atreves, yo tambien.

– Muy bien. Lo primero que necesitamos es acercar un sofa para poder llegar al estante. Si empujamos entre los dos, lo conseguiremos.

Juntos lo lograron. No obstante, Glory no tardo mucho en descubrir que el volumen era mas grande y pesado de lo que imaginaba. A punto estuvo de no poder sacarlo. Y cuando lo hizo, no pudo evitar que cayera al suelo con un estruendo. Los dos ninos se volvieron hacia la puerta del despacho, helados.

Pero no paso nada en absoluto.

Recuperada del susto, bajo del sofa y se sento. Abrio el libro y busco la fotografia de la escultura que buscaba. El David de Miguel Angel.

Cuando lo encontro, descubrio lo evidente. Estaba desnudo. La logica curiosidad infantil la empujo a tocar la fotografia, puesto que su madre era una mujer tan cohibida que no se habia atrevido nunca a explicarle ciertas cosas. Todo era, para ella, un pecado.

– No es justo -se quejo Danny-. Deja que lo vea yo tambien.

– ?Estas seguro de que eres suficientemente mayor?

– Si tu lo eres, yo tambien.

– Soy dos anos mayor que tu.

– Pero yo soy un chico.

– Eso da igual.

– Lo prometiste.

– Oh, es cierto.

Al final dejo que viera la fotografia. Pero contrariamente a lo que esperaba, Danny no parecio sorprenderse en absoluto.

– Bueno, ?que te parece? -pregunto, ingenua.

– ?El que?

– Eso -contesto.

– ?A que te refieres?

Glory se ruborizo y no tuvo mas remedio que apuntar, directamente, a la entrepierna de la escultura.

– Ah, ?estas hablando de su pene? -pregunto el chico-. Yo tambien tengo uno, Todos los chicos lo tienen.

Su incultura era tal en ciertos aspectos que no habia oido la palabra «pene» en toda su vida. Por otra parte, no habia tenido mucho contacto con ninos. Su madre se habia encargado de internarla en un colegio de chicas, y no permitia que pasara demasiado tiempo con nadie que no llevara faldas.

Su madre decia que las ninas no debian mezclarse con los ninos. Pero Glory sabia que no era cierto. Habia visto como jugaban juntos, y oido las conversaciones de chicas que consideraba buenas personas.

Al parecer todo el mundo sabia ciertas cosas salvo ella.

Sin embargo intento sentirse algo mejor pensando que era logico que Danny lo supiera, puesto que era un chico.

– Es normal -continuo el pequeno-. Tan normal como las vaginas en las chicas.

– ?Como lo sabes? -pregunto, sorprendida.

– Me lo ha dicho mi madre. Es algo evidente. Los seres humanos somos asi.

– Entonces, ?no es ningun secreto? -pregunto, confusa y disgustada.

– Pues claro que no. Aunque algunas personas, como mi amigo Nathan, tiene palabras algo malsonantes para describirlo.

Glory hizo un esfuerzo por comprender la nueva situacion. Si se trataba de algo tan normal y corriente no entendia que su abuela se hubiera ruborizado en el museo.

De repente tuvo una idea. E hizo algo bastante comun entre los ninos.

– ?Puedo ver el tuyo? No he visto uno nunca -confeso, ruborizada-. Si me lo ensenas, dejare que me veas a mi.

– No lo se. No me gustaria que te rieras. Ademas, ?que pasara si nos descubren?

– No me reire, lo prometo. Eres mi amigo. Ademas, no van a descubrirnos.

– Bueno -asintio al fin.

Danny se bajo los pantalones y los calzoncillos y dejo que lo viera. Glory se sorprendio un poco al comprobar que era distinto al de la escultura de Miguel Angel. Mas pequeno.

En aquel instante, un grito de horror rompio el silencio. Glory se dio la vuelta y vio a su madre, que se encontraba en el umbral, palida. Estaba temblando.

Asustada, la nina dejo caer el libro al suelo con tan mala fortuna que quedo abierto por la fotografia del

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