atropellado un camion, en lugar de un Mercedes.

Cuando quiso levantarse vio que Lily habia lavado y planchado los vaqueros. Junto a ellos descansaba una camisa limpia, y justo encima habia una cajita blanca y un par de billetes.

Al verlo, recordo que habia dejado su bolsa en el coche del individuo que intento atacarlo.

No habia pensado en ello hasta entonces, y se sintio derrotado. Casi toda su ropa y todo su dinero se encontraba en aquella bolsa. Ahora no tenia nada salvo seis miseros dolares.

Pero por fortuna no habia perdido los pendientes de su madre.

Se levanto y se vistio tan deprisa como pudo. El olor de la comida lo llevo a la cocina. La boca se le hacia agua. No en vano habia pasado mucho tiempo desde la ultima vez que habia probado bocado.

Lily estaba friendo la panceta. Al verlo, sonrio.

– Ya veo que sigues aqui.

Los acontecimientos de la noche anterior habian impedido que Santos la observara con detenimiento. Pero ahora, a la luz del dia, se sorprendio. A pesar de su edad era de una belleza impresionante.

– Cierto. Ademas, sigues viva y tu vajilla de plata continua donde la tengas guardada.

Lily rio.

– Sabia que no me matarias.

– ?Y como lo sabias?

– Supongo que por experiencia. Soy bastante perceptiva con la gente. Toma un plato. El desayuno esta preparado. Supuse que tendrias hambre, asi que tambien he preparado unas pastas.

– No es necesario que me alimentes.

– ?No? Bien al contrario, yo creo que es lo minimo que puedo hacer por ti. A fin de cuentas te atropelle.

Santos estaba cansado de que todo el mundo sintiera lastima de el, de que todos actuaran como si le debieran algo. Y no queria deber favores a nadie. De manera que fue sincero y se lo dijo.

– Muy bien. Si quieres, puedes pagar por la comida -dijo ella.

– ?Pagar? ?Por la comida?

– Por supuesto. No esperaba que lo hicieras, pero si es tu deseo…

– ?Cuanto es? -pregunto, irritado.

– No lo se, unos dolares. ?Cuanto cuesta un desayuno en un bar?

Santos se encogio de hombros.

– Si lo prefieres, puedes trabajar para ganarte la comida. Hay que hacer algunos arreglos en el garaje y otras cosas sin importancia en la casa -declaro, mientras servia la comida en su plato-. Tu veras. Ah, y si decides quedarte unos dias para recobrar fuerzas, te pagare algo extra si me arreglas el techo del salon.

Santos miro el plato de comida, hambriento. Debia quedarse. Odiaba la idea, pero no tenia mas remedio. Sin dinero, sin ropa, y sin ningun lugar al que ir, no podia rechazar el ofrecimiento de Lily. Lily Pierron era un verdadero angel. Y eso lo sacaba de quicio.

– Bueno, me quedare un par de dias -declaro, orgulloso-. Pero despues me marchare.

Capitulo 17

Santos se quedo. Los dias se convirtieron en semanas, y las semanas, en meses. Ahora, tres meses despues de que Lily lo atropellara, estaba sentado en la escalera del porche, preguntandose como habia podido pasar. No habia planeado quedarse tanto tiempo. Solo tenia intencion de permanecer en la casa unos dias para recobrar fuerzas y ahorrar dinero.

Se inclino y recogio un trocito de suela que obviamente se habria desprendido de algun zapato. No comprendia que ganaba Lily con todo aquello. No creia que no pudiera encontrar a otra persona que le arreglara la casa, y ni siquiera creia que pudiera importarle.

Debia tener alguna razon distinta. La experiencia le decia que todo el mundo actuaba por interes. Sin embargo, no habia descubierto, aun, lo que queria de el.

Fruncio el ceno. A juzgar por la mansion y por el coche debia ser una mujer rica, y tambien sabia que los ricos no se preocupaban nunca por los pobres, salvo para hacerlos criados o para limpiar sus conciencias. No obstante, lo habia tratado con todo respeto. No esperaba que trabajara por obligacion. Bien al contrario, pagaba muy bien. Le daba todo tipo de libertades, no lo presionaba con preguntas y no lo angustiaba con un falso sentimiento de comprension y solidaridad.

Resultaba evidente que Lily necesitaba compania. Se sentia muy sola, y a pesar de las distancias que habia entre ellos sospechaba que lo comprendia. Aquella mujer le agradaba, aunque se empenara en negarlo y en repetirse una y otra vez que era como todos los demas. De hecho, se odiaba por haber aceptado su ayuda durante tanto tiempo.

Habia llegado el momento de que se marchara.

Lily aparecio en aquel instante. Siempre caminaba en silencio. Santos se habia acostumbrado a que apareciera de repente, como salida de la nada. Era toda una dama. No podia decirse que estuviera en paz consigo, pero tampoco lo contrario. Parecia resignada a su existencia.

En todo caso, penso que la vida de Lily no era asunto suyo.

– Hace una noche preciosa -dijo ella-. Siempre me ha gustado esta hora.

Santos apreto los punos. Queria que lo dejara solo, porque su presencia despertaba en el emociones que no podia permitirse. Estaba deseando que se sentara a su lado.

– De pequena hacia exactamente lo mismo que tu.

– ?A que te refieres? -pregunto con irritacion.

Lily le recordaba a su madre, y eso lo ponia nervioso.

– Miraba el rio y pensaba en los lugares que deseaba conocer -sonrio, mientras se sentaba su lado-. Es curioso. Algunas cosas cambian muy deprisa y otras no cambian nunca.

Victor no comprendia como era posible que lo conociera tan bien. Tenia la impresion de que en tres meses habia aprendido a leer sus pensamientos.

– ?Por que eres tan buena conmigo?

– ?Crees que no deberia serlo?

– ?No! -se levanto-. No. No tienes razon alguna para serlo, a menos que quieras algo de mi. Dimelo, Lily. Dime que quieres.

– Nada, Todd.

– Tonterias -protesto, frustrado-. Me estas utilizando, aunque no sepa para que.

– Entonces, ?por que no te marchas?

Santos no queria admitirlo, pero se sentia a salvo en aquel lugar. Por desgracia, temia que en cualquier momento le clavarian un punal por la espalda.

– ?Por que no tienes amigos, Lily? Nadie te llama, ni viene a visitarte. Y no sales nunca, salvo a pasear.

– ?Por que te tratan como si fueras una leprosa? ?Por que murmuran los ninos cuando te ven? ?Por que se cambian de acera sus madres cuando se cruzan contigo? Dimelo, Lily.

Lily no se movio. Sentia un profundo dolor, pero a pesar de todo no intento negarlo.

Fuera como fuese, Santos se adelanto a su respuesta.

– No, no es necesario que expliques nada. Esta casa era un prostibulo, y tu la «madame. No me extrana que quieras que este contigo. Nadie mas querria hacerlo.

El joven se arrepintio inmediatamente de lo que habia dicho, pero ya no podia arreglar lo que habia hecho.

Durante unos segundos, Lily se limito a mirarlo. Sus ojos estaban llenos de dolor, pero no se debia al comentario del chico, sino a las heridas que le habian infligido otras muchas personas.

– ?Eso es todo, Todd?

– No, no lo es. ?Donde esta tu hija? Se que tienes una porque he visto las fotografias. ?Es que tambien piensa que eres una leprosa?

– Eres muy perceptivo. Has acertado con todo -dijo, con ojos llenos de lagrimas-. Soy todo lo que has dicho. Una prostituta solitaria. Y es cierto, mi hija me ha abandonado. Pero te ruego que me perdones ahora. Sera mejor

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