arrestos que tu.

Liz se dio la vuelta. Cuando lo hizo, vio a una joven muy diferente a la que conocia. Glory era la viva imagen de la vulnerabilidad, de la soledad.

– Tenias razon -continuo-. No tengo amigas. No dejo que nadie se acerque a mi.

– ?Por que?

– Porque todo el mundo cree que soy muy valiente, que no tengo miedo de nada. Y si dejara que se acercaran descubririan la verdad.

– Eres mas valiente de lo que piensas.

– ?De verdad? Bueno, tu tambien.

En aquel momento oyeron que alguien se acercaba al cuarto de bano. Y no era una persona cualquiera, sino la hermana Marguerite, acompanada por su ayudante, la hermana Josephine. Glory guino un ojo a Liz y se llevo un dedo a los labios para que no hiciera ruido. Liz asintio. Glory entro en el ultimo de los servicios, cerro la puerta y se subio al retrete para que no pudieran verla. Un segundo mas tarde, entraban las dos monjas.

– Hola, hermanas -sonrio Liz.

– Hola, querida Liz -dijo la directora-. Estamos buscando Glory Saint Germaine. ?La has visto?

– Si, acaba de marcharse.

– ?De verdad? -pregunto, mirando hacia los servicios-. No la hemos visto en el pasillo.

– Es extrano. Ha salido hace un par de minutos. Estaba enferma. La encontre sentada en el suelo. Le dolia terriblemente el estomago.

– El estomago… Pobrecilla -dijo la hermana Josephine.

– Le dije que llamara a su madre desde la secretaria, pero dijo que no podia hacerlo porque tenia que regresar a clase.

– Ya veo. Gracias, Liz -dijo la directora-. En tal caso, iremos a buscarla a su clase. Por cierto, ?no se supone que tendrias que estar trabajando?

– Si, hermana -respondio en un murmullo-. Iba a lavarme las manos.

– Bueno, te vere dentro de un rato.

– Adios, hermana.

En cuanto se marcharon, Glory salio del servicio.

– Eres genial. Te han creido a pies juntillas.

– Estaba muy asustada. Creia que iban a descubrirlo.

Glory la abrazo.

– Eres magnifica. La mejor de todas.

– En tal caso, ?por que tengo la impresion de que voy a desmayarme?

– Quedate conmigo y dentro de poco aprenderas a disfrutar con el peligro y a librarte siempre de todo.

– Oh, no, yo no quiero… Dios mio, ?que hora es? Tengo que marcharme.

Glory la siguio y la tomo del brazo.

– Espera, Liz. Quiero darte las gracias por haberme ayudado. Nadie lo habia hecho hasta ahora. Nunca. Significa mucho para mi.

– Olvidalo. Aun te debo muchos favores -sonrio, mientras avanzaba hacia la puerta.

– ?Liz?

– ?Si?

– Me gustaria mucho que fueramos amigas.

Cuando salio del lavabo, Liz estaba llena de alegria.

Capitulo 20

Desde aquel momento las dos jovenes fueron inseparables. Comian juntas, se veian entre las clases y por la noche hablaban por telefono. Hasta hacian a pie el camino a la academia para poder estar mas tiempo juntas.

Glory compartio con Liz todos sus secretos, sus esperanzas temores; y Liz hacia lo mismo con ella. Su pasado y sus familias no podian ser mas diferentes, pero a pesar de todo se entendian a la perfeccion.

Tener una amiga era una experiencia nueva para Glory, una experiencia que le encantaba. No habia imaginado que pudiera ser tan maravilloso, ni tan divertido. Hasta que conocio a Liz siempre habia estado sola, aunque no se diera Cuenta.

Sin embargo, la dominaba el temor de que su madre pudiera enterarse e intentar destruir su amistad o hacer algo para volver a su amiga contra ella. La idea de perder a Liz la atormentaba. Ya no soportaba estar sola.

En cualquier caso, sus preocupaciones carecian de fundamento. Hope sabia perfectamente que se habia hecho muy amiga de Liz. En la academia no ocurria nada que ella no supiera. Habia averiguado que Liz era una chica educada, aplicada en los estudios, timida y no demasiado agraciada; desde luego, no era el tipo de chica que se dedicaba a perder el tiempo coqueteando con chicos.

En resumen, no tenia nada en contra de la joven. Bien al contrario, la amistad de las dos chicas podia resultar muy satisfactoria: Liz se encontraba en la academia gracias a una beca de estudios, y la direccion del colegio podia retirarsela en cuanto Hope quisiera. No en vano, era una de las mayores benefactoras de la institucion.

De todas formas esperaba no tener que llegar tan lejos. Habia decidido que Liz Sweeney era una buena influencia para su hija. Desde que estaban juntas sus notas habian mejorado, al igual que su comportamiento, de manera que hizo saber a Glory que podia invitarla a ir a su casa cuando quisiera.

Capitulo 21

Philip Saint Germaine estaba sentado tras su enorme escritorio. La mesa, que tenia ochenta anos y era de madera de cipres, habia pertenecido a cuatro generaciones de su familia. La epoca en que la hicieron solo se consideraban maderas el nogal, el roble y la caoba, pero su abuelo habia insistido en usar madera de cipres, mas comun en la zona. siempre decia que habia que rodearse de cosas familiares, porque el corazon de un hombre, y su fuerza, estaba donde tuviera su hogar.

Philip paso una mano por encima del escritorio, pensando en las palabras de su abuelo. Sobre la mesa habia unas cuantas fotografias enmarcadas. Entre ellas se detuvo a contemplar la de Hope, de los primeros anos de su matrimonio. Al hacerlo lo domino una profunda amargura. No comprendia que habia sucedido con la mujer amable y carinosa que habia conocido, con la joven de la que se habia enamorado.

Por desgracia habia perdido toda ilusion con respecto a su esposa. Suponia que todo habia empezado cuando rechazo a su hija recien nacida, aunque durante un tiempo fue capaz de convencerse de que su perfecta y feliz existencia no habia comenzado a derrumbarse ante sus ojos.

Aparto la vista de la fotografia, dolido, y dio la vuelta a la silla para mirar por la ventana, hacia el jardin.

Ya no la amaba. Hacia mucho tiempo que no la amaba.

Pero a pesar de ello, Hope tenia mucho poder sobre el. Un poder del que no habia podido escapar, y que no tenia nada que ver ni con el amor, ni con la familia, ni con el respeto mutuo. No, era algo mucho mas basico. Era de caracter sexual. No habia podido liberarse del deseo casi adolescente que sentia por ella, por mucho que lo hubiera intentado.

Habia intentado mantener aventuras con otras mujeres. Y no precisamente porque le aburriera la vida sexual con su esposa, sino para librarse de aquella especie de esclavitud. Desafortunadamente, ninguna otra mujer lo saciaba. Ni siquiera los abusos constantes a los que sometia a su hija habian conseguido romper el deseo que sentia hacia Hope. Aunque habia destruido todo lo demas, incluida su autoestima.

En lo relativo a su esposa era un hombre debil e impotente. Y con su actitud solo habia logrado que al final su propia hija se distanciara de el.

Amaba a Glory con todo su corazon, y echaba de menos su carino. Ahora, apenas lo miraba. Y cuando lo hacia solo veia furia en sus ojos. Rabia y piedad.

Вы читаете Fruta Prohibida
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату