– ?Philip? ?Que he hecho?

Su esposo se estremecio de dolor al pensar en la joven de la que se habia enamorado, en la calida mujer a la que habia amado con todo su corazon.

Una vez, mucho tiempo atras, habria hecho cualquier cosa por ella.

– Philip, por favor, mirame.

Philip no la miro. No podia hacerlo. Se subio la cremallera del pantalon y camino hacia la salida. Cuando llego al umbral se detuvo, pero no se dio la vuelta.

– El hotel Saint Charles ha sido propiedad de la familia Saint Germaine desde hace cien anos. No me importa lo que tenga que hacer, pero no lo vendere. Asi que no vuelvas a pedirmelo.

Capitulo 22

Hope caminaba de un lado a otro de la habitacion, con las manos humedas. La oscuridad la perseguia de nuevo. Se reia de ella y de su arrogancia. No obstante, era invulnerable a sus tentaciones.

Por eso se habia vuelto hacia Philip. Para capturarla a traves de su esposo. No comprendia como era posible que no se hubiera dado cuenta. Philip era debil y manipulable. Un objetivo perfecto para la «oscuridad».

Habia hecho unas cuantas averiguaciones y habia llegado a la conclusion de que su marido no habia mentido. Su estado economico era desastroso.

Se habia comportado como un estupido. Una y otra vez se repetia que ella habia actuado correctamente todo el tiempo. No habia interferido en los negocios de su esposo hasta aquel dia en el despacho, cuando intento ensenarle el camino correcto. Pero ya era demasiado tarde.

Philip se habia apartado de ella, y Hope creia oir al propio diablo, que se burlaba entre risas.

Se llevo las manos a la cara, muy alterada. No podia perder la calma en aquel momento. Debia ser fuerte. Debia encontrar una solucion. Habia trabajado demasiado duro para obtener lo que tenia y no queria perder su estatus social.

Cuando se supiera lo que estaba ocurriendo dejarian de invitarla a las fiestas de la alta sociedad. Todo serian puertas cerradas y desprecio. Volveria a ser una marginada.

Al pensar en ello, dejo escapar un grito. No queria volver a encontrarse en una situacion parecida a la de su juventud.

Hope salio al pequeno balcon que daba al jardin y a la piscina.

El frio viento de octubre la golpeo. La tormenta se adivinaba. El cielo se oscurecia poco a poco, y las nubes solo dejaban ver la luna de cuando en cuando.

Se apoyo en la barandilla y dejo que la fuerte brisa meciera su cabello y aplastara la bata contra su cuerpo. En aquel momento sintio que las fuerzas la abandonaban. La oscuridad la domino por completo, y entonces vio a su madre. Vio su imagen entre las nubes, que se apartaron momentaneamente dejando ver la luna con un extrano brillo dorado.

Hope contemplo la escena con horror. Sabia que si intentaba saltar podria agarrar aquel brillo dorado. Pero tambien podria sumirse en la oscuridad.

De repente, regreso a la realidad. Estaba aterrorizada, aferrada a la barandilla del balcon. Tenia tanto frio que apenas podia sentir brazos y piernas. Habia estado a punto de matarse.

Retrocedio, asustada, y entro en su dormitorio. Cerro las puertas del balcon y se dejo caer en el suelo. Acto seguido apreto la cabeza contra sus piernas, temblando.

Los minutos pasaron, y poco a poco consiguio tranquilizarse y entrar en calor. Entonces recordo aquella imagen dorada y todo su miedo desaparecio, reemplazado por una absoluta calma, por una absoluta claridad. Ahora sabia lo que tenia que hacer. Habia encontrado la solucion.

Su madre le daria el dinero que necesitaba. Aunque viviera en el pecado, su dinero le pertenecia. Era su legado, su herencia. Se tragaria su orgullo y se lo pediria.

Se levanto y camino hacia el telefono. A lo largo de los anos se las habia arreglado para seguir la pista de su madre. Sabia que se habia mudado a la ciudad cinco anos atras, acompanada por un joven. Vivian en una casa del barrio frances.

Sin pensarselo dos veces, marco el numero de telefono. Su madre contesto casi de inmediato. Hope se las arreglo para enganarla con un tono de falsa desesperacion. Hizo todo tipo de promesas vagas. Dijo que se verian de nuevo cuando hubiera resuelto aquel asunto y hasta prometio que le devolveria el dinero.

Tal y como esperaba, su madre accedio. Aunque dijo que tardaria cierto tiempo en poder conseguir los quinientos mil dolares. Tendria que venderlo todo salvo la casa de River Road, y aun asi apenas le quedaria dinero para poder sobrevivir.

Hope sonrio y colgo el telefono. El martes, el joven que vivia con su madre llevaria parte del dinero al hotel. Lily le habia prometido que mantendria el asunto en secreto. El hotel se salvaria y tambien su posicion social. Philip le estaria eternamente agradecido, y por si fuera poco le deberia un favor.

Hope echo hacia atras la cabeza y rio. Una vez mas, habia vencido a la oscuridad.

Capitulo 23

Santos entro en el vestibulo del hotel Saint Charles. Miro a su alrededor, convencido de encontrarse en uno de los lugares mas bellos que habia contemplado en toda su vida. Su belleza poco tenia que ver con la belleza de la mansion de Lily, ni con la belleza algo destartalada del barrio frances. El hotel poseia una elegancia muy digna. La madera brillaba, los objetos de metal brillaban, y los empleados hablaban en un tono casi reverencial. Se respiraba el dinero, y la distincion.

Avanzo por el vestibulo sin dejar de mirar a las personas que se movian a su alrededor. Los clientes y empleados brillaban casi tanto como las ventanas y las puertas, y vestian de forma inmaculada. De inmediato penso que el no pertenecia a aquel lugar. Solo era un joven de ascendencia hispana, el hijo de una prostituta del barrio frances que solo habia conseguido terminar los estudios secundarios, y por si fuera poco en un instituto publico. El portero se habia dirigido a el en la entrada con una desconfianza bastante evidente. Se pregunto si la gente lo respetaria mas cuando fuera policia y supuso que la contestacion seria negativa. Pero, de todas formas, poco le importaba aquel mundo formal, irreal, de gentes demasiado elegantes, llenas de prejuicios y miedos.

Cuando llego a los ascensores, llamo a uno sin dejar de pensar en Lily. Ella pertenecia mas a aquel lugar que el. Aunque por las cosas que habia contado, el tipo de hombres que visitaba aquel hotel era del tipo de hombres que habia visitado su casa en el pasado.

Se pregunto que relacion mantendria con la senora Saint Germaine. Fruncio el ceno y se llevo la mano al bolsillo donde guardaba el paquete que tenia que entregarle, en mano. Segun Lily, ninguna de las «chicas» que habia trabajado para ella habia llegado demasiado lejos. Alguna habia conseguido una posicion social mas o menos comoda, pero nada mas.

La curiosidad lo carcomia. Se habia atrevido a preguntar a Lily por la misteriosa mujer a la que tenia que entregar el sobre, pero se habia limitado a responder que se trataba de cierta correspondencia personal para cierta amiga del pasado.

Sin embargo, la habia notado muy nerviosa. No dejaba de frotarse las manos, entre agitada y alegre. Cuando le comento que la encontraba muy extrana, se limito a decir que eran imaginaciones suyas. Pero Santos sabia que ocurria algo.

En cuanto llego el ascensor, se dispuso a entrar. Pulso el boton del tercer piso y las puertas empezaron a cerrarse.

– ?Espera! ?No dejes que se cierren!

Santos impidio que las puertas se cerraran. Un segundo mas tarde entro una chica de pelo oscuro, que sonrio al verlo.

– Gracias. Los ascensores son tan viejos que habria tardado anos en conseguir otro.

Santos le devolvio la sonrisa. Era la chica mas bonita que habia visto nunca. Y a juzgar por su uniforme de

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