oculto en una de las cajas del extremo o en las del centro, en una de las pintadas en colores vivos o la que lucia una brillante capa negra. Cualquier suposicion era superflua y Ben descubrio que su mente se quedaba en blanco ante la decision que habia de tomar inmediatamente.
– La primera es la mas dificil-susurro Jawahal-. Escoge sin pensar.
Ben examino su mirada insondable y no aprecio en ella mas que el reflejo de su rostro palido y asustado. Conto mentalmente hasta tres, cerro los ojos e introdujo la mano en una de las cajas bruscamente. Los dos segundos que siguieron se hicieron interminables, mientras Ben esperaba sentir el contacto rugoso de un cuerpo escamoso y la punzada letal de los colmillos del aspid. Nada de eso sucedio; tras aquel lapso de espera agonica, sus dedos palparon una placa de madera y Jawahal le ofrecio una sonrisa deportiva.
– Buena eleccion. El negro. El color del futuro. Ben extrajo la tablilla y leyo el nombre que habia escrito sobre ella. Siraj. Dirigio una mirada inquisitiva a Jawahal y este asintio. El crujido de las esposas que sujetaban al endeble muchacho se escucho claramente.
– Siraj -ordeno Ben-. Baja de este tren y alejate.
Siraj se froto las munecas doloridas y miro a sus companeros, abatido.
– No pienso irme de aqui -replico.
– Haz lo que Ben te ha dicho, Siraj -Indico Ian tratando de contener el tono de su voz. Siraj nego.
Isobel le sonrio debilmente. -Siraj, vete de aqui -suplico la muchacha-. Hazlo por mi. Siraj dudo, desconcertado.
– No tenemos toda la noche -dijo Jawahal-. Te vas o te quedas. Solo los tontos desprecian la suerte. Y esta noche tu has agotado tu reserva de suerte para el resto de tu vida.
– ?Siraj! -ordeno Ben, terminante-. Largate ahora. Ayudame un poco.
Siraj dirigio una mirada desesperada a Ben, pero su amigo no cedio un milimetro en su expresion severa e imperativa. Finalmente, asintio cabizbajo y se dirigio hacia la compuerta del vagon.
– No te detengas hasta llegar al rio -indico Jawahal-, o te arrepentiras.
– No lo hara -respondio Ben por el.
– Os esperare gimio Siraj desde el escalon del vagon,
– Hasta pronto, Siraj -dijo Ben-. Marchate ya. Los pasos del muchacho se alejaron por el tunel y Jawahal alzo las cejas senalando que el juego continuaba.
– He cumplido mi promesa, Ben. Ahora te toca a ti. Hay menos cajas. Es mas facil elegir. Decidete rapido y otro de tus amigos salvara su vida.
Ben poso sus ojos sobre la caja contigua a la que habia elegido en primer lugar. Era tan buena como cualquier otra. Lentamente, extendio la mano hasta ella y se detuvo a un centimetro de la trampilla.
– ?Seguro, Ben? -pregunto Jawahal. Ben le miro, exasperado. -Piensalo dos veces. Tu primera eleccion ha sido perfecta; no lo vayas a estropear ahora.
Ben le ofrecio una sonrisa despectiva y, sin apartar sus ojos de los de Jawahal, introdujo la mano en la caja que habia escogido. Las pupilas de Jawahal se contrajeron como las de un felino hambriento.
Ben extrajo la tablilla y leyo el nombre. -Seth -Indico-. Sal de aqui. Las esposas de Seth se abrieron al instante y el muchacho se incorporo nervioso.
– Esto no me gusta, Ben -dijo.
– A mi me gusta menos que a ti -replico Ben-. Sal ahi afuera y asegurate de que Siraj no se pierde.
Seth asintio gravemente, consciente de que cualquier otra alternativa en lugar de seguir las instrucciones de Ben pondria en peligro la vida de todos. Seth dirigio una mirada de despedida a sus amigos y se encamino hacia la puerta. Una vez alli, se volvio y miro de nuevo a los miembros de la Chowbar Society.
– Vamos a salir de esta, ?de acuerdo? Sus amigos asintieron con tanta voluntad como la ley de las probabilidades parecia recomendar.
– En cuanto a usted -dijo Seth senalando a Jawahal-, no es mas que un monton de estiercol.
Jawahal se relamio los labios y asintio. -?Es facil ser un heroe cuando sales por piernas y abandonas a tus amigos a una muerte segura, verdad, Seth? Puedes insultarme de nuevo si lo deseas, chico. No te voy a hacer nada. Seguramente te ayudara a dormir mejor cuando recuerdes esta noche y varios de los que estan aqui sirvan de alimento a los gusanos. Siempre podras explicarle a la gente que tu, el valiente Seth, insultaste al villano, ?no es asi? Pero, en el fondo, tu y yo sabremos la verdad, ?eh, Seth?
El rostro de Seth se encendio de ira y una mirada de odio ciego asomo a sus ojos. El muchacho empezo a caminar en direccion a Jawahal, pero Ben se interpuso violentamente en su camino y le detuvo.
– Por favor, Seth -le murmuro al oido-. Vete ahora. Por favor.
Seth dirigio una ultima mirada a Ben y asintio, apretandole fuertemente el brazo. Ben espero a que el muchacho hubiese descendido del vagon y se encaro de nuevo a Jawahal.
– Esto no estaba en el trato-recrimino Ben-. No pienso continuar si no promete dejar de martirizar a mis amigos.
– Lo haras te guste o no. No tienes otra alternativa. Pero, como muestra de buena voluntad, me guardare mis comentarios sobre tus amigos. Y ahora, continua.
Ben observo las cinco cajas restantes y situo la mirada sobre la que se encontraba en el extremo derecho. Sin mas preambulos, introdujo la mano en ella y palpo en su interior. Una nueva tablilla. Ben respiro profundamente y escucho el suspiro de alivio de sus amigos.
– Un angel vela por ti, Ben -dijo Jawahal. Ben examino el rectangulo de madera.
– Isobel.
– La dama tiene suerte -dijo Jawahal.
– Callese -murmuro Ben, harto ya de los comentarios con que Jawahal se complacia en apostillar cada nuevo paso de aquel macabro juego.
– Isobel -dijo Ben-, hasta pronto. Isobel se Incorporo y cruzo frente a sus companeros con la mirada baja y arrastrando cada paso como si sus pies estuviesen cosidos al suelo.
– ?No tienes una ultima palabra para Michael, Isobel? -pregunto Jawahal.
– Dejelo ya -afirmo Ben-. ?Que es lo que espera sacar de todo esto?
– Elige otra caja -replico Jawahal-. Asi veras lo que espero sacar.
Isobel descendio del vagon y Ben barajo mentalmente las cuatro cajas restantes.
– ?Lo tienes ya, Ben? -pregunto Jawahal. Ben asintio y se situo frente a la caja pintada de rojo.
– El rojo. El color de la pasion -comento Jawahal-. Y del fuego. Adelante, Ben. Creo que hoy es tu noche.
Sheere entreabrio los ojos y observo que Ben se acercaba a la caja roja con el brazo extendido. Una punzada de panico le recorrio el cuerpo. La muchacha se incorporo bruscamente y se lanzo hacia Ben con todas sus fuerzas. No podia permitir que su hermano introdujese la mano en aquella caja. Las vidas de aquellos muchachos no tenian ningun valor para Jawahal. No eran para el mas que comodines con los que empujar a Ben a su autodestruccion. Jawahal necesitaba que fuese Ben quien le sirviera en bandeja su propia muerte, limpiandole el camino.
De ese modo, aquel espectro maldito entraria en ella y saldria de aquellos tuneles encarnado en un ser de carne y hueso. Un ser joven que le devolviese al mundo de aquellos a quienes deseaba destruir.
Antes de mover un solo musculo, Sheere comprendio que unicamente quedaba una alternativa, una unica pieza capaz de desbaratar el complejo rompecabezas que Jawahal habia tramado alrededor de ellos. Solo ella podia alterar el rumbo de los acontecimientos haciendo la unica cosa en el universo que Jawahal no habia previsto.
Los instantes que transcurrieron a continuacion se grabaron en su mente con la precision de una coleccion de laminas cuidadosamente detalladas.
Sheere recorrio vertiginosamente los seis metros que la separaban de su hermano, sorteando a los tres miembros restantes de la Chowbar Society que yacian apresados. Ben se volvio lentamente y el primer gesto de perplejidad y sorpresa se tomo una mueca de horror al observar que Jawahal se incorporaba y cada uno de los dedos de su mano derecha se prendia en llamas y formaba una garra de fuego. Sheere escucho el grito de Ben perderse en un eco lejano e impacto contra el, le derribo en el suelo y arranco asi su mano de la trampilla de la caja roja. Ben cayo sobre el vagon y Sheere contemplo la silueta fantasmal de Jawahal alzarse frente a ella y alargar su garra incandescente hacia su rostro. Clavo sus ojos en los de aquel asesino y leyo la negativa desesperada que empezaba a dibujarse en sus labios. El tiempo parecio detenerse a su alrededor como un viejo carrusel.