Montalo. Tambien dispongo -?oh lujo derrochador!- de un pequeno agujero excavado en el suelo para hacer mis necesidades. Una maciza puerta de madera con flejes de hierro me niega la libertad. Tanto la cama como la puerta -no digamos el agujero- son vulgares. La mesa y la silla, sin embargo, parecen muebles caros. Poseo, ademas, abundante material de escritura. Todo esto representa un buen cebo para mantenerme ocupado. La unica luz que mi carcelero me permite es la de esta lampara miserable y caprichosa que ahora contemplo, colocada sobre la mesa. Asi pues, por mucho que intente resistirme siempre termino sentandome y continuando con la traduccion, entre otras cosas para no volverme loco. Se que eso es exactamente lo que quiere Quiensea. «?Traduce!», me ordeno a traves la puerta hace… ?cuanto tiempo?… pero… Ah, oigo un ruido. Seguro que es la comida. Por fin.
[57] Yo tambien percibo sombras en mi «celda-caverna»: las palabras helenicas me bailan en los ojos -?cuanto tiempo hace que no veo la luz del sol, que es la del Bien, de la que todo procede? ?Dos dias? ?Tres?-. Pero mas alla de esta frenetica danza de grafismos intuyo los «retorcidos colmillos» y el pelaje «erizado» y «aspero» de la Idea de Jabali, relacionada con el tercer Trabajo de Hercules, la captura del Jabali de Erimanto. Y si en ninguna parte se menciona la palabra «jabali» pero aun asi yo
[58] Si. Mucha, Crantor. Te estoy traduciendo mientras degusto las inmundicias que Quiensea ha tenido a bien dejarme hoy en la escudilla. ?Te apetece probar un poco?
[59] Las palabras eideticas del capitulo, si, ya lo habia advertido. Gracias de todas formas, Crantor.
[60] Si, tambien. Lo adivinas todo, Crantor. Desde que estoy encerrado aqui, uno de los principales problemas que tengo es el estrenimiento.
[61] Debo haberme vuelto loco. ?He estado
[62] Me he dado cuenta de que aun no he narrado como he llegado a parar a esta celda. Si es verdad que estas notas me han de servir para no enloquecer, quiza sea bueno contar todo lo que recuerdo sobre lo sucedido como si me dirigiera a un futuro e improbable lector. Permiteme, lector, esta nueva interrupcion. Se que te interesa mucho mas continuar con la obra que escuchar mis desgracias, pero recuerda que, por muy marginal que me veas aqui abajo, me debes un poco de atencion en agradecimiento a mi fructifera labor, sin la cual no podrias disfrutar de la mencionada obra que tanto te agrada. Asi pues, leeme con paciencia.
Se recordara que la noche en que termine de traducir el capitulo anterior me propuse atrapar a mi desconocido visitante, el misterioso falsificador del texto en el que trabajo. Con este proposito, apague las luces de la casa y fingi acostarme, pero lo que en realidad hice fue permanecer al acecho en el salon, oculto tras una puerta, aguardando su «visita». Cuando me hallaba casi seguro de que esa noche ya no vendria, escuche un ruido. Me asome por la puerta entornada, y solo tuve oportunidad de distinguir una sombra abalanzandose sobre mi. Desperte con un gran dolor de cabeza, y me vi encerrado entre estas cuatro paredes. En cuanto a la celda, ya la he descrito, y remito al lector interesado a una nota previa. Sobre la mesa se encontraban el texto de Montalo y mi propia traduccion, que finaliza en el capitulo sexto. Sobre esta ultima, una nota escrita en una hoja aparte con fina caligrafia: «NO TE INTERESA SABER QUIEN SOY. LLAMAME 'QUIENSEA'. PERO SI DE VERDAD TE INTERESA SALIR DE AQUI, CONTINUA TRADUCIENDO. CUANDO TERMINES, QUEDARAS EN LIBERTAD». Hasta ahora, este es el unico contacto que he tenido con mi anonimo secuestrador. Bueno, este y su voz asexuada, que escucho de vez en cuando a traves de la puerta de la celda, ordenandome: «?Traduce!». Y eso es lo que hago.
[63] He resistido la imperiosa tentacion de destruir este falso capitulo octavo que mi secuestrador, sin duda, ha deslizado en la obra. En lo unico que ha acertado este hijo de perra es en el llanto: ultimamente lloro con mucha frecuencia. Es una de mis formas de medir el tiempo. Pero si Quiensea cree que con estas hojas intercaladas va a volverme loco, esta muy equivocado. Ahora se para que las utiliza: son mensajes, instrucciones, ordenes, amenazas… Ni siquiera le importa ya disimular su origen espurio. La sensacion de
[64] ?Voy muy lento! ?Muy lento! ?Muy LENTO! Tengo que traducir mas rapido si quiero salir de aqui.
[65] ?Es la eidesis, idiota, la eidesis, la EIDESIS! La eidesis lo modifica todo, se introduce en todo, influye en todo: ahora es la idea de «lentitud», que oculta, a su vez, otra idea… (N. del T.)
[66] Lo siento, pero no lo soporto. La eidesis se ha infiltrado tambien en las descripciones, y el encuentro de Heracles con Yasintra esta narrado con exasperante lentitud. Abusando de mi privilegio de traductor, intentare condensarlo para ir mas rapido, limitandome a narrar lo esencial.
[67] Aqui me detengo yo. El resto del larguisimo parrafo es una agobiante descripcion de cada uno de los pasos de Heracles acercandose a Yasintra: sin embargo, paradojicamente, el Descifrador nunca llega a alcanzarla -lo que recuerda al «Aquiles nunca alcanzara a la tortuga» de Zenon de Elea (de ahi la expresion «eleatico segmento»)-. Todo esto sugiere, junto a la frecuencia con que se repiten terminos como «lento», «pesado» o «torpe» y las metaforas sobre labranza, el Trabajo de los Bueyes de Geriones, el lento ganado que Hercules debe robarle al monstruo del mismo nombre. El «torcido paso» que se menciona a veces es