– Justos.

– Te falta un ano para el retiro obligatorio. Muchos se van a los cuarenta y ocho, cincuenta… cuando aun estan en condiciones de encontrar otro trabajo. Pero tu no has querido. Preferiste mantenerte ocupado despues de la muerte de Bella.

Al ver que Crawford no contestaba durante media vuelta, el director comprendio que habia hablado mas de la cuenta.

– No queria hablar a la ligera, Jack. Doreen me decia el otro dia lo mucho que…

– Quedan algunas cosas por hacer en Quantico. Queremos lanzar el VICAP [4] en Internet, para que cualquier policia pueda usarlo; ya lo habras visto en el presupuesto.

– ?Has querido ser director alguna vez, Jack?

– Nunca he creido que fuera el tipo de trabajo adecuado para mi.

– No lo es, Jack. Tu no tienes madera de politico. No hubieras podido ser director en la vida. No hubieras sido un Eisenhower, Jack, o un Ornar Bradley -hizo un gesto a Crawford para que se detuviera, y se quedaron resollando al borde de la pista-. Sin embargo, si hubieras podido ser un Patton, Jack. Tu puedes hacer atravesar el infierno a un grupo de hombres y conseguir que te sigan queriendo. Es un don que yo no tengo. Yo tengo que obligarlos.

Tunberry echo un rapido vistazo a su alrededor, recogio la toalla del banco y se la echo por los hombros como si fuera la toga del juez de la horca. Le brillaban los ojos.

Hay quien tiene que echar mano de la ira para ser duro, reflexiono Crawford mientras veia moverse los labios de Tunberry.

– En cuanto al asunto de la difunta senora Drumgo, la del MAC 10 y el laboratorio de meta, muerta a tiros mientras llevaba en brazos a su hijo, la Comision de Vigilancia Judicial quiere un sacrificio humano. La carne y la sangre del cordero. Y lo mismo los medios de comunicacion. La DEA tendra que soltarles carnaza. El BATF, idem de idem. Pero en nuestro caso, puede que se conformen con una gallina. Krendler dice que si les damos a Clarice Starling nos dejaran tranquilos. Y yo pienso lo mismo. El BATF y la DEA la cagaron al planear la operacion. Y Starling, al apretar el gatillo.

– Sobre una asesina de policias que, ademas, le disparo primero.

– Son las fotos, Jack. No lo entiendes, ?verdad? El publico no vio a Evelda Drumgo disparar a John Brigham. No vio a Evelda disparar a Starling en primer lugar. No lo ves si no sabes lo que estas mirando. Doscientos millones de personas, de las que una decima parte votan, vieron a Evelda Drumgo sentada en la calle en una postura que parecia la mas a proposito para proteger a su hijo, con los sesos desparramados por los alrededores. No, Jack, no lo digas; ya se que hubo un tiempo en que pensaste en Starling como en tu protegida. Pero tiene la boca demasiado grande, Jack, y empezo con mal pie para alguna gente…

– Krendler es un mierda.

– Escucha lo que voy a decirte y no me interrumpas hasta que haya acabado. La carrera de Starling estaba en el dique seco de todas formas. Le caera un despido administrativo sin detrimento de sus derechos adquiridos, el papeleo no tendra peor aspecto que una suspension de empleo y sueldo; podra conseguir otro trabajo. Jack, has hecho una labor extraordinaria en el FBI, la Unidad de Ciencias del Comportamiento ha sido obra tuya. Hay quien opina que, si hubieras puesto por delante tus propios intereses, hoy serias mucho mas que un simple jefe de unidad, que te mereces mucho mas que eso. Y yo sere el primero en afirmarlo. Jack, puedes jubilarte como director adjunto. Te lo garantizo yo mismo.

– Es decir, ?si no me meto en esto?

– Quiero decir si los acontecimientos siguen su curso normal, Jack. Con todo el reino en paz eso es lo que sucederia. Jack, mirame.

– Si, senor director.

– No te lo estoy pidiendo, te estoy dando una orden directa. Mantente al margen. No la cagues, Jack. A veces no hay mas remedio que mirar a otro lado. Yo lo he tenido que hacer mas de una vez. Oye, se que es duro, creeme si te digo que se perfectamente como te sientes.

– ?Como me siento? Me siento como alguien que necesita ducharse -dijo Crawford.

CAPITULO 5

Starling era un ama de casa eficiente, aunque no meticulosa. Tenia su mitad del duplex limpia y no le costaba localizar las cosas, que sin embargo tendian a formar montones: ropa limpia que habia que ordenar, mas revistas que lugares donde colocarlas… Era una planchadora fuera de serie, pero no cogia la plancha hasta el ultimo minuto; como no necesitaba acicalarse, salia adelante sin problemas.

Cuando queria orden, atravesaba el territorio neutral de la cocina y entraba en la zona de Ardelia Mapp. Si su companera de piso estaba en casa, podia pedirle algun consejo, que solia ser acertado, aunque a veces mas sincero de lo que hubiera deseado. Si no estaba, se sobreentendia que Starling podia sentarse en medio del orden absoluto de aquellas habitaciones para pensar, siempre que lo dejara todo como estaba. Es lo que hizo ese dia. Aquel era uno de esos espacios que parece contener a su ocupante incluso cuando esta ausente.

Starling se sento y poso la mirada sobre la poliza del seguro de vida de la abuela de Mapp, colgada en la pared en un marco de artesania, despues de haberlo estado en la granja que la abuela habia habitado como aparcera y en el pisito de proteccion oficial de los Mapp cuando Ardelia era una nina. Su abuela vendia verduras y flores, y pagaba la prima con las ganancias; usando la poliza como garantia una vez saldada, habia pedido un prestamo para ayudar a su nieta a acabar la universidad. Tambien habia una foto de la diminuta anciana, que no se habia esforzado en sonreir por encima del cuello blanco almidonado, pero cuyos negros ojos brillaban con una sabiduria ancestral bajo el ala plana del rigido sombrero de paja.

Ardelia no habia olvidado sus raices, de las que sacaba fuerzas a diario. Starling procuro serenarse y sacarlas de las suyas. El Hogar Luterano de Bozeman le habia proporcionado alimento, vestido y un adecuado modelo de conducta; pero, para lo que necesitaba en aquellos momentos, tenia que consultar a su propia sangre.

?De que puede presumir alguien que procede de una familia blanca de la clase trabajadora, y de un lugar en el que las heridas de la guerra de Secesion no acabaron de cicatrizar hasta los anos cincuenta? ?El retono de una gente a la que en los campus consideraban un hatajo de patanes muertos de hambre y racistas o, de forma mas condescendiente, de peones blancos y pelagatos de los Apalaches? Si hasta la dudosa aristocracia surena, que no reconoce la menor dignidad al trabajo manual, se refiere a tu gente como ganapanes, ?a que tradicion puedes acudir en busca de un modelo? ?Que les zurramos la badana aquella primera vez en Bull Run? ?Que el tatarabuelo se porto como un hombre en Vicksburg? ?Que un rincon de Shiloh sera para siempre Yazoo City?

Se puede sentir legitimo orgullo por haber salido adelante con el propio esfuerzo, sacando partido de las malditas quince hectareas y la jodida mula, pero hay que ser capaz de darse cuenta. Porque nadie te lo ensenara.

Starling habia salido adelante en la Academia porque no tenia donde caerse muerta. Habia pasado la mayor parte de su vida en instituciones publicas, cuyas reglas habia respetado al tiempo que las aprovechaba para jugar limpio pero fuerte. Siempre habia progresado, hasta obtener la beca y estar entre los mejores. Su incapacidad para ascender dentro del FBI despues de unos comienzos brillantes era una experiencia nueva y dolorosa para ella. Zumbaba contra los muros de cristal como una mosca en una botella.

Habia tenido cuatro dias para llorar a John Brigham, abatido a tiros ante sus ojos. Tiempo atras Brigham le habia preguntado algo a lo que Clarice habia contestado que no. Entonces, el hombre le habia preguntado si podian ser amigos, con evidente sinceridad, y ella le habia contestado, con no menos sinceridad, que si.

Tenia que digerir el hecho de que ella misma habia matado a cinco personas en el mercado de Feliciana. Veia una y otra vez al Tullido con el pecho atrapado entre los dos coches, aranando el techo del Cadillac mientras la pistola resbalaba fuera de su alcance.

En busca de alivio, habia acudido al hospital para ver al hijo de Evelda. La madre de la mujer estaba alli, sosteniendo en los brazos a su nieto, al que se disponia a llevarse a casa. Reconocio a Starling por las fotografias de los periodicos, le dio el nino a la enfermera y, antes de que Starling comprendiera sus intenciones, la abofeteo con toda su fuerza en la parte vendada.

Starling no devolvio el golpe, pero inmovilizo a la anciana contra la ventana de la sala de maternidad doblandole

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