Starling le dio un panuelo de papel y se unieron a la ininterrumpida columna del turno de manana.
Starling penso que los oficinistas tenian un aspecto inusualmente elegante.
– Hoy es el noventa aniversario del FBI. Bush vendra a soltar un discurso -le recordo Crawford.
En la calle lateral habia cuatro furgonetas de television con antena de conexion via satelite.
Un equipo de filmacion de la cadena WFUL montado en la acera grababa a un individuo joven con el pelo cortado a navaja que hablaba a un microfono de mano. Un ayudante de produccion subido al techo de la furgoneta vio acercarse entre la multitud a Starling y Crawford.
– ?Ahi esta, es esa del abrigo azul marino! -grito a los de abajo.
– Vamos alla -ordeno el del corte a navaja-. Rodando.
El equipo provoco una marejada en la corriente humana hasta conseguir ponerle a Starling la camara en la cara.
– Agente especial Starling, ?puede hacer algun comentario sobre la investigacion de la matanza en el mercado de pescado de Feliciana? ?Cuando se emitira el informe? ?Se le han presentado cargos por matar a los cinco…?
Crawford se quito el sombrero y, fingiendo protegerse la vista de los focos, consiguio bloquear la camara unos instantes. Solo la puerta de seguridad contuvo al equipo de television.
«A estos cabrones les han dado el soplo.»
Una vez dentro de Seguridad, se detuvieron en el vestibulo. La neblina los habia cubierto de gotas diminutas. Crawford se echo al coleto un comprimido de ginseng, a palo seco.
– Starling, puede que hayan elegido este dia por el revuelo del
– Entonces, ?por que filtrarlo a la prensa?
– Porque en este asunto no todo el mundo cojea del mismo pie. Te quedan diez minutos, ?quieres empolvarte la nariz?
CAPITULO 72
Starling apenas habia pisado el septimo, el piso ejecutivo del edificio J. Edgar Hoover. Ella y el resto de los miembros de su clase de graduacion se habian reunido alli siete anos antes para ver al director felicitar a Ardelia Mapp como primera de su promocion, y en una ocasion un director adjunto la habia hecho llamar para entregarle su medalla de campeona de pistola de combate.
Pero pisar la alfombra del despacho del director adjunto Noonan estaba mucho mas alla de su experiencia. En la atmosfera de club masculino con sillones de cuero de la sala de juntas flotaba un fuerte olor a tabaco. Starling se pregunto si habian apagado las colillas y renovado el aire a toda prisa antes de que entrara.
Tres hombres se levantaron al entrar Crawford y Starling, y uno, no. Los educados eran el antiguo jefe de Starling, Clint Pearsall, de Buzzard's Point, el centro de operaciones de Washington, el director adjunto Noonan y un individuo alto y pelirrojo con traje de seda natural. Pegado a su asiento estaba Paul Krendler, de la oficina del inspector general. Krendler hizo girar la cabeza sobre su largo cuello como si la hubiera localizado por su olor. Cuando la miro, Starling pudo ver sus dos orejas redondas al mismo tiempo. Lo mas extrano era la presencia en un rincon de un policia federal al que no conocia.
El personal del FBI y del Departamento de Justicia suele mimar su aspecto, pero aquellos hombres se habian acicalado para la television. Starling comprendio que tendrian que comparecer abajo, en la ceremonia que se celebraria mas tarde en presencia del ex presidente Bush. De no ser asi, en lugar de llamarla al edifico Hoover, la habrian hecho acudir al Departamento de Justicia.
Krendler fruncio el ceno al ver a Crawford al lado de la agente.
– Senor Crawford, su presencia no es necesaria en este procedimiento.
– Soy el supervisor inmediato de la agente especial Starling. Este es mi lugar.
– No lo creo asi -replico Krendler, y se volvio hacia Noonan-. Clint Pearsall es su jefe oficial, solo esta cedida temporalmente a Crawford. En mi opinion la agente Starling deberia responder a nuestras preguntas en privado. Si necesitamos informacion adicional, podemos pedir al jefe de unidad Crawford que espere donde podamos localizarlo.
Noonan asintio.
– Ciertamente tu aportacion nos sera de mucha utilidad, Jack, una vez que hayamos escuchado el testimonio independiente de esta… de la agente especial Starling. Jack, quiero que esperes fuera. Si quieres quedarte en la sala de lectura de la biblioteca, ponte comodo, ya te llamare.
Crawford se puso en pie.
– Director Noonan, ?puedo decir…?
– Puede salir, eso es lo que puede hacer -lo atajo Krendler.
Noonan se levanto.
– Guarde las formas, senor Krendler; hasta que decida cederselo, esta usted en mi despacho. Jack, tu y yo nos conocemos hace muchos anos. El caballero del Departamento de Justicia ha recibido el nombramiento hace demasiado poco para entenderlo. Podras decir lo que quieras. Ahora, dejanos y deja que Starling hable por si misma -dijo Noonan, que se inclino hacia Krendler y le susurro al oido algo que le saco los colores.
Crawford miro a Starling. Todo lo que podia hacer era salir con el rabo entre las piernas.
– Gracias por venir, senor -le dijo ella.
El policia abrio la puerta a Crawford.
Al oir la puerta cerrarse a sus espaldas, Starling enderezo la espalda y se dispuso a enfrentarse sola a los tres hombres.
A partir de ese momento el procedimiento siguio adelante con la celeridad de una amputacion del siglo XVIII.
Noonan era la autoridad del FBI de mayor rango en el despacho, pero el inspector general estaba por encima, y al parecer habia enviado a Krendler como plenipotenciario.
Noonan cogio el expediente que tenia sobre la mesa.
– ?Quiere hacer el favor de identificarse para el atestado?
– Agente especial Clarice Starling. ?Es que hay un atestado, director Noonan? Porque me gustaria que lo hubiera -al ver que no contestaba, anadio-: ?Le importa que grabe la sesion?
Saco una pequena grabadora Nagra de su bolso.
A Krendler le falto tiempo para saltar:
– Por lo general este tipo de encuentro preliminar deberia tener lugar en el despacho del inspector general en el Departamento de Justicia. Lo celebramos aqui porque nos conviene a todos a causa de la ceremonia de hoy, pero rigen las reglas de la Inspeccion General. Es cuestion de un minimo de sensibilidad diplomatica. Nada de grabaciones.
– Comuniquele los cargos, senor Krendler -le indico Noonan.
– Agente Starling, se la acusa de revelacion ilegal de material reservado a un criminal en busca y captura -dijo Krendler, con el rostro bajo cuidadoso dominio-. Especificamente, se la acusa de poner este anuncio en dos periodicos italianos advirtiendo al fugitivo Hannibal Lecter de que se hallaba en peligro de ser apresado.
El policia federal entrego a Starling una fotocopia borrosa del periodico
– ?Como se declara?
– Yo no lo he puesto. Es la primera noticia que tengo.
– ?Como explica usted que el anunciante utilice un nombre en clave, «Hannah», que solo conocen el doctor Hannibal Lecter y este Bureau? ?El nombre en clave que Lecter le pidio que usara?
– No lo se. ?Quien encontro esto?
– El Servicio de Documentacion, en Langley, lo vio por casualidad mientras traducian la informacion sobre Lecter que venia en
– Si el nombre es un secreto dentro del Bureau, ?como pudieron reconocerlo los del Servicio de