Los sabados Margot y Judy acostumbraban cepillar la variopinta recua de rollizos Shetlands adiestrados para que los montaran los ninos de visita, y solian preparar una comida al aire libre.
– Vamos a probar en la fachada sur del granero, al sol -dijo Margot.
Las dos mujeres parecian demasiado predispuestas a gorjear. Cualquier persona con la experiencia hospitalaria de Barney sabe que un exceso de gorjeos no presagia nada bueno para el agasajado.
La guarnicioneria estaba presidida por un craneo de caballo colgado al alcance de la mano en una de las paredes, con la brida y las anteojeras puestas, y engalanado con los colores de la cuadra Verger.
– Te presento a
En un rincon habia una fragua y un fuelle. Margot habia encendido un pequeno fuego de carbon para caldear el granero. En la lumbre hervia una cacerola que esparcia olor a sopa.
Sobre un banco de trabajo podia verse un juego completo de herramientas de herrero. Margot cogio un martillo de mango corto y abultada cabeza. Con sus fuertes brazos y su amplio torax hubiera podido ganarse la vida haciendo trabajos de forja o herrando caballerias, aunque sus puntiagudos pectorales no hubieran pasado desapercibidos.
– ?Podeis echarme las mantas? -les pidio Judy.
Margot cogio una pila de mantas de caballo recien lavadas y con un impulso del recio brazo la lanzo describiendo un arco al piso superior.
– Bueno, voy a lavarme y a sacar las cosas del jeep. Comemos en quince minutos, ?vale? -dijo Judy, bajando la escalera de mano.
Barney, que se sentia vigilado por Margot, no presto atencion al trasero de Judy. Habia varias balas de paja con mantas dobladas encima. Margot y Barney las utilizaron como asientos.
– Lastima que no puedas ver los ponis. Se los han llevado al establo de Lester -dijo Margot.
– He oido los camiones esta manana. ?Como es eso?
– Cosas de Mason.
Se produjo un silencio. Siempre se habian sentido comodos sin necesidad de hablar, pero esta vez fue distinto.
– Mira, Barney, llega un punto en que ya no hay mas que hablar, a menos que se este dispuesto a hacer algo. ?No crees que nosotros hemos llegado a ese punto?
– ?Como en una aventura o algo asi? -dijo Barney. La desafortunada comparacion quedo flotando entre los dos.
– ?Una aventura? -dijo Margot-. Te estoy ofreciendo algo mil veces mejor que eso. Ya sabes de lo que hablo.
– Perfectamente -admitio Barney.
– Pero, si decidieras no hacer ese algo, y mas tarde ocurriera de todos modos, ?comprendes que no podrias venir a verme y sacarlo a relucir?
Se golpeo la palma de la mano con el martillo de herrero, tal vez de forma inconsciente, mientras lo miraba con sus azules ojos de carnicera.
Barney habia visto toda clase de actitudes a lo largo de su vida, y habia sobrevivido aprendiendo a interpretarlas. Ahora veia que aquella mujer hablaba en serio.
– Lo se.
– Lo mismo que si hicieramos algo. Sere muy generosa una vez y solo una. Pero sera mas que suficiente. ?Quieres saber cuanto?
– Margot, durante mi turno no le va a pasar nada. Al menos mientras este recibiendo su dinero por cuidarlo.
– Pero ?por que, Barney?
Sentado en la bala de paja, Barney encogio los anchos hombros.
– Porque un trato es un trato.
– ?A eso lo llamas un trato? Esto si que es un trato -dijo Margot-. Cinco millones de dolares, Barney. Los mismos que Krendler piensa conseguir por vender al FBI, si quieres saberlo.
– Estamos hablando de conseguir suficiente semen de Mason para que Judy se quede prenada, ?no?
– Y de algo mas que eso. Sabes que si le sacas su cosa y lo dejas vivo, te cogera, Barney. No podras huir lo bastante lejos. Iras a parar a los cerdos.
– ?Adonde?
– ?Que significa eso, Barney, ese
– Cuando acepte su dinero dije que cuidaria de el. Mientras, trabaje para el no pienso tocarle un pelo.
– Pero si no tendras que hacerle nada, excepto la parte medica, despues de muerto. Yo no puedo tocarlo ahi. No puedo hacerlo otra vez. Y puede que necesite tu ayuda con Cordell.
– Si matas a Mason, solo tendras una racion -dijo Barney.
– Tendremos cinco centimetros cubicos. Hasta el esperma mas pobre, bien administrado, nos daria para cinco inseminaciones, podriamos hacerlo in vitro… La familia de Judy es muy fertil.
– ?No has pensado en comprar a Cordell?
– No. No cumpliria el trato. Su palabra no vale una mierda. Tarde o temprano volveria pidiendo mas. Lo mejor es que desaparezca.
– Veo que lo has pensado bien.
– Si… Mira, Barney, no tienes mas que controlar el cuarto del enfermero. Las constantes de los monitores quedan grabadas, hasta el ultimo segundo. Pero el circuito de television solo actua en vivo, no hay cinta de video en marcha. Nosotros… yo meto la mano en el armazon del respirador y le inmovilizo el pecho. El monitor reflejara el funcionamiento del respirador. Cuando el ritmo cardiaco y la presion sanguinea muestren un cambio, entras a toda prisa y el estara inconsciente, y puedes intentar revivirlo tanto como quieras. Lo unico que tienes que hacer es no darte cuenta de que yo estoy alli. Y yo sigo presionandole el pecho hasta que este muerto. Has ayudado en un monton de autopsias, Barney. ?Que es lo primero que buscan cuando sospechan una asfixia provocada?
– Hemorragias tras los parpados.
– Mason no tiene parpados.
Margot habia hecho los deberes, y estaba acostumbrada a comprar cualquier cosa. Y a cualquiera…
Barney la miro a la cara pero mantuvo el martillo dentro de su angulo de vision mientras contestaba.
– No, Margot.
– Si hubiera dejado que me follaras, ?lo harias?
– No.
– Si te hubiera follado yo, ?lo harias?
– No.
– Si no trabajaras aqui, si no tuvieras ninguna responsabilidad medica hacia el, ?lo harias?
– Probablemente no.
– ?Es cuestion de etica o puro canguelo?
– No lo se.
– Pues vamos a comprobarlo. Estas despedido, Barney.
El asintio, no especialmente sorprendido.
– Y Barney… -la mujer se llevo un dedo a los labios-. Chis. ?Me das tu palabra? ?Hace falta que te diga que podria aplastarte con tus antecedentes de California? No es necesario, ?verdad?
– No tienes por que preocuparte -dijo Barney-. Soy yo el que tengo motivos. No se que forma tiene Mason de despedir a la gente. Puede que desaparezcan sin mas.
– Tu tampoco tienes de que preocuparte, le dire a Mason que has cogido la hepatitis. Y apenas sabes nada de sus asuntos; solo que esta intentado ayudar a la ley. Ademas, Mason sabe lo de tus antecedentes, te dejara marchar.
Barney se pregunto a quien habria encontrado mas interesante el doctor Lecter durante las sesiones de terapia, si a Mason Verger o a su hermana.