para hacerle sitio.

– Sientese.

Era la primera vez que sonreia. El tambien sonrio y explico mas relajado:

– He tenido que decir eso.

Hablaba de lo que tuvo que decir para poder hospedarse en el albergue.

– Claro, lo comprendo. -La chica sonrio con la boca entreabierta.

El fue a cerrar la puerta, se quito los zapatos y se sento en la otra punta de la cama.

– ?No me esperaba esto!

– ?Que? -pregunto ella inclinando la cabeza.

– ?Que pregunta!

La joven Xu Ying sonrio de nuevo con la boca entreabierta.

Mucho mas tarde, recordo como empezo todo, recordo que aquella noche hubo flirteo y seduccion, deseo e impulso, tambien amor, no solo miedo.

– ?Es tu verdadero nombre? -pregunto el.

– No puedo contestarle ahora.

– Entonces, ?cuando me lo diras?

– Ya lo sabra a su debido tiempo, depende.

– ?De que depende?

– ?No lo ha entendido?

Se quedo en silencio; se sentia bien con ella. Fuera habia cesado el ruido, tambien el del agua de la fuente, pero se notaba una especie de tension en el ambiente, como una espera. Esta impresion la mantuvo en su memoria durante mucho tiempo, cada vez que rememoraba aquella escena.

– ?Podemos apagar la luz? -pregunto el.

– Molesta a los ojos -anadio ella.

Cuando apago la bombilla, rozo en la oscuridad una pierna de la muchacha. Ella la doblo de inmediato, pero dejo que se tumbara a su lado. El se acosto prudentemente, recto, boca arriba. Pero en una cama individual como aquella era inevitable que sus cuerpos se tocaran. Intentaban evitarlo, permaneciendo en sus limites. El calor humedo del cuerpo de la joven y el aire sofocante de la habitacion le hicieron sudar a mares. En la oscuridad, el techo inclinado que distinguia levemente parecia bajar sobre el para aplastarlo, haciendo que se sintiera todavia mas oprimido.

– ?Puedo quitarme la ropa?

Ella no respondio, pero no hizo nada para evitarlo. Al quitarse la ropa, la rozo, pero ella no se movio, aunque no dormia.

– ?Que vas a hacer a Beijing?

– Voy a ver a mi tia.

?Era realmente el momento adecuado para ir a visitar a unos parientes? No la creyo.

– Mi tia trabaja en el Ministerio de Sanidad -prosiguio ella.

El dijo que el tambien trabajaba en una institucion del Estado.

– Ya lo se.

– ?Como lo sabes?

– Ha mostrado su carne de trabajo hace un rato.

– ?Te has fijado entonces tambien en mi nombre?

– Si, la senora lo ha anotado.

En la oscuridad, vio, o mejor sintio, que ella sonreia con la boca entreabierta.

– Si no, no habria…

– ?Dormido conmigo? -el acabo la frase.

– ?Era mejor saberlo!

Percibio ternura en su voz. Coloco la palma de la mano sobre la pierna de la joven; ella no se la quito. Pero penso que ella confiaba en el y no se atrevio a ir mas lejos.

– ?De que universidad eres? -pregunto el.

– Ya he acabado, estoy esperando que me destinen.

– ?Que has estudiado?

– Biologia.

– ?Has disecado cadaveres?

– Claro.

– ?Cadaveres de personas?

– No soy medico, he estudiado solo la teoria, pero hice practicas en el laboratorio de un hospital; estaba esperando mi plaza de trabajo, iba a salir ahora, si no hubiera sido por…

– ?Por que? ?Por la Revolucion Cultural?

– Me iban a destinar a un laboratorio de Beijing.

– ?Eres hija de funcionarios?

– No.

– Pero ?tu tia es un alto cargo?

– ?Lo quiere saber todo!

– En realidad, ni siquiera se si tu nombre es verdadero o falso.

Ella rio de nuevo, esta vez su cuerpo se movio de verdad, lo sintio bajo su mano. Le apreto el muslo por fuera del pantalon.

– Se lo dire todo. -Le tomo la mano y la quito del muslo-. Lo sabra todo -murmuro.

El le apreto la mano, poco a poco se fue distendiendo.

«?Cloc, cloc!» ?Golpeaban a la puerta! A la puerta de entrada del albergue.

Ellos no se movieron, se quedaron manteniendo la respiracion para escuchar que ocurria, con las manos cogidas. La puerta del albergue se abrio y se armo un gran revuelo. ?Hacian la inspeccion de rutina o buscaban a alguien que habia huido? Un grupo de hombres interrogo primero a la senora gorda; luego abrieron una a una las puertas de las habitaciones de la planta baja. Otros subieron a la primera planta. Los pasos sonaban sobre sus cabezas, buscaban por todos los lados. De pronto, el resonar de unos pasos que corrian se hizo mayor, los gritos e insultos se sucedieron en un desorden general. Despues oyeron un ruido sordo, como el de un saco de arena al caer al suelo, los chillidos de un hombre y un fragor confuso. Los gritos se transformaron en un quejido hiriente que acabo apagandose.

Estaban sentados en la cama, con el corazon a mil por hora, esperando que llamaran a su puerta. La confusion continuaba en la escalera y en la planta baja. O bien habian olvidado ese cuchitril, o quiza vieron por el registro que ellos no tenian nada que ver con la pesquisa, el caso es que nadie llamo a la habitacion. La puerta de la entrada del albergue se cerro, la encargada todavia murmuro unas cuantas palabras confusas, luego volvio el silencio.

En la oscuridad ella se contrajo de repente, el abrazo su cuerpo lleno de temblores, beso sus mejillas humedas de sudor y sus labios suaves. La transpiracion y las lagrimas saladas se mezclaban. Acaricio sus senos, tambien mojados, desabrocho el boton del pantalon, paso la mano entre los muslos, tambien ahi estaba empapada, la chica se dejo hacer, como paralizada. Cuando la penetro, estaban desnudos los dos…

Ella dijo mas tarde que se habia aprovechado de un momento de debilidad para poseerla, que eso no tenia nada que ver con el amor, pero el replico que ella no habia mostrado resistencia alguna. Despues de eso, en silencio, sintio bajo sus dedos que un liquido salia entre las piernas de la joven. Se inquieto. En aquella epoca las estudiantes no solo no tenian derecho a casarse, sino que quedarse embarazada o abortar sin estar casada podia acabar en una catastrofe. Ella lo tranquilizo:

– Tengo la regla.

Entonces hizo de nuevo el amor con ella. La joven no se opuso, lo acogio con todo su cuerpo. Reconocio que el hizo de ella una mujer, el ya habia tenido experiencias con otras mujeres. Por aquel entonces, si ella solo hubiera sentido rencor hacia el, y no ternura, no se le habria ofrecido desnuda a la luz del dia que se filtraba por la puerta, dejandole secar con una toalla humeda las manchas de sangre de sus muslos, y luego mostrandole un sentimiento especial. Recordaba como de rodillas beso los pezones en punta, ella lo abrazaba fuertemente y murmuraba que tenia miedo de quedarse embarazada; pero aun asi se tumbo boca arriba y se entrego de nuevo

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